Mitos y realidades de la crisis alimentaria


MITO: El mundo atraviesa una crisis alimentaria.

Realidad: Más que una disminución generalizada de la oferta alimentaria, la llamada crisis alimentaria se refiere es al importante aumento en el precio de algunos alimentos, principalmente el maíz, el arroz, y el trigo; ‘cuellos de botella’ en la distribución; y desabastecimientos puntuales, aun en E.U. Las alzas de precios tienen razones estructurales, como la mayor demanda de proteína en India y China y la conversión del maíz a etanol; y coyunturales, como las inversiones de los grandes fondos en commodities, el descenso de los inventarios, la sequía en Australia, y el aumento en el precio de los insumos derivados del petróleo.

Otra cosa son las hambrunas que ocurren en países como Haití y Zimbawe. Las causas principales de estas hambrunas son los modelos agrícolas obsoletos, los funcionarios corruptos, y la falta de incentivos. En las sociedades capitalistas y democráticas no hay un solo caso de una hambruna generalizada. De acuerdo con el biólogo y genetista M.S. Swaminathan, el mapa de las hambrunas coincide con el de las ideologías falsas, donde las condiciones políticas y económicas acordadas a los agricultores no les permiten una justa retribución a sus esfuerzos, y en donde no existe respeto a la pequeña propiedad privada.

Una pregunta importante es si la actual alza es estructural o coyuntural. Para el Banco Mundial, los altos precios pueden continuar hasta el 2015. La respuesta más plausible es que China e India van a seguir presionando los precios al alza, pero simultáneamente los altos precios van a conducir a mayores extensiones de siembra y avances en productividad, que a la vez van a presionar los precios a la baja.

Mito: El proteccionismo poco tiene que ver con la crisis alimentaria.

Realidad: El proteccionismo, especialmente aquel de los países desarrollados como Estados Unidos, los de la Unión Europea y Japón (que se niegan a desmantelar los subsidios y elevados niveles de protección), es el principal responsable de la crisis alimentaria.

A los países desarrollados poco les afecta los altos precios de la comida por dos razones: la primera es que los alimentos dentro de la canasta familiar pesan cada vez menos. A mediados del siglo pasado los alimentos eran el 45% de la canasta, cuando hoy en día son el 15%. El otro factor es que los países desarrollados, con sus políticas proteccionistas, tienen acostumbrados a los consumidores a altos precios.

La ironía es que los más furibundos globófobos, aquellos que con vehemencia se oponen al libre comercio, son precisamente los mismos que se arrancan los cabellos y desgarran las vestiduras por la llamada crisis alimentaria.

Mito: Los biocombustibles, al haber desplazado la producción de alimentos, son los culpables de la crisis alimentaria.

Realidad: Hay dos tipos de biocombustibles: aquellos que se producen con alimentos como el maíz y la soya; y aquellos que se producen a partir de gramíneas y de la palma tropical.

En Estados Unidos el maíz para la producción de etanol ocupa el 4% de la tierra agrícola. Si bien es un hecho que el maíz ha desplazado a la soya, la frontera agrícola estadounidense es sustancialmente mayor, y a mediano plazo el desplazamiento del maíz va a tener menor impacto.

En Brasil, país que reemplaza el 50% de sus requerimientos de combustible con etanol, el área dedicada a la caña para destilar no llega al 1% de la tierra disponible. En Colombia, donde el 10% del combustible en las grandes ciudades se reemplaza con etanol, el área es menor del 0,5%. El adjudicarle la culpa de la crisis alimentaria al etanol a partir de la caña, no tiene asidero en la realidad.

Mitos y realidades de la crisis alimentaria II

Mito: El etanol se fabrica a partir del bagazo de la caña.

Realidad: El etanol se fabrica es a partir del guarapo, la miel virgen o la melaza. Obtener hoy etanol a partir del bagazo no es una opción comercial.

Mito: El bagazo se debe utilizar como alimento.

Realidad: El bagazo se utiliza como combustible para las calderas y en la fabricación de papel. Utilizar el bagazo (o el aserrín) como alimento es un disparate.

Mito: La caña de azúcar en Brasil se cultiva en tierras del bosque húmedo tropical.

Realidad: La caña, cuya extensión sólo ocupa el 1% de el área agrícola brasileña, se produce en el sur y centro-sur en el área denominada el «Cerrado». No hay caña para etanol en el bosque húmedo tropical.

Mito: La producción de biocombustibles en Colombia desplaza la producción de comida y amenaza la seguridad alimentaria nacional.

Realidad: La caña para etanol en Colombia sólo ocupa el 0,5% del área agrícola y la del biodiésel un área aún menor. La producción de ambos reemplaza azúcar y aceite de exportación. En el tema de seguridad alimentaria, el país tomó la decisión, durante el gobierno de Gaviria, de estimular la importación de alimentos subsidiados para abaratar el costo de la vida. Si bien dichas políticas cumplieron su objetivo, el peligro radicaba en que el día que Estados Unidos dejara de exportar alimentos subsidiados, como hoy ocurre, los colombianos pagaríamos más por la comida. Colombia no tiene seguridad alimentaría, no por culpa de los biocombustibles, sino de políticas macroeconómicas tomadas 18 años atrás.

Mito: Por cada hectárea que se siembra de maíz para etanol en Estados Unidos, se destruye una hectárea de bosque húmedo tropical.

Realidad: La revista Time argumenta que el maíz en Estados Unidos desplaza a la soya, que a su vez induce a que los productores de soya brasileños amplíen su frontera agrícola, destruyendo el bosque húmedo tropical. El argumento de Time contiene tres premisas falsas: la primera es que asume que automáticamente se siembra soya en Brasil. La realidad es que la siembra de soya en reemplazo del maíz no es ni automática, ni Brasil es el único productor de soya (Argentina es mayor). La segunda premisa errónea es que la Amazonia no es el único lugar para ampliar las siembras de soya, ya que el «Cerrado» tiene mejores condiciones agronómicas y mayor disponibilidad de tierras. La tercera premisa falsa es que el bosque tropical húmedo sólo se destruye para sembrar soya. Desde hace muchas décadas, colonos han estado asolando el bosque húmedo, principalmente para recoger maderas finas, sembrar cultivos de pancoger, y establecer ganaderías extensivas. Indistintamente de los biocombustibles y de las siembras de maíz en Estados Unidos, el bosque húmedo tropical se va a seguir destruyendo hasta que el gobierno brasileño imponga los incentivos y desincentivos para impedir que esto ocurra.

Mito: El mayor costo de la comida para el consumidor final se debe a los biocombustibles.

Realidad: Ni el arroz, ni el trigo, ambos productos cuyo precio ha aumentado considerablemente, se utilizan para hacer biocombustibles. Por otra parte, la comida en sí solo tiene una incidencia promedio del 18% en el precio final del producto en el supermercado. El principal componente del precio está representado por el transporte y el empaque, ambos directamente ligados al precio del petróleo, que es, al final del día, el principal responsable de la crisis alimentaria.

Publicado por El Espectador-k argitaratua