“
(…) Ya en el siglo IX los vascos de Pamplona pretenden emanciparse de la tutela carolingia varias veces, en el 812 Ludovico Pío envía una expedición punitiva; en el
En el año 824 el rey franco Pipinio, nieto de Carlomagno, armó un nuevo ejército al mando de los condes Eblo y Aznar que cruzó los Pirineos con la intención de “restaurar el orden”. Eblo y Aznar entraron en Pamplona sin aparentes dificultades, escarmentaron con la horca a muchos habitantes para evitar ser atacados por la retaguardia como el 15 de agosto del 778, la gran derrota de Carlomagno infligida por los baskones y cantada en numerosos cantares de gesta medievales. Tras la ocupación de Pamplona y escarnio contra la población, nombraron los invasores nuevos clérigos y gobernantes fieles a ellos, para volver acto seguido a su reino por el mismo camino que hiciera en el 778 Carlomagno, por el puerto de Ibañeta y por el término de Orreaga-Roncesvalles.
Eblo y Aznar fueron atacados y apresados donde antes fuera derrotado el ejército de Carlomagno, en la pronunciada bajada hacia Valcarlos-Luzaide y antes de llegar a Garazi (Sant Jean de Pie de Port), las familias baskonas de los Ximeno, Garsea o Belasko (éstos hasta entonces profrancos) fueron los que les infligieron la derrota y los que en realidad dominaban el territorio, baskones del sur del ducado de Baskonia llamados por los francos “nauarri”, nombrados así por primera vez en las crónica francas en el 769.
Estamos en el año 824 y fue conocida como la “Segunda Batalla de Roncesvalles”. En esta batalla destacó Eneko Aritza Ximeno, al que también se le nombra como Eneko Enekones o Iñigo Iñiguez Aritza o “Arista”, al latinizar el nombre, un veterano guerrero de alrededor de cincuenta años, que contará en la batalla con sus hermanastros uterinos de religión musulmana del sur baskón, los Banu Casi, antiguos terratenientes baskones desde la época romana que se cambiaron de religión y que harán de tapón con el emir de Córdoba, lo que dio, sin duda, un respiro a los “nauarri” para centrarse en su enemigo del norte, los francos. El coetáneo Eulogio de Córdoba llama a Eneko Aritza «Christicolae princeps» (príncipe cristiano), en las crónicas árabes se le nombra, significativamente, como “Eneko Aresta, Dux vasconum”.
El Aznar o Aznar Galíndez que marchó al frente del ejército franco de Pipinio era el antiguo conde del Aragón primigenio. Aznar, baskón y quizás pariente de Eneko, fue dejado en libertad y mandado de vuelta al reino Franco, mientras que Eblo fue entregado al emir de Córdoba, Abderramán II, como signo de alianza.
Desde al menos un siglo antes, en la época del último caudillo que quiso hacerse con la corona visigoda, Don Rodrigo (principios del siglo VIII), ya existían alcázares baskones a modo de avanzadilla en Sobrarbe, Roda en Ribagorza y Ager en Pallars, lo que parece delimitar la frontera goda y baskona, siendo después los francos quienes intentaron hacerse con el territorio mediante la creación de una “marca” al modo de las “limes” romanas, tal y como habían hecho con Barcelona[1]. Es conocido que Rodrigo, aspirante a rey visigodo, intentaba tomar Pamplona cuando tropas musulmanas cruzaron el estrecho y entraron en la península ibérica por Gibraltar en el 711, lo que produjo la debacle del reino germánico de los escandinavos visigodos en un abrir y cerrar de ojos.
Los hallazgos de tumbas y restos humanos de entre los años 650 y 750 encontrados en la cueva de
Fue el propio Iñigo o Eneko Aritza Ximeno, nacido sobre el año 770 y primer rey de Pamplona-Nabarra, quien expulsó a Aznar Galíndez en el 820, el conde o “marqués” nombrado por los francos siete años antes, en el 813, al que después volverá a derrotar cuando trata de vengarse e imponerse en Pamplona con el ejército franco junto a Eblo, el suceso bélico comentado de
En un inicio, Aragón, sólo abarcaba el territorio existente entre el valle de Echó y Canfranc[3] (jacetania, norte de Huesca), entre las dos ramas del río Aragón -Aragón y Aragón Subordán-, del que toma el nombre, zona de habla vasca y de costumbres vascas en ese siglo y sucesivos, tardíamente romanzados, con el monasterio de San Pedro de Siresa como núcleo espiritual, y a la que se le añadió después la comarca de Jaca con su ciudad como núcleo urbano más importante. Probablemente las marcas de los valles de Ansó, Sobrarbe, Ribagorza y Pallars también estarían bajo su mando o la influencia del condado aragonés y por tanto bajo la influencia del reino nabarro. La frontera entre los baskones de Aragón y musulmanes estaba en ese siglo en: Uncastillo, Murillo, Luesia, Biel y Loharre.
