Han buscado un nombre de consenso, que no es selección de Euskadi ni selección de Euskal Herria, para jugar un partido… el 28 de diciembre
Nuevo episodio esperpéntico en el periplo de la selección de fútbol de Euskadi, ¿o de Euskal Herria? Quienes reclaman la oficialidad de una selección vasca, como símbolo de la identidad nacional, ni siquiera son capaces de ponerse de acuerdo en el nombre de la nación de la cual la selección ha de ser el símbolo. Si en los últimos años ha sido imposible celebrar un partido por no ponerse de acuerdo los propios nacionalistas en si la nación vasca se llama Euskadi o Euskal Herria, este año habrá partido aunque no punto final a la polémica. De hecho, ante la imposibilidad de decidirse por uno de los dos nombres, se ha determinado denominar a la selección como Euskal Selekzioa. En medio de este desbarajuste conceptual, lo más adecuado con diferencia parece la fecha.
Euskadi vs Euskal Herria
Si bien históricamente han existido un pueblo vasco y una lengua vasca, nunca cristalizaron en un reino ni un estado. Existieron Guipuzcoa, Alava y Vizcaya o Navarra, pero o no incluían a todos los vascos, o incluían a muchos otros que no eran vascos. Nada extraño pues el estado no es un concepto que coincida con el de lengua ni con el de raza, como demuestra el hecho de que ni todas las personas que hablan el mismo idioma tienen porqué ostentar la misma nacionalidad, ni todas las personas que ostentan la misma nacionalidad tienen porqué pertenecer a la misma raza. Así pues el nacionalismo vasco, creado a partir del concepto de raza, se encontró a finales del siglo XIX con que su ideal nacional, como nunca había existido, había que inventarlo. Y así surgieron como invenciones de Sabino Arana el neologismo Euskadi o la Ikurriña en 1894. Aunque al nacionalismo actual se le llene la boca hablando de la historia, en 1894 el nacionalismo vasco propiamente dicho no tenía pasado.
La perversión del término Euskal Herria
Sin una base histórica en la que apoyar siquiera la denominación de la nación a partir de la cual sustentar el nacionalismo, el término inicialmente adoptado fue el de Euzkadi/Euskadi, basado exclusivamente en la autoridad moral de su creador Sabino Arana. El término se fue quedando pequeño para incluir a Navarra y vampirizar una legitimidad histórica por lo que una parte del nacionalismo adoptó otro que sí tenía tradición, y que es el de Euskal Herria. El problema es que el término Euskal Herria, equivalente a Hispanidad, aludía al conjunto de hablantes del euskera, no definía una nación ni un estado histórico concreto, ni unos límites geográficos, carecía de significado político y, de hecho, era un término pacífico incluso para los no nacionalistas.
PNV vs Batasuna
Los partidarios del término Euskadi y del término Euskal Herria, como se visualiza también en el caso de la disputa por la denominación de la selección de fútbol, presentan una clara adscripción ideológica. Quienes prefieren el término Esukadi pertenecen claramente a la órbita del PNV, mientras que quienes optan por el término Euskal Herria pertenecen más bien a la órbita de Batasuna. Paradójicamente, señal de que la perversión del término Euskal Herria pertenece a un pasado muy reciente, el propio nombre de ETA (Euskadi Ta Askatasuna) es una prueba de que Euskadi era la referencia nominal incluso para el propio grupo que ahora propugna la implantación de Euskal Herria.
Navarra
Todo lo anterior nos ayuda a entender cómo es posible que, entre todos los territorios con los que cuenta para construir su estado ideal, sea precisamente en Navarra donde menos implantación tiene el nacionalismo vasco. Y la explicación de este curioso fenómeno, allí donde supuestamente el nacionalismo debería estar más implantado, es que el 75% de los navarros guarda perfecta memoria histórica y sentimental de que Navarra siempre ha sido algo anterior a Euskadi y distinto a Euskadi. Y en eso seguimos estando.