Los efectos de la crisis según Zizek: “No habrá ningún regreso a la normalidad”

Con su inconfundible mezcla de Marx, el psicoanálisis de Lacan y la cultura popular de las series, películas y novelas actuales, Slavoj Zizek (Liubliana, 1949) se ha convertido en uno de los filósofos europeos más solicitados de las últimas décadas. Y era imposible que la pandemia causada por el coronavirus no fuera objeto de su reflexión. En un tiempo récord.

Anagrama publica online en castellano y catalán Pandemia , un sucinto ensayo que repasa los efectos de la crisis tanto en nuestras mentes como en un sistema socioeconómico que, dice, ya no funcionaba. La salida a un desastre que no es pasajero, señala, pasa por alguna forma de comunismo, como muestran estos extractos del libro.

¿Aprenderemos algo?

“Hegel escribió que lo único que podemos aprender de la historia es que no aprendemos nada de la historia, así que dudo que la epidemia nos haga más sabios. Lo único que está claro es que el virus destruirá los cimientos de nuestras vidas, provocando no sólo una enorme cantidad de sufrimiento, sino un desastre económico posiblemente peor que la Gran Recesión. No habrá ningún regreso a la normalidad, la nueva normalidad tendrá que construirse sobre las ruinas de nuestras antiguas vidas (…) Tendremos que aprender a sobrellevar una vida mucho más frágil y comprender que no somos más que seres vivos entre otras formas de vida”.

China, ¿más vivos que muertos?

“Porque no basta con crear algún tipo de asistencia sanitaria global para los seres humanos, hay que incluir la naturaleza entera (…) el cierre por el coronavirus en China salvó más vidas que las que mató (si hemos de fiarnos de las estadísticas oficiales): (…) con la reducción de la polución sólo en China se han salvado las vidas de 4.000 niños de menos de cinco años y más de 73.000 adultos de más de 70”.

El sentido de la epidemia

“Deberíamos analizar las condiciones sociales que han hecho posible la epidemia. Los sospechosos habituales hacen cola para ser interrogados: la globalización, el mercado capitalista. Pero deberíamos resistir la tentación de tratar la epidemia como si tuviera significación más profunda: el castigo justo pero cruel de la humanidad por la desaforada explotación de otras formas de vida de la tierra. Si buscamos un mensaje oculto nos situamos en la premodernidad: tratamos nuestro universo como algo que se comunica con nosotros (…) Lo difícil es aceptar el hecho de que la epidemia es resultado de la pura contingencia”.

Frente al populismo

“Ha llegado el momento de abandonar el lema de ‘EE.UU. (o el país que sea) primero’. Como dijo Luther King hace más de medio siglo: ‘Puede que todos hayamos llegado en diferentes embarcaciones pero ahora estamos todos en el mismo barco”.

Putogan y el peligro para Europa

“El barco llamado Europa está mucho más cerca que los demás del naufragio. Tres tormentas se están juntando. Las dos primeras no son específicamente europeas: el impacto físico directo de la epidemia de coronavirus y sus efectos económicos, que serán peores en Europa que en ninguna otra parte, pues el continente ya está estancado y es más dependiente. A esas dos tormentas hemos de añadir el virus Putogan (…) Putin y Erdogan siguen en posición ideal para presionar a Europa: controlan el suministro de petróleo y el flujo de refugiados (…) ambos deberían ser tratados como criminales de guerra que utilizan el sufrimiento de millones de personas para perseguir sus fines de manera implacable, entre ellos destruir una Europa unida”.

Una forma de comunismo

“La solución no será el aislamiento ni la construcción de nuevos muros y posteriores cuarentenas. Hace falta una plena solidaridad incondicional y una respuesta coordinada a nivel global, una nueva forma de lo que antaño se llamó comunismo. Si no orientamos nuestros esfuerzos en esa dirección, entonces el Wuhan de hoy puede acabar siendo lo habitual en las ciudades futuras (…) Si los Estados se aíslan, comenzarán las guerras (…) Como expresa Will Hutton: ‘En la actualidad está agonizando cierta forma de globalización de libre mercado y desregulada, con su propensión a las crisis y a las pandemias. Pero está naciendo otra forma que reconoce la interdependencia y la primacía de la acción colectiva de base empírica’” .

Solidaridad egoísta

“No apelo a una solidaridad idealizada. La crisis actual demuestra que la solidaridad y la cooperación global tienen como finalidad la supervivencia de todos y cada uno de nosotros, y que obedecen a una pura motivación racional y egoísta”.

Barbarie política

“Más que la pura barbarie, me da miedo la barbarie con rostro humano: implacables medidas de supervivencia que se imponen con pesar e incluso mostrando simpatía (…) El verdadero mensaje del poder es que tenemos que reducir los pilares de nuestra ética social: el cuidado de los ancianos y débiles”.

El comunismo está en marcha

“Tal como reza el dicho: en una crisis somos todos socialistas. Incluso Trump se ha planteado una forma de renta básica universal. Este socialismo forzado, ¿será un socialismo para los ricos, como el rescate de los bancos en 2008? (…) Ahí es donde aparece mi idea de comunismo, no como un sueño inconcreto, sino como el nombre de lo que ya está sucediendo (…) el gasto de billones para ayudar no sólo a las empresas, sino también a los individuos se justifica como medida extrema para mantener la economía en funcionamiento y evitar la pobreza, pero lo que ocurre es más radical: con esas medidas, el dinero ya no funciona al modo capitalista tradicional, sino fuera de las restricciones de la ley del valor (…) No es la visión de un futuro luminoso, sino más bien un comunismo del desastre como antídoto al capitalismo del desastre”.

Ensayando la gran crisis

“Latour acierta al recalcar que la crisis del coronavirus es un ensayo general para el inminente cambio climático, que va a ser ‘la próxima crisis, aquella en que la reorientación de las condiciones de vida se planteará como reto para todos’”.

New age y capitalismo bárbaro

“¿Y si los representantes del orden capitalista global existente se están dando cuenta de lo que los analistas marxistas críticos llevan señalando hace tiempo: que el sistema se halla sumido en una crisis profunda? ¿Y si están explotando de manera despiadada la epidemia para imponer una nueva forma de gobernanza? El resultado más probable de la epidemia será que acabará imponiéndose un nuevo capitalismo bárbaro (…) No deberíamos perder el tiempo con meditaciones espiritualistas New Age acerca de cómo ‘la crisis del virus nos permitirá centrarnos en lo esencial de nuestras vidas’”.

LA VANGUARDIA