La unificación de Aragón:
La reina Toda Aznar de Nabarra (926-970) era hija de la princesa nabarra Oneka (femenino de Eneko) y de Aznar Sánchez de Larraun (conde de Aragón y primo de su madre), gobernó con su marido Sancho I Garcés (905-925), tras la temprana muerte de éste gobernó con su hermano Ximeno Garcés y al sobrevenirle la muerte a su cuñado, gobernó sola.
Doña Toda casó a su hijo García Sánchez I con la heredera al condado de Aragón Andregoto Galíndez (“andre” en euskera es “señora”, la señora Goto), su primo carnal, pasando el condado de Aragón a la corona del reino de Pamplona al unirse los títulos en el hijo de ambos, Sancho II “Abarka” nacido en el 970. El matrimonio fue declarado nulo por ser los contrayentes primos y Andregoto abdicó en su hijo. Además, Sancho I Garcés, por parte de su madre, era nieto del conde de Pallars Ramón, era la rama “jimena”, una rama colateral de la familia de Eneko Aritza, la cual arribó a la corona nabarra de forma pacífica sin que se sepa el motivo (llamada la primera rama a su vez como “eneka”). Sancho I Garcés tomó Sobrarbe en su mitad occidental a los musulmanes hasta el río Cinca y Boltaña, Sancho II Garcés “Abarka”, su nieto, lo hará con la oriental.
Ribagorza y Pallars se integrarán en la corona real nabarra bajo el reinado de Sancho III el Mayor (1005-1035), como hizo medio siglo antes Aragón. En Ribagorza, otra antigua marca franca, murió su conde en el año 1003, Isarmo, luchando contra los musulmanes. La condesa de Ribagorza, llamada Mayor, era tía del conde de Castilla y por tanto de doña Munia, la mujer de Sancho III (además de prima carnal de éste), estaba siendo acosada por el conde de Pallars que la había repudiado como esposa y por los musulmanes; ya Almanzor y su hijo Abd Al Malik habían llegado hasta Roda en el año 1005. Sancho el Mayor tomó las riendas del condado desde 1018 y la condesa abdicó en 1025 junto al condado de Pallars. Sancho el Mayor recuperó los territorios recién tomados por los musulmanes e incluso amplió estos condados con territorios ganados por el sur así como la vega del río Cinca.
Sancho III el Mayor dio la tenencia del condado de Ribagorza ese mismo año
Las tenencias con Sancho III el Mayor son fronterizas de defensa y serían las de: Bizkaia, Alaba, Sos, Uncastillo, Nájera, Vall de de Aragón o Ruesta, Sos en
Sancho III el Mayor concedió en su testamento el gobierno de Aragón a su segundo hijo, el bastardo Ramiro I, fruto del amancebamiento con Sancha de Aibar, salvo Loarre con su castillo, Samitier, Ruesta y Petilla de Aragón que quedaron fuera del condado, además le concedió otras tenencias nabarras fuera del condado aragonés para implicarlo más en el gobierno del reino nabarro.
Ramiro se apoderó, tras la muerte por envenenamiento de su hermano Gonzalo sobre el año 1038, de los condados de Sobrarbe y Ribagorza, más la ribera del Cinca y Tierrantona, por tanto desde Matirero al Oeste hasta Llort (Espot) al Este, lindero con el condado de Pallars. Por tanto, con Ramiro I se produjo la unificación de los diferentes condados aragoneses tomando el nombre del principal, Aragón. Tras pasar al patrimonio real, el condado aragonés siempre tuvo un carácter diferente, al ser una tenencia dada a un hijo del rey y no a simples “tenentes” o gobernadores, heredable a diferencia de éstos, pero bajo el poder y bajo las leyes nabarras o derecho pirenaico común.
