La ocultación, tergiversación y manipulación de la historia trasforma la fisonomía y la identidad de los pueblos. Pero no sólo les hace perder la propia conciencia, sino su soberanía en el compromiso con el mundo y con los derechos humanos.
En esta línea, resulta paradigmática la manipulación que los estadounidenses han hecho de ciertos acontecimientos, para desencadenar o intervenir en guerras que han marcado el devenir de la historia contemporánea.
Los EEUU, apoyados en el impresionante poder mediático del estado, han involucrado a un pueblo tan crédulo como arrogante en cualquier conflicto diseñado por sus gobiernos.
La voladura del Maine (por sus servicios secretos), para intervenir en Cuba, el ataque a Pearl Harbour provocado y consentido por la política yanki…Unos día previos a la declaración de guerra al Vietnam las encuestas únicamente la apoyaban en un 16%. Misteriosamente, sin ningún testimonio fidedigno (dicen que fueron los propios norteamericanos, y visto lo visto…), son torpedeados dos destructores. Vuelco de la opinión pública a favor de la guerra…
Lo de las armas de destrucción masiva de Irak, más de lo mismo. ¿Y la tragedia del 11-S? Los datos fehacientes que están sacando a la luz los analistas estadounidenses independientes denuncian -algo que ya ha dejado de ser un secreto a voces- haber sido minuciosamente programada por los halcones de Bush.
Todos estos no son más que algunos ejemplos de cómo se pueden ocultar y manipular los acontecimientos.
El hecho es que, con este estado permanente de guerras, que durante un buen puñado de décadas soporta el pueblo norteamericano, como denuncia Wacquant «El gobierno de inseguridad social ha desmantelado el estado benefactor con sus derechos básicos (educación, salud, dignidad el trabajo). Quienes no cotizan en este mercado tienen una sola ruta: sumisión o cárcel». Y no olvidemos el impacto de degradación humana que esta política conlleva a nivel planetario.
Quizás los EEUU pudieron ser una gran democracia, tenían mimbres… Pero – ¿de dónde el regusto proyanki de tantos tertulianos, que tan fatuamente babean en las ondas?-, hoy es el mayor peligro de involución para cualquier democracia que quiera ejercer como tal. Poco podemos esperar de un país para el que la economía libre surge del cañón de un arma de fuego.
¿Qué historia se imparte en los liceos norteamericanos? ¿La de las oficinas de la desinformación e intoxicación?
¿Alguien duda de que si la sociedad norteamericana conociera las fechorías de sus dirigentes, y hasta qué punto no ha sido más que un pelele en las manos de sus gobiernos, se rebelaría? De todas formas sé que muchos no apostarían…Yo en cambio, pienso que sería bien distinto.
Como sería bien distinto si la mayoría de los nabarros conocieran la historia que con tanto celo se les ha ocultado. La que desde un prisma multidisciplinar tratamos de desentrañar desde Nabarralde.
¿Cuántos nabarros han encarnado por ejemplo la tragedia de los 5.000 patriotas muertos en Noain por defender nuestra soberanía? En nuestro caso, ¿en qué asignatura de historia y en qué liceos se ha analizado este hecho y tantos otros parejos?
Porque la historia oculta es un fraude criminal. Hoy mismo, la ruptura de la tregua de ETA no es que nos deje perplejos, nos deja indefensos. Y no me sirve que «la banda», como la llaman, no nos represente. Ni tan siquiera que nos resulte un grupo anodino. Sabemos que en la actual coyuntura su método de violencia resulta un disparate y un despropósito ético y político.
Pero como basko reclamo como de vital importancia saber con pelos y señales todos los ingredientes que han intervenido en este nebuloso proceso. Porque uno lee, y como no se fía ni un pelo de la política española, se entera de algunos entresijos que dejan al ejecutivo con el culo al aire. En cualquier caso la gente tiene derecho a conocer toda la verdad para proceder y poner en su sitio a ETA y a los políticos, incluso a los que se vanagloriaron de no hacer nada. ¡Vaya asesores! Pero ya decía Maquiavelo que un político que no es sabio no puede ser nunca bien aconsejado.
Es la historia oculta. Tal vez la desclasifiquen, pero ya para entonces estaremos criando malvas. Mientras tanto el gobierno de las Españas, basado en la historia oficial, podrá seguir encarcelando a todos los De Juanas y Otegis (también tenemos nuestro Guantánamo) que se le antojen, que para eso se inventan sus leyes y engordan a sus jueces. Técnicas propias de la guerra sicológica importada de los EEUU: manipulación masiva de los medios de difusión bajo control monopólico para influir en la población. Ya se sabe: encierro, destierro o entierro, que denunciaba Petras.
Por cierto, con el beneplácito de los que aún lloran por Franco o te sacan una heroína nacional de cualquier folklórica, sea o no una imponente chorizo.
Por eso, hoy día, en esta sociedad, menos desactivada de lo que nos hacen creer, es crucial destapar la historia oculta. Contar las mentiras y los crímenes de los grandes imperios. Narrar de una vez por todas la historia de los vencidos. Será la historia de la reivindicación, de la recuperación de nuestra dignidad, autoestima y en definitiva de nuestra soberanía.