Las empresas europeas frente al cambio de modelo

La energía y el cambio climático estarán ocupando el centro del debate en el encuentro empresarial que organiza anualmente «European Business Summit» y que cuenta con el expreso apoyo de la Comisión Europea. En efecto, la 6ª Cumbre Empresarial Europea, que tendrá lugar el 21-22 de febrero en Bruselas, se centrará en reflexionar sobre cómo hacer más sostenible la economía -esta vez, desde el punto de vista ambiental y social- y en cómo encontrar «nuevas formas de energía para las empresas». Así lo han anunciado sus organizadores, precisamente, una semana después de que la Comisión publicara unas ambiciosas propuestas acerca de las políticas a implementar con respecto al cambio climático y a la energía que procuraré comentar en otros artículos.

Tanto a nivel político como a nivel empresarial, en muchos países europeos, el cambio climático y el futuro de la energía se han convertido, junto a la crisis crediticia e inmobiliaria actual y los miedos a la recesión económica, en los temas candentes sobre los que se debate actualmente. Por desgracia, en nuestro país, estos temas todavía no han alcanzado la relevancia que merecen y mucho me temo que, durante bastante tiempo, así seguirán las cosas. Hoy por hoy, para nuestra casta empresarial y política, el cambio climático es un tema secundario al que, en la práctica, apenas se presta atención y, en lo referente a la energía, tan sólo citar que el planteamiento del tema del agotamiento del petróleo sigue considerándose como un tema propio de insolventes y políticamente incorrecto (sic). Así, ingenua y/o interesadamente se sostiene que, en el futuro, los precios del crudo serán más baratos que los que conocemos hoy. Poco importa que la Agencia Internacional de la Energía y el propio presidente de Shell se hayan unido al cuantioso coro de voces de expertos en geología del petróleo que pronostican que el «Peak Oil» se producirá en años que, desgraciadamente, ya se encuentran a la vuelta de la esquina de la próxima década.

En el resto de Europa -sobre todo en los países del centro y norte de la Europa de los 15- la percepción y la preocupación son totalmente diferentes de las que tenemos aquí. Allí, los medios de comunicación cumplen con su labor informativa y los gobiernos están más acostumbrados a utilizar la prospectiva para preparar el largo plazo. En general, lo mismo podríamos decir de las clases política y empresarial que se muestran preocupadas por estos temas tan importantes y trascendentes.

En consecuencia, en la Cumbre de Bruselas se reunirán políticos de alto nivel de la UE, así como dirigentes de las empresas europeas más importantes. La Cumbre pretende realizar cuatro sesiones plenarias y once talleres sobre temas que van desde la liberalización de la energía a la apuesta de Europa por la transición energética, a nivel mundial, que nos llevaría hacia una economía baja en consumo de carbono (hidrocarburos fósiles) o «Low Carbon Economy».

El evento se produce en un momento en el que la energía y el cambio climático han alcanzado el rango de temas prioritarios dentro de la Agenda política de la UE, tal como quedo plasmado con el nuevo paquete de propuestas sobre las energías renovables y la reducción de las emisiones de CO2 que presentó la Comisión Europea, el pasado mes de enero. Se trata pues, de realizar un diálogo constructivo para encontrar unas buenas soluciones que también garanticen la competitividad del sector empresarial europeo.

De todos modos, algunas industrias europeas de la UE, intensivas en consumo de energía, han expresado su preocupación acerca de las propuestas que plantea la Comisión. Estas empresas han manifestado que no les resultaban satisfactorias las propuestas de la CE ya que el hecho de establecer unos objetivos tan altos de producción de energía primaria en base a las renovables (20% en 2020), así como las fuertes la reducciones de CO2, tendrían fuertes efectos negativos, tanto directos como indirectos, sobre la siderurgia y la industria química que son industrias de alto consumo energético.

Una economía sostenible representa también una gran oportunidad para las empresas ya que estas energías alternativas al petróleo, al carbón y al gas natural representan un potencial importante para la creación de empresas, de riqueza y de empleos. Sin embargo, estos objetivos tan lógicos pueden ser frenados por aquellos detractores que ven en peligro seguir disfrutando sus actuales privilegios. Así pues, no es de extrañar que el actual lobby industrial que reúne a muchas empresas de alto consumo energético están movilizándose para que las propuestas de la CE no se lleven a la práctica. Estas empresas plantean, entre otras cosas y con bastante lógica, que la competencia de las empresas es un fenómeno mundial que exige unos Acuerdos Internacionales previos que involucren a todos los países en la lucha en contra del cambio climático ya que una actuación aislada de la UE como la que se propone, contribuiría a la pérdida de competitividad de las empresas europeas.

En consecuencia, los debates a desarrollar en la Cumbre Empresarial Europea no pueden ser más oportunos. Ahora que la Comisión ha presentado sus propuestas, es necesario entablar un diálogo constructivo entre el Consejo, el Parlamento y, por supuesto, la Comisión para encontrar buenas soluciones que garanticen la competitividad del sector industrial europeo, justo antes de la Cumbre de Primavera, que se celebrará el próximo marzo, que es cuando se tomarán las decisiones importantes.

Es cierto que las políticas europeas con respecto a la energía y al cambio climático son muy ambiciosas y que representan un enorme reto para nuestra sociedad. Sin embargo, no deberían considerarse únicamente como amenazas, sino también como una ventana que nos ofrece nuevas oportunidades. En nuestro país, la industria pesada tiene mucha importancia en materia de generación de riqueza y creación de empleos pero bien que podría también tenerla, a nivel internacional, en materia de eficiencia energética y de reducción de emisiones de CO2. Este logro podría reforzar nuestra posición en el mercado mundial de la innovación sostenible, rendimiento energético e inversiones en energías limpias.

En la Cumbre Empresarial Europea están convocados un centenar de oradores, entre los cuales se encuentran, nada más y nada menos, que siete Comisarios de la Comisión, así como diversos dirigentes empresariales, académicos, ONGs y periodistas. Todos ellos discutirán sobre cómo Europa puede convertir, el reto que supone la reducción de consumo de hidrocarburos fósiles y de emisiones de CO2, en una oportunidad de negocio. Así pues, durante los días 21 y 22 de febrero, a través de las sesiones plenarias y de los numerosos talleres de trabajo, se discutirá sobre el mercado mundial de los hidrocarburos fósiles -petróleo, carbón y gas natural-, las energías renovables, la energía nuclear, la seguridad de suministro de las diferentes energías, la innovación sostenible, la educación etc. Todas estas discusiones se desarrollarán con el objetivo puesto en que Europa pueda llegar a ser, a su vez, la región económica mundial más competitiva y la más sostenible, al mismo tiempo. Espero vivamente que se trate de un paso adelante pero nunca se sabe porque el camino hacia el futuro está lleno de emboscadas que nos tienden siempre los poderosos rentistas del sistema. ¡Crucemos los dedos!. Sobre los resultados de esta importante cumbre hablaremos más adelante, cuando ya se haya celebrado.