Ramiro era sólo “regulo” (hijo de rey) sujeto a su hermano el rey de Pamplona- Nabarra Sancho Garsea o García IV el de Nájera. A veces se confunden dos conceptos como son el «territorium» y la «potestas». Lacarra lo describe así: «Ramiro recibió, en vida del padre (Sancho III el Mayor), unos territorios para gobernar en «tenencia» o por delegación suya, que en parte coincidían con el antiguo condado de Aragón, a los que se agregaron otras tierras y tenencias repartidas también entre Pamplona y Castilla. Pero Ramiro (…) aún cuando podía trasmitir estos bienes a sus descendientes, quedaba sometido a la suprema autoridad y lealtad de su hermano primogénito García el de Nájera, a quien algún documento designa como «príncipe por la gracia de Cristo en Pamplona», mientras que a Ramiro y Gonzalo califica sencillamente de «regulos» en Aragón y Sobrarbe. Otros documentos de Pamplona aplican tanto a Ramiro I como a su hijo Sancho Ramírez, el calificativo de «a modo de rey» (quasi pro rege in Aragone), aunque lo normal es que se les dé a ambos el título de rey, según era costumbre en la dinastía pamplonesa dar a los hijos de los reyes», pero sujetos al rey de Pamplona-Nabarra.
Ramiro I en los documentos que firmaba ya empleaba una cruz patada como “signum regis”, sería la primera constatación documental de
La nobleza nabarra eligió como su rey al aragonés Sancho V Ramírez de Pamplona-Nabarra (hijo de Ramiro I) por su demostrada valía en el campo de batalla y por ser nieto de Sancho III el Mayor por línea bastarda, al quedar sin descendencia directa el reino tras la muerte de Sancho de Peñalén en el 1076, tras su asesinato mediante una conspiración de sus hermanos y el rey castellano.
Según la tradición, Sancho V Ramírez de Pamplona-Nabarra sería alzado sobre su escudo al grito de “real, real, real”. “En el reverso de las monedas acuñadas en Aragón bajo el reinado de Sancho Ramírez aparece una cruz procesional sobre vástago con florituras a los lados, imagen que en
Los reyes de origen aragonés que gobernaron ese condado y en el reino de Nabarra entre los años 1076-1134 fueron Sancho V Ramírez de Nabarra, Pedro I que tomó Huesca a los musulmanes en el 1094 y Alfonso I el Batallador que tomó Zaragoza en el 1118. Aragón no se independizará de Nabarra hasta la muerte de Alfonso I el Batallador en 1134, el último de los reyes que el condado de Aragón dio al reino nabarro -se convertirá entonces realmente en reino o Estado independiente-.
El escudo de Eneko Aritza y el de Aragón
Un donostiarra experto en heráldica comenta que “La llamada Cruz de Eneko Aritza (Inigo Arista) -cruz patada apuntada en su brazo inferior cuando es de plata y figura sobre un francocuartel, sobre campo de azur-, está considerada, según fuentes aragonesas, como el primer escudo de Aragón. Esta precisión heráldica es técnicamente imposible, ya que esta ciencia histórica nace en Normandía en la segunda mitad del siglo XII, por tanto sería más propio referirse a ella como una señal real, todo lo anterior nace de la tradición, de las antiguas crónicas y de los relatos legendarios. El Arzobispo y cronista castellano Rodrigo Ximénez de Rada (1170-1247), atribuye a Eneko Aritza la creación del reino de Aragón. Por otra parte el cronista Jerónimo de Zurita, en su obra Anales de
Parece ser que la documentación existente indica que su presencia como escudo de Aragón es debida a Pedro IV el Ceremonioso. Un relato del año 1373 se refiere a un rico paño enviado por el rey para cubrir la tumba de “Enyego Ariesta”, en esta narración se describe en aragonés medieval esta señal de Eneko Aritza. A lo anterior se puede añadir que los escudos de la zona llamada “Cinco villas de Navarra”, es decir, Bera, Lesaka, Igantzi, Etxalar y Arantza, en el segundo cuartel del escudo de todos ellos, también aparece una cruz en el cielo”.
Respecto al actual escudo de Aragón de cuatro cuarteles, se puede leer en www.nabarlur.com de Eneko del Castillo: “El primer cuartel conmemora al legendario territorio de Sobrarbe, el árbol ha sido para los vascones, primitivos habitantes de estas tierras un símbolo mágico que representa las ansias de libertad (y lugar de reunión de Juntas que dan lugar al derecho consuetudinario nabarro –basado en la costumbre-, derecho autóctono pirenaico o Fueros). Aparece al menos desde el siglo X representado en monedas navarras. La cruz sobre el árbol tiene una larga tradición. Hace alusión a los Fueros de Sobrarbe y a la frase “antes fueron Fueros que reyes” que significa que todos los gobernantes están bajo el imperio de las leyes y que antes de ser proclamados reyes deben jurar los Fueros o leyes del reino. Esta es también la razón de su colocación en el primer cuartel.
