Los valles pirenaicos de Aezkoa, Zaraitzu y Erronkari habrían sufrido en las últimas décadas una paulatina e interrumpida desertización demográfica. Así, en 2019 los tres valles sumarían tan solo 5.418 habitantes censados, lo que representa una densidad poblacional de 3,8 habitantes km2 y a años luz de la media de Navarra situada en dicha fecha en 68,1 habitantes km2, lo que convirtiría a dichos valles en la Laponia navarra.
La dieta alpina
La economía de los valles pirenaicos se ha basado en las últimas décadas en la conocida dieta alpina, cuyos ingredientes principales eran el turismo alpino, la explotación agropecuaria y forestal y la industria agroalimentaria. Dicha fórmula creaba excelentes platos minimalistas, de apariencia altamente sugestiva pero con fecha de caducidad impresa debido a la irrupción de la borrasca pandémica del post coronavirus que pondrá a prueba la solidez de los cimientos de la economía pirenaica ya lastrados por la desertización demográfica y por el déficit de vivienda ocupacional.
Los nichos ocupacionales
Agricultura, ganadería y explotación forestal son sectores que llevan décadas en decadencia, ahogados por la competencia desleal que impone la economía global y sin embargo tienen un enorme potencial para crear eco-empleo pero para ello sería necesaria la implementación por la UE de medidas proteccionistas en forma de subvenciones a la industria agro-alimentaria para la instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados. Así, se podrían crear en los valles del Pirineo cerca de 100 puestos de trabajo apoyando la producción ecológica de alimentos, incentivando el consumo local de productos agrícolas y ganaderos autóctonos y promoviendo la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. En este contexto, la instalación de plantas de pellets o de astillas de madera para consumo energético y de plantas de biomasa para generar energía eléctrica generará trabajo digno y estable, lo que supondrá la revitalización de la población local y un importante paso hacia el objetivo confeso de lograr un Pirineo sostenible.
El Pirineo y la energía verde
La escalada de los precios del gas y la electricidad habría sorprendido a Europa con las reservas de gas en mínimos históricos y habría escenificado el fracaso rotundo de las políticas energéticas de una Unión Europea incapaz de lograr la utópica autosuficiencia energética.
En este contexto emerge la energía verde como alternativa energética, lo que implicará la conversión de la actual industria forestal hacia explotaciones que cultiven especies de mayor valor añadido o que produzcan de forma sostenible la biomasa necesaria para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, y de lo que sería paradigma la planta de biomasa de astillas de madera de Aoiz (Navarra), que estará operativa en 2023.
Asimismo, dada la actual coyuntura de emergencia energética y que la producción de astillas de madera es más barata que la de pellets, no sería descartable la instalación de nuevas plantas de biomasa de astillas en el Pirineo. Dichas plantas utilizarán la madera de aprovechamientos forestales en poblaciones próximas para fomentar la economía circular, minimizar la huella de carbono y optimizar la cadena de valor, con la consiguiente creación de puestos de trabajo fijos que posibilitarán el crecimiento demográfico de unos valles que habrían sufrido una paulatina e interrumpida desertización demográfica.
En la última década, asistimos al empadronamiento en los pueblos de dichos valles de una generación de jóvenes emprendedores que han provocado el resurgir de la industria agroalimentaria en la zona. De ello serían paradigma la apertura de varias empresas dedicadas a la fabricación de queso amén de otras explotaciones dedicadas a la venta de productos derivados del cerdo, cordero, potro y ternera ecológicos. Sin embargo, dicho crecimiento estaría lastrado por la escasez de vivienda ocupacional, problema que se agravaría en pueblos como Otsagabia en el que la oferta de vivienda de alquiler es inexistente por lo que se antoja urgente la implicación del Gobierno de Navarra a través de Nasuvinsa para impulsar la creación de viviendas de alquiler y paliar la acuciante escasez de vivienda ocupacional en dichos valles.
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