Llegan los biocombustibles

DURANTE estos últimos años, estamos conociendo un tirón importante de la producción de bioetanol, biodiesel y otros biocombustibles. Los biocombustibles son fuentes de energía renovable que se producen en base a materias primas, de origen agrícola. Entre ellas destacaremos: la caña de azúcar, el maíz, los aceites vegetales de soja, de palma y de colza y también y otra serie de productos hidrocarbonados que se obtienen de la biomasa residual como la paja, el bagazo, los materiales ligno-celulósicos como las ramas y troncos de árboles e, incluso, arbustos como la jatropha.

En algunos países, como Estados Unidos, la producción de bioetanol ha aumentado mucho como respuesta a las preocupaciones sobre seguridad energética y para reducir la creciente dependencia energética que se tiene con respecto al petróleo. Se trata de una gran oportunidad para el desarrollo del sector agrícola que se vería fuertemente impulsado por la demanda de biocombustibles en las gasolineras. En otros países, también se considera que con ello se contribuye a la lucha contra el cambio climático. En suma, ambos motivos han contribuido a la generación de políticas de ayuda que pretenden incentivar la producción de bioetanol y biodiesel. A este «boom» también están contribuyendo los altos precios del petróleo y la fuerte apuesta realizada por la UE y Estados Unidos, en pro de la sustitución, en el sector de la automoción, de los hidrocarburos fósiles por los biocombustibles, como quedó reflejada en la Directiva 2030/30/CE. Si a todo ello sumamos la preocupación del IPCC acerca de la aceleración del cambio climático, comprenderemos que la búsqueda de fuentes de energía alternativa, fundamentalmente la fabricación y consumo de biocombustibles que sustituyan un 10-15% del crudo de petróleo tiene un alto valor estratégico.

El bioetanol se utiliza en los automóviles con motor de gasolina y el biodiesel, en los automóviles con motor diesel, los camiones y la maquinaria agrícola. Estos dos biocombustibles son los biocarburantes más utilizados. El bioetanol es un alcohol que, hasta hace poco, se producía mediante fermentación a partir de cultivos de cereales, remolacha, patata o caña de azúcar. Sin embargo, un gran avance es que ya se pueda producir a partir de desechos de la biomasa: ramas, paja, bagazo, etc. Su uso permite sustituir parcial o totalmente a las gasolinas o a los aditivos que se utilizan en los motores de explosión para aumentar el índice de octano.

Hoy en día, en muchos países, se está impulsando tanto la producción como el consumo de biodiesel y de bioetanol a través de leyes que obligan a su consumo. Los biocombustibles se suelen vender mezclados con los combustibles convencionales y su utilización supone evitar la emisión a la atmósfera de CO2 procedente de los combustibles fósiles sustituidos. En efecto, por cada litro de gasolina sustituido por el bioetanol se evita la emisión de 1,85 kg de CO2 -incluyendo la emisión debida a la combustión directa, así como la debida a los procesos de extracción, transporte y refino. Desgraciadamente, y en nuestro caso, la introducción de este biocombustible presenta serias dificultades ya que el lobby petrolero se opone a su introducción debido a los excedentes de gasolina que se presentan en le refino de petróleo. Así, mientras que en Alemania y Francia se impulsa la producción y consumo de la mezcla E85 (85% bioteanol – 15% gasolina), aquí se cuenta con muchas pegas para ello, debido a cuestiones «tècnicas» e intereses creados del oligopolio petrolero que, por lo visto, debe mandar en los gobiernos más de lo que nos pensamos.