La historia de Euskaltel: de pública y vasca a privada y extranjera

Euskaltel es una empresa de telecomunicaciones muy importante. Todo el mundo ha oído hablar de ella. Presente. Era una de las joyas de la corona del empresariado vasco, como han podido ser el BBV o Iberdrola. Era una gran empresa con capital público y vasco. Pasado. Ahora se ha privatizado y el capital extranjero domina su accionariado a través de un fondo que algunos podrían llamar buitre. Presente. Ya sabemos cómo empieza y cómo acaba esta historia; ya hemos hecho ‘spoiler’. Ahora intentaremos explicar el camino de privatización y deslocalización que ha seguido esta joya (ex)pública y (ex)vasca.

Euskaltel nace en 1995 como clara iniciativa pública y con una finalidad social. Basta con ver cuál era su primer accionariado: 40% del gobierno vasco, a través de la sociedad Euskalnet creada ‘ad hoc’, y 60% de las cajas de ahorros vascas (Kutxabank). En aquellos años, el gobierno de Ardanza, que más tarde cuando dejó de ser lehendakari se convirtió en presidente de Euskaltel, encargó a varias empresas extranjeras la instalación de una red de fibra, con el objetivo de ‘autoabastecerse -comunicaciones entre sus edificios y necesidades de Interior y Euskal Irrati Telebista-, que más tarde alquilaría a Euskaltel por un canon anual de 3,5 millones de euros.

Esta red que dejó el país como un queso gruyere estaba formada por 454 kilómetros de fibra óptica en su estructura troncal -la «gran autopista» de fibra que unía los diferentes territorios de la comunidad autónoma- y 653 kilómetros de red capilar, que es la que a pie de calle llega hasta cada casa o empresa. El mensaje que se lanzaba era: dinero público para crear riqueza y empleo. Euskaltel incluso formó un equipo ciclista que llenaba los Pirineos de color calabaza al paso del Tour. Épica, simbolismo y economía social. No faltaba nada. Y todo con dinero público. No perdamos este dato porque es fundamental en esta historia.

Una vez hecha la gran inversión, la intención de las instituciones vascas era dar entrada a inversores privados en el accionariado pero manteniendo para el Ejecutivo autonómico la propiedad de la red Euskalnet, de forma que la suma de administraciones públicas y cajas de ahorros supusiera el 51% y el otro 49% fueran propietarios privados. Con esta filosofía entran Iberdrola, Endesa y el grupo Mondragón.

A finales de 2012, sin embargo, se produce el punto de inflexión: se incorporan por primera vez al accionariado dos fondos extranjeros y, paralelamente, salen Endesa y el grupo Mondragón. El gobierno vasco y Kutxabank se desprenden de una parte de sus títulos, aunque siguen como socio mayoritario. ¿Qué pasa en 2012 para que cambien tanto las cosas? Muy sencillo: el gobierno de Patxi López, con el apoyo del PNV, ante la complicada situación de liquidez que atravesaba la empresa (Orange le reclamaba 222 millones de euros) decide transferir a Euskaltel la red de fibra óptica que habían pagado todos los vascos (*). El precio, 68 millones de euros, es una auténtica ganga y la operación se hace sin que haya un proceso de oferta púbica. Con esta infraestructura en propiedad, la empresa se convierte en un claro objeto de deseo.

La salida a bolsa de Euskaltel

En julio de 2015 Euskaltel sale a bolsa. La empresa se transforma en grupo de telecomunicaciones y aspira a liderar el norte del Estado comprando la operadora de cable gallega R. Los dos fondos venden sus acciones por 640 millones de euros (tres años antes para entrar habían pagado 200) y el equipo directivo de la empresa se embolsa 45 millones en calidad de primas por su buena gestión.

En los siguientes años hasta llegar a hoy, el gobierno vasco ha desaparecido del accionariado y Kutxabank sólo mantiene el 20%, desbancada por el fondo Zegona, con sede en Londres. ¿Qué intención tiene Zegona? Vender la red de fibra óptica pagada con dinero público, lo que le daría cientos de millones de euros. Un dinero que sería destinado a reducir el abultado endeudamiento de la compañía y a financiar el proyecto de expansión por toda España, previsiblemente bajo la marca Virgin. ¿Y qué dice el gobierno de Urkullu ahora que el arraigo vasco de Euskaltel ya es pasado? «Poco podemos hacer alrededor de un bien que había sido de titularidad pública pero que fue privatizado». Fin de la historia.

(*) Vascos de la CAV

ARA