En el segundo figura la denominada Cruz de Eneko Aritza o Iñigo Arista, considerada desde el siglo XIV como blasón del Aragón antiguo (…).
En el tercer cuartel aparece
El cuarto cuartel representa el escudo familiar de los reyes de la corona de Aragón. El Senyal Real es un escudo de armas de oro con cuatro palos de gules. En heráldica la palabra “barra” se refiere a las franjas diagonales por lo que correctamente hay que decir “palo”. Hay varias leyendas sobre su origen. La más antigua es la del conde Barcelonés Wifredo el Velloso, que recibió de un rey Franco (posiblemente Luis II), tras un combate contra los normandos, un escudo amarillo en el que el mismo rey pinto con los dedos manchados de sangre de las heridas del conde, los cuatro palos rojos. El conde de Barcelona Ramón Berenguer IV utilizó unos sellos cuya impronta más antigua data de 1150 en los que se hallan ya los palos en el escudo blocado de las representaciones ecuestres del conde (es el conde que conspiró con el hermano de Alfonso I el Batallador, Ramiro II “el monje”, para la separación de Aragón del reino nabarro). Hacia finales del siglo XIV comenzó un proceso por el que pasó progresivamente a considerarse señal territorial. Tuvo lugar especialmente en el principado de Cataluña como en Valencia y, en menor medida en Aragón, debido a la competencia con la cruz de Alcoraz o la cruz de Eneko Aritza”.
Los euskaldunes de Aragón
El nombre de los primeros condes de Aragón están el “lengua navarrorum”, vasco o euskera, el idioma de los baskones y de sus sucesores los nabarros, así, Aznar es el nombre patronímico de “zorro” en el euskera del alto Aragón o de Bortziriak (Cinco Villas de la montaña o de Nabarra), como están en euskera los nombres de Garsea Xemein, su hijo Galindo Garsea o Andregoto como hemos ido viendo, pero también el nombre de Aragón está en euskera: “Aran+goi”, “valle alto”.
En el Pirineo aragonés el número de topónimos de pueblos en euskera según J. Intxausti es de:
Cuenca Río Aragón: 48
Alto Aragón: 150.
Alta Ribagorza: 30.
Alto Pallars: 90.
Joan Corominas aún lo concreta:
Comarca río Aragón (Jaca): 67%
Comarca río Gallego: 50%
Comarca Sobrarbe: 30%
Comarca del Valle de Aran: 33% o 40%.
Comarca del Alto Ribagorza: 35%.
Comarca del Bajo Ribagorza: 15%.
Comarca del Alto Pallars: 54%.
Cuenca de Tremp o Bajo Pallars: 24%.
Es decir, las zonas Pirenaicas más al norte conservaron mejor el euskera que las conquistadas por los godos y los hispano-musulmanes, donde tampoco se perdió del todo su influencia.
Ejemplos de topómimos en euskera desde el valle nabarro del Ronkal al valle de Arán (En Lleida), incluido Aragón:
Benabarre, Zoriza, Quinboa, Lujiarre, Lascuarre, Luparre, Bizberri, Astu, Arbe, Axpe, Arbe, Cenarbe, Javierregay, Achar, Lizarra, Gistain, Eunate, Artaso, Artasona, Barosa, Ayerbe, Bisauri, Loarre, Aisa, Besos, Acon, Larres, Biescas, Escarrilla, Lanuza, Basaran, Bergua, Ara, Ecuain, Yaga, Arazas, Suelza, Barrosa, Yna, Ainsa, Gerbe, Nabal, Arro, Benasque, Ariste, Chia, Serraduy, Isabena, Barasona, Estada, Aren, Barruera, Escuñau, Esera, Espua, Isona, Cuarte, Gurea, Biscarrués, Ardisa, Erla, Bolea, Arascués, Esquedas, Aniés, Sabayés, Belarra, Hirbike, Mascún, Guarga, Basa, Estron, Escaldes, Engolasters, Esquella, Aranza, Esabol, Escardars, Estana, Nabas, Cuart, Aña, Gurri, Maya, Bascara, Estiche, Jubierre, Ballobar, Escarpe, Algerri, Ibars, Aytona, Asco, Estanga, Urria etc.
En Huesca, musulmana hasta la conquista de Pedro I en el año 1096, unas ordenanzas de 1349 dicen: «Item nuyl corredor non sia usado que faga mercaduria ninguna que compre ni vende ningunas personas, faulando en algaravia (árabe) ni en abraych (hebreo) nin en bascúenç et qui lo fara pague por coto XXX sol».
