Siempre se ha dicho que la mejor defensa era un buen ataque. Imagino que esto es lo que les habrán recordado también los asesores de comunicación a la ministra Raquel Sánchez y a Salvador Illa. De modo que ante el injustificable —aunque conocido— dato sobre el incumplimiento de las inversiones en Cataluña, ahora de las presupuestadas en 2021 por el Gobierno español —con el apoyo imprescindible y confiado de ERC—, éstos han respondido mordiendo.
La primera se ha hecho la ofendida por las protestas y que no se haya creído que, ahora sí, ahora van a cumplir. El segundo, aún con más cara, lo ha atribuido a los gobiernos del PP, como si ellos no gobernaran desde junio de 2018, es decir, desde hace cuatro años. Un conocido intelectual ha escrito que lo de los incumplimientos es una «patología estructural». Es una manera de desresponsabilizar a los culpables directos, como si se tratara de un caso de aluminosis en el edificio del Estado español. Pero, como esta “patología” siempre recae sobre todo sobre los Països Catalans y no sobre Madrid, es obvio que no afecta a toda la estructura: el incumplimiento está perfectamente dirigido por la voluntad de un funcionariado no menos “patriótico” que aquella policía de los Villarejo, Pino y compañía.
Se podría pensar que la constatación de la existencia de un funcionariado altamente cualificado, que sabe perfectamente cuáles son las razones de estado que deben guiar sus decisiones, gobierne quien gobierne, podría servir para disculpar a la ahora ministra catalana y exministro también ahora candidato a la presidencia de la Generalitat y con muchos números para conseguirla. Podríamos pensar que a pesar de su buena voluntad, no lo logran. O que todavía no han tenido tiempo para imponerse a los intereses de fondo, como los que hacen pasar al corredor mediterráneo ferroviario por el altiplano donde tienen la capital del reino. Que no mandan lo suficiente aunque ya hacen todo lo posible. Incluso podríamos pensar que creen de buena fe que ellos sí que podrán ganar el pulso al alto funcionariado.
Pero sus declaraciones no les disculpan. Todo lo contrario. Las viejas excusas sobre el hecho de que de los gastos en la Comunidad de Madrid nos beneficiamos todos, o esa cantinela del impacto de la covid, o del peso excepcional de las inversiones en el rescate de las autopistas de Madrid, no hacen más que agravar su responsabilidad. O, si se quiere, les hacen cómplices del abuso en la medida en que en lugar de añadirse a la indignación, tratan de apagarla.
EL TEMPS
Publicado el 13 de junio de 2022
Nº. 1983