RÍGENES DE BAJA NABARRA
Baja Nabarra tiene su antecedente en el vizcondado de Baigorri creado por Sancho III el Mayor de Nabarra en el año 1033 sobre el señorío de Etxauz, según describe el historiador Iñaki Sagredo Garde en su libro “La derrota de Carlomagno” (Pamiela 2013),
El primer vizconde fue García Lupo que se casó con Jimena Sánchez, la cual podría ser hija del propio rey de Nabarra. El vizcondado tuvo su continuidad con Lupo I García (alférez nabarro en el año 1057), Eneko García, Pedro García (1058), García Garcés (1062) y Lupo Eneko (1080).
A finales del siglo XII tras la invasión aquitana, el acuerdo de paz entre nabarros y aquitano-ingleses, supuso la separación de lo que se llamará “Baja Nabarra” del gran vizcondado de Lapurdi en el año 1193. Poco antes, había sido separada del vizcondado Lapurdi la tenencia de San Sebastián con todo Oarso Aldea hasta Hondarribia por el rey de Nabarra Sancho VI “el Sabio” en el año 1180.
Baja Nabarra la conformaron las tierras hasta entonces labortanas de Garazi o país de Cisa, Baigorri, Orzaitze, Irisarri, Iholdi y Armendaritz. Se añadieron a las mismas el señorío de Mixe-Ostabaret, desmembrado del Vizcondado de Dax a mediados del siglo XI rindiendo vasallaje a Nabarra desde 1196.
Pero Baja Nabarra logró quedarse dentro del reino nabarro gracias al Señorío de Gramont. El castillo de Bidazune-Bidache fue construido por Simón de Monforte (1180-1200) y su propietario Viviano de Agramont, poco después, firmó un acuerdo de vasallaje al rey de Nabarra. De ellos vendría la familia de los agramonteses, importantes señores que terminaron por configurar Baja Nabarra y mantenerla dentro del reino baskón.
Esta parte de nuestra historia, la narramos de manera mucho más extensa en: https://lehoinabarra.blogspot.com/2014/07/la-conquista-de-lapurdi-el-origen-de.html
LA INVASIÓN DE 1512-1524
El reino de Nabarra fue invadido y ocupado en 1512 por orden de Fernando II el Falsario de Aragón (1452-1516). La invasión de Nabarra del ejército de España, como ya se llamaba a la unión de las coronas de Aragón y Castilla, fue comandada por el duque de Alba, pero la resistencia posterior fue feroz y la guerra se prolongó durante muchos años. Cuando Fernando el Falsario murió en 1516 de un derrame cerebral por la ingesta de afrodisíacos, la conquista de Nabarra aún no había terminado.
Hubo tres grandes intentos entre 1512 y 1521 de liberar Nabarra del imperialismo español, pero todos fracasaron. Dos meses después de la derrota de Noain, en septiembre de ese mismo año 1521, se logró recuperar Baja Nabarra con el castillo y la plaza fuerte de Donibane Garazi-San Juan de Pie de Port, así como los castillos de Amaiur en el Baztan y el Peñón, éste cerca del paso de Orreaga-Roncesvalles.
Poco después, el castillo de Behobia y la fortaleza de Hondarribia fueron recuperadas y después perdidas en 1522 y 1524 respectivamente, tal y como narramos en:
La batalla de San Marcial de Irun:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/05/la-batalla-de-san-marcial-del-alarde-de.html?m=0
La toma de Hondarrabia de 1524:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2022/05/la-toma-de-hondarribia-en-1524-el.html
Finalmente, el único territorio nabarro soberano que le quedó a Enrique II al Sangüesino fue Baja Nabarra, además de sus otros dos Estados, Bearn y Andorra.
EL GOBIERNO DE BAJA NABARRA
El rey de Nabarra Enrique II el Sangüesino, convocó las Cortes en la iglesia de Donapaleu-Saint Paláis en Baja Nabarra el 28 de agosto de 1523, donde se reunieron a partir de entonces.
La Corte y las Juntas Generales con al menos dos convocatorias el año, la componían los batzarres o juntas vecinales de 16 pueblos de la Asamblea o Corte General. Además, por la parte eclesial, participaban los obispos de Dax y Baiona, el arcipreste de San Juan, los priores de Donapaleu y Utziat y Haranbeltz. Finalmente, por la parte de la nobleza, los propietarios de las casas nobles.
