Corría el año de 1570. Navarra llevaba más de 50 años bajo el yugo castellano, pero el euskera era todavía la lengua hegemónica en el reino, de este a oeste y de norte a muy adentro en el sur. En aquel año, Juan Samanes, sacerdote de Cintruénigo, encargó y recibió para repartirlos entre sus feligresas y feligreses, 450 ejemplares de la «Doctrina Chistiana en castellano y vascuence» escrita por el clérigo Sancho de Elso, de Latasa, e impresa en Pamplona por Adriano de Amberes en 1561.
Pues bien. En el año del señor de 2023, perdido y postrado el reino de antaño, es otra cirbonera, María Chivite (PSOE), quien detenta la presidencia de la hoy Comunidad Foral de Navarra, con el apoyo transaccionado de PNV, Geroa-Socialverdes y Sumar, y el más indirecto, incluso despreciado pero hasta la fecha incondicional, de EH Bildu.
Siglos de prohibiciones, persecución y discriminación, han reducido enormemente el uso del euskera también en Navarra, y en ello siguen desde Madrid… ¡y Pamplona!
La verdad, no vemos a la señora Chivite, y menos al señor Gimeno, encargando textos bilingües euskera-castellano. Si acaso, sí en inglés-castellano, alemán-castellano… «mucho más útiles» en el día a día de Leitza, Lesaka, Irurtzun… Buñuel, Cintruénigo o Fitero.
Al contrario que el sacerdote Samanes, la actual presidenta y su equipo están muy ocupados sometiendo a los navarros euskaldunes (vascohablantes), para que quienes vivimos en la reserva «vascófona», reducida ya a un tercio del territorio, no nos extendamos más allá de los límites impuestos, y quienes viven fuera de ella sean en todo momento navarros de segunda o tercera. Para ello, entre otras limitaciones, porfía en negarnos el derecho a ser atendidos en euskera (la lengua originaria de Navarra) por las administraciones y servicios públicos propios ubicados fuera de la reserva. Así, una señora de Lekunberri que deba ser atendida por algún servicio público (sanitario, educativo, etc.) sito fuera de la reserva, se verá obligada a emplear el castellano, salvo milagro o chiripa, igual que les ocurre a los euskaldunes de Iruñea, Tafalla o Tudela. Sin embargo, un señor de Buñuel, Cintruénigo o Fitero será atendido en castellano por los servicios públicos (y privados) correspondientes sin problema, igualmente en Tudela, Pamplona, Lekunberri, Lesaka, o Etxarri, fíjese usted.
Es impresentable, y cualquier cosa menos progresista, la política que PSOE, UPN, PP, Vox, etc., promueven y ejercen sobre la ciudadanía euskaldun de Navarra. Puro (n)apartheid.
Señora Chivite, ustedes discriminan intencionadamente a miles de navarros y erosionan gravemente el patrimonio y la diversidad que afirman defender.
¡Debería hacer caso a su superior, Pedro Sánchez, no vaya a ser que el euskera sea oficial antes en Europa que en Navarra!
Naiz