Se repite esta fórmula en diferentes Ordenanzas hasta el siglo XIX. En una entrevista a Bixente Latiegi en la revista “Ze Berri?” (nº 21, dic-1999), este estudioso de la toponimia de Huesca, comenta que: en el documento “del siglo XVI de
El matemático, cosmógrafo y licenciado en leyes Andrés de Poza y Yarza nacido en Orduña (Bizkaia, 1547-1595), conocido como Licenciado Poza, dejó escrito que en los alrededores de Jaca se seguía hablando euskera en su época y que existen topónimos vascos con una alta frecuencia hasta el río Gallego.
Las danzas del Pirineo aragonés tienen un notable parecido con las vascas pues su raíz cultural es la misma, todo el Pirineo ha formado, incluso en época reciente, una misma unidad cultural, como enseña el gran conocedor y máxima autoridad de las danzas vascas, Juan Antonio Urbeltz. En una de esas danzas, se grita incluso: «¡Viva Sancho Abarka!», rey navarro y conde de Aragón que unificó en la familia real nabarra ambos títulos como hemos visto.
En todos los valles altos fronterizos entre Alta Navarra y Aragón, se habló euskera al menos hasta el siglo XVI, según la tesis doctoral del filólogo Juan Carlos López-Mugartza (Universidad Pública de Navarra, El Periódico de Aragón 31/12/2007): «El euskera ha sido la lengua propia de los valles navarros orientales y de los valles bearneses y aragoneses limítrofes hasta época relativamente reciente» (…) en el Valle de Ansó «la presencia del euskera es abrumadora”. Este valle contiguo al Ronkal, da nombre a una gran saga de reyes nabarros, los Antso o Sancho.
El euskera de los baskones sobrevivió hasta épocas más recientes en Las Cinco Villas de Aragón, territorio fronterizo con Alta Navarra, así en Uncastillo, por ejemplo, se cantaba misa en euskera hasta mediados del siglo XIX.
También en Cinco Villas de Aragón, en Salvatierra de Esca, las autoridades pidieron una persona euskaldun como capellán en 1838: “ha de ser vascongado (que sepa euskera) para poder predicar, preguntar y confesar en vascuence, de otro modo no puede servir en esa villa”.
Como conclusión, y como dejó escrito el gran filólogo Joan Corominas (Barcelona 1905-1997): “Los nombres de parentesco vasco en el Alto Aragón y en el noroeste de Cataluña se encuentran en masa. Nos dedicaremos a estas comarcas: Ribagorza, Valle de Arán, Pallars, Alto Urgell, Andorra y Cerdaña. En ellas y en Aragón esos nombres (vascos) aparecen en masas tan grandes que ello nos da una sensación de gran seguridad y nos aporta elementos de comparación lo bastante numerosos para quitarnos a menudo todas las dudas” (…) “los vascos han desempeñado un gran papel en el pastoreo pirenaico y no sólo los actuales vascos de (Alta) Navarra, Soule (Zuberoa) y Vascongadas (Navarra Occidental) sino también los antiguos pastores vascófonos nativos del Alto Aragón y los Altos Pirineos gascones aún quizás del Pallars y el Valle de Arán, donde la muerte de los idiomas prerromanos es mucho más moderna de lo que suele admitirse”.
[1] El primer conde de Barcelona impuesto por los francos fue el hispano-godo Bera (801-820), que además era conde de Girona, Besalú (
[2] Xemein “Garsea”, “el joven”, después transformado en Garcés o en el romanzado García., descendiente de los Belasko, que sería, según K.Mitxelena, el diminutivo (-ko) de “bele”, cuervo.
[3] Valle de Echó: Pueblos de Embún, Urdués y Siresa además de Santa Lucía, hoy deshabitado. La primera noticia documental de este establecimiento se encuentra en una donación de tierras efectuada en 833, concretamente el 25 de noviembre, por Galindo Garcés (conde de Aragón entre el 833 y 844 hijo de García Galíndez “El Malo”) y su esposa. El primer abad del monasterio fue Zacarías, que organizó el monasterio de acuerdo con las reglas fijadas el 816 en un sínodo celebrado en Aquisgrán (capital franca), inspiradas en la regla de Crodegando de Metz. El Valle de Canfranc es conocido por el túnel de Somport que atraviesa los Pirineos a Aspe (Ats-pe), Beárn, y las estaciones de Candanchú y Astún, Camino de Santiago aragonés (Wikipedia).