Para completar el entramando jurídico-político estatal, se nombró una «chancillería» como tribunal supremo, con un presidente, seis consejeros, un abogado y un procurador general de nombramiento real. El reino volvió a emitir moneda (Peio Esarte «Navarra 1512-1530»).
Para ser parte de la Chancillería: «tenían que ser navarros y saber euskera», por tanto, es la primera vez que está documentada la obligación del conocimiento del idioma nacional para ejercer un cargo político («Prisión y fuga del rey de Navarra» de Joseba Asiron).
El primer canciller de Nabarra Beltrán de Abbadie, juró los Fueros y libertades de todos los nabarros en Donibane Garazi-San Juan de Pie de Puerto ante el vicario general de la diócesis de Baiona y el pueblo allí reunido, y después hizo lo propio el rey de Nabarra en Navarrenx en Bearn, probablemente por miedo a acercarse al Pirineo y ser secuestrado o asesinado.
EL CAUTIVERIO DEL REY DE NABARRA
De hecho, en febrero en el año 1525, el rey de Nabarra fue capturado tras ser derrotado cuando ayudaba a los franceses frente a las tropas imperiales españolas y 15.000 lansquenetes germánicos de Carlos V en la Batalla de Pavía en el norte de Italia.
En la misma batalla, también fue hecho prisionero al rey de Francia Francisco I (su futuro cuñado), éste por el banderizo y capitán de caballería de Castilla Juan de Urbieta Berastegi, natural de Hernani (https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/eu/urbieta-berastegui-y-lezo-juan-de/ar-136292/).
Otros muchos soldados y señores de armas nabarros quedaron en el campo de batalla, como el reconocido agramontés sr. de Olloki.
Viendo que la continuidad del reino en el norte de los Pirineos suponía una amenaza a la ocupación de la Nabarra peninsular, las tropas imperiales españolas aprovecharon la prisión Enrique II el Sangüesino y de Francisco I para tomar de nuevo Baja Nabarra en ese año 1525.
LA FUGA Y EL REGRESO DE ENRIQUE II
Enrique II el Sangüesino, logró fugarse del castillo de Pavía donde estaba secuestrado con la ayuda de sus hombres y tras sobornar a sus secuestradores en diciembre de 1525.
El historiador Joseba Asiron narra como: «Según los testigos, aquella tarde había jugado a pelota, y posteriormente cenó y jugó una partida de dados. Tras simular que se acostaba, el rey Enrique, que entonces tenía 22 años, vestido «a la navarra», trepó por un agujero practicado en el techo de su dormitorio y, con la escala que le facilitó un guardia sobornado, se descolgó ágilmente hasta el exterior, donde le esperaban algunos de sus hombres para huir a caballo».
«Las patrullas enviadas en su captura no consiguieron alcanzar al joven rey, y doce días después Enrique II de Navarra entraba triunfalmente en la corte francesa, tan necesitada de héroes tras la derrota de Pavía, la muerte de sus generales y la prisión del mismísimo rey Francisco I».
Francisco I de Francia, tras pagar una elevada cantidad por el rescate y renunciar a sus pretendidos títulos italianos, quedó libre en 1526 de su prisión madrileña.
LA LIBERACIÓN DEFINITIVA DE BAJA NABARRA
En el año 1527 el rey de Nabarra Enrique II “el Sangüesino”, logró reunir de nuevo a su ejército y consiguió otra vez liberar la sexta merindad o de ultrapuertos de Baja Nabarra. Los nobles locales se alzaron también y se le unieron, eran los Lüküze, Lakarra, etc. y de nuevo los Senpere de la batalla de San Marcial, que le juraron obediencia o vasallaje.
Las huestes españolas no tardaron en llegar por el puerto de Orreaga-Roncesvalles y las plazas alzadas se rindieron a su paso, pero la hostilidad de los habitantes y el miedo a las tropas de Enrique, hizo que los invasores españoles volvieran grupas y marcharan por donde vinieron para siempre.
La llamada «Tierra de Bascos» o sexta merindad Nabarra, quedó en manos de sus naturales y libre de los imperialistas. En 1528 el emperador germánico abandonó oficialmente la idea de ocuparla y Baja Nabarra siguió libre junto al Bearn hasta 1620, cuando fueron tomados ambos Estados por Francia, tal y como narramos en:
https://lehoinabarra.blogspot.com/2020/02/el-edicto-unilateral-de-1620-aitzol.html