La madre de Fernando el Católico reconoce el príncipe de Viana como heredero al trono

21 de junio de 1461

Tal día como hoy del año 1461, hace 558 años, se firmaba la Capitulación de Vilafranca, entre Juana Enríquez, segunda esposa del conde-rey Juan II y madre del infante Fernando (futuro rey católico), y los representantes de la Generalitat, en aquel momento controlada por el estamento aristocrático catalán. Aquellas capitulaciones se firmaban en un contexto de gran tensión política que anticipaba la Guerra Civil catalana (1462-1472) que enfrentaría por una parte la corona, las clases menestrales urbanas y el campesinado rural; y por la otra, el estamento aristocrático catalán y las oligarquías urbanas de Barcelona.

Poco antes de la firma de aquellas capitulaciones, el conde-rey Juan II había ordenado el encarcelamiento de su hijo y heredero Carlos de Viana, que había tenido con su primera esposa a Blanca de Navarra. Juan II había justificado aquella decisión por el posicionamiento político de Carles, muy próximo al estamento aristocrático catalán. Pero lejos de calmar la situación, provocaría una reacción que pondría el país al borde de la Guerra Civil. Sería el mismo Juan II quien, cuatro meses antes de la firma de la capitulación, ordenaría la liberación de Carlos de Viana, con el propósito de rebajar la tensión.

Aquella capitulación fue un éxito rotundo para los intereses de la aristocracia catalana. Consiguieron la sustitución de Juana Enríquez por Carlos de Viana en el cargo de lugarteniente de Catalunya y, además, con carácter perpetuo. También consiguieron que el conde-rey no pudiera entrar en el Principado sin la autorización de la Generalitat. Y finalmente, culminarían el éxito de aquellas capitulaciones con la aceptación de Juana Enríquez —en nombre de Juan II— de devolver a Carlos de Viana su condición de heredero a los tronos catalanoaragonés (por herencia de su padre) y navarro (por herencia de su madre).

Tres meses más tarde (el 23 de septiembre de 1461) Carlos de Viana moría en Barcelona, oficialmente por problemas de salud, pero el estamento aristocrático acusaría a Juana Enríquez de haber ordenado su envenenamiento. Con la muerte de Carlos de Viana, el camino al trono de Fernando quedaba libre.

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