Los planificadores chinos son muy conscientes de que deben apostar por las energías alternativas si es que quieren reducir el excesivo consumo de hidrocarburos fósiles que tienen. Por eso, durante mucho tiempo han estado presionando para que salieran adelante costosas medidas para desarrollar las energías renovables, así como para reducir el despilfarro de energía en base a la mejora de la eficiencia energética.
Pero la tarea no es fácil. Se sabe que el consumo de carbón seguirá creciendo en términos absolutos, a pesar de que las nuevas centrales térmicas de carbón sean mucho más eficientes y, por consiguiente, menos contaminantes. Sin embargo, se estima que, para el 2020, la participación del carbón en la producción total china de electricidad caerá del 75% al 65%.
La energía hidroeléctrica aumentará en más de la mitad pero su participación en el total se reducirá un poco y pasará del 21% al 20%. La energía eólica será una energía renovable que conocerá una gran expansión y pasará de tener una cuota del 3% al 7%. la energía nuclear pasara de representar el 1% al 5%. El resto de la energía eléctrica provendrá de otras fuentes como la energía solar y la incineración.
El gobierno chino está muy animado pues espera beneficiar enormemente al país de las tareas de construcción de infraestructuras que está realizando para aumentar significativamente la producción de energía. De esta transición hacia una sociedad abundante en energía, el gobierno espera sacar también provecho suficiente como para impulsar fuertemente el desarrollo económico de China.
Muchas empresas fabricantes de equipos eléctricos, que están controladas por el Estado, como Shanghai Electric, Harbin Power Equipment y Dongfang Electric están ya recibiendo un número desmesurado de contratos para la compra de equipos eléctricos por parte de empresas generadoras de electricidad que también son de propiedad estatal. El gran volumen de pedidos está produciendo unas importantes economías de escala que han permitido que la empresa Dongfang haya obtenido unos rendimientos espectaculares.
Suzlon Energy, un fabricante indio de turbinas eólicas, en una gran medida, se ha quedado bloqueado por la gran venta que supone el mercado en auge de China. Sin embargo, esta empresa ha decidido, sin dudarlo siquiera, fabricar sus turbinas en China porque las ganancias en eficiencia son similares debido a que un gran número de grandes contratos han sido ganados por empresas locales que han tirado los precios de los componentes.
Hong Kong, CLP, es una de las pocas empresas de generación eléctricas no locales que están autorizadas a operar en China. Esta empresa ha declarado que el coste de construcción de las plantas de generación eléctrica se ha reducido a la mitad en la última década, sobre todo, gracias a la fuerte caída de los costes de los bienes de equipos eléctricos.
Cuando se autoriza a los proveedores extranjeros a vender en China es porque se considera que son necesarios para la transferencia de tecnología a las empresas locales. La expansión masiva de la energía nuclear en China es un buen ejemplo. Durante los próximos diez años, las autoridades chinas planean gastar unos 150.000 millones de dólares en aumentar nueve veces su capacidad instalada de producción eléctrica a partir de la energía nuclear. El país cuenta con ya con 21 reactores nucleares que están en construcción, mucho más que cualquier otro país.
Naturalmente, por el camino China espera adquirir un montón de conocimientos acerca de centrales nucleares de nueva generación. La mitad de las partes y componentes integrantes de una unidad de la planta nuclear de Lingao, en Guangdong —donde la construcción se inició en 2005 y se prevé que concluirá a finales de este año— se fabricarán en China. La siguiente unidad, que se completará el próximo año, el porcentaje de lo que fabricará a nivel local representa el 70%.
Para el año 2020, el objetivo de China es el de ser enteramente capaz de construir reactores nucleares avanzados por sí mismo. Esta gran mejora de sus niveles de competencia nuclear le permitirá exportar su know-how al extranjero. Las empresas chinas ya han construido un reactor nuclear en Pakistán, están trabajando en otro y tienen previsto construir otros dos reactores más.
Se sabe que los combustibles fósiles no podrán cubrir gran parte de la demanda de energía en muchos países, China piensa ofertar energías alternativas a precios económicos en todo el mundo. De este modo, es como piensa aprovechar sus esfuerzos por aumentar su capacidad de generación eléctrica convirtiéndolos en un know how que le permita incrementar su poder económico.
En el nuevo paradigma socioeconómico emergente se tendrá que poner en valor de nuevo toda la economía, despojándola de parásitos como son las operaciones especulativas. China prepara su futuro y pretende seguir siendo una economía más competitiva todavía, ofreciendo una generación de energía que sea de calidad y a costes reducidos. Si no queda atrapada por una fuerte dependencia energética de gas y petróleo y unos excesos de consumo energético, el éxito lo tendrá asegurado.