Navarra: coyuntura política y estado

En la actual coyuntura política se habla mucho de Navarra. Se habla mucho desde fuera y, en general, con muy poco conocimiento de causa, cuando no con mala intención, sobre todo desde España. Incluso desde países que se deberían considerar amigos, como Catalunya y en prensa teóricamente catalanista, se encuentran «perlas» en las que se habla de «privilegios», «insolidaridad» etc. refiriéndose al actual régimen foral de la CFN. En esta reflexión voy a esbozar una síntesis breve de las posiciones que se plantean internamente, desde la propia Navarra.

Por un lado, encontramos a quienes sacan pecho y vociferan sobre las especificidades, esencias y «estatus inamovible» de su versión de Navarra. Esta interpretación refleja la continuidad de la situación de conquista y minoración iniciada hace muchos siglos. Pienso que no llevan razón quienes conceden a sus portavoces el honor de ser considerados «navarros». Son herederos y valedores de la traición y venta del reino, del Estado propio y sus instituciones. No son navarros, son españoles.

Por otro, están quienes encerrados en una visión cortoplacista de la situación y completamente subyugados por los movimientos tácticos, no aspiran más que a desbancar a quienes hoy ocupan los asientos en el llamado Gobierno de Navarra, institución que en el territorio de la actual CFN gestiona los intereses del Gobierno del Estado español. En apariencia, en ningún momento se plantean una perspectiva a medio o largo plazo de la ubicación de Navarra en Europa y en el mundo. No presentan un proyecto de reconstrucción nacional, necesario para lograr el acceso de Navarra al puesto que precisa para sobrevivir democrática y solidariamente en la actual situación.

Existen, también, aquellos que, considerándose abertzales, piensan que Navarra no es más que una pieza más del puzzle necesario para construir una Euskal Herria, que, suponemos, consideran debe ser independiente; pero, ¡ojo!, con el mismo rango que el resto de «herrialdes». Olvidan un hecho tan fundamental para la propia autoconciencia y autoestima de quienes hoy se consideran navarros, como que Navarra ha sido en la historia el único Estado independiente que hemos tenido los vascos. Hecho que bien trabajado, además, puede ser de gran trascendencia en el campo de la política internacional.

Aparecen, además, quienes ahora enarbolan la bandera de Navarra y la reivindican para todo nuestro país, pero sin apenas referencias explícitas a la imperiosa necesidad que, para subsistir de forma digna, democrática y solidaria, estimo necesita nuestro pueblo, mediante su acceso internacional a la categoría de Estado soberano, independiente, distinto de España y Francia; y a su mismo nivel.

Estamos, también, last but not least, quienes pensamos que nuestra sociedad, ocupada, dominada y minorada, necesita alcanzar su mayoría de edad, su emancipación. Y que debe exigir, desde todos los sectores sociales, en todo su territorio y en todos los foros, su propia soberanía, su estatalidad plena. Que es preciso usar los medios adecuados para alcanzar este objetivo. Que nuestra sociedad necesita dotarse de los instrumentos sociales y políticos necesarios para movilizar adecuadamente su propia capacidad y lograrlo. Por ahí va el mundo; y mal nos irá si no seguimos ese camino. Pienso yo.