La rebelión de los jueces españoles contra la ley de amnistía ya ha comenzado. Con total impunidad los jueces –que tienen el único condicionante laboral de obedecer la ley en todo momento– desobedecen la ley. Y no va a pasar nada, lo sabemos todos. La amnistía no se aplicará sino selectivamente y a quienes ellos quieran, por lo que se menospreciará el poder legislativo y las reglas más básicas de la democracia. ¿Y quién juzgará a los jueces que desobedezcan la ley? Nadie. ¿Y quién les castigará? Nadie.
Sobre el papel un juez que desobedece a la ley puede ser juzgado y castigado. Pero esto en España no ocurre prácticamente nunca. O peor aún: cuando pasa los retrata y deja más claro quiénes son. Es significativo que no haya cifras fáciles de encontrar –y les aseguro que me he pasado horas buscando y preguntando– que nos digan cuántos jueces han sido juzgados por haber cometido delitos. Sabemos algún caso anecdótico, pero poco más.
Con una excepción aleccionadora. La Audiencia española es la guarida de la bestia. Es el tribunal que ha violado más veces y de forma más consistente todos los derechos civiles habidos y por haber. Y en todas estas décadas ¿saben cuál es el único juez de este tribunal que ha sido inhabilitado tras un juicio, acusado de prevaricación? Baltasar Garzón. ¿Y saben por qué? Oficialmente, por haber autorizado la intervención de las comunicaciones de la trama Gürtel –del PP, por tanto– con sus abogados. En realidad, lo sabe todo el mundo, porque había anunciado que se proponía investigar los crímenes del franquismo. ¿Entendido?
La gravedad de la situación es, por tanto, enorme. La rebelión que han comenzado estas últimas horas los reductos más duros del Estado español es muy grave. Lo decía Lluís Llach el otro día en esta entrevista de VilaWeb: esto es un golpe de estado (1). Lo decía Xavi Monge en esta otra entrevista (2): esto es una guerra absoluta.
Golpe de estado y guerra absoluta que nos aportan, sin embargo, una lección política muy valiosa: el camino de la dependencia, de la no independencia, no es practicable. Fin de la discusión. Todos estos que dicen que ahora la cosa no puede ir más allá, que la independencia debe esperar y que ya vendrán tiempos mejores vale más que miren la realidad de cara. Esperar, depender de España aún más años, ya no es opción factible alguna.
Porque esa antigua idea orteguiana de la ‘conllevancia’ con Cataluña, todo aquello de que no había solución y el problema se debía soportar como fuera, ya lo han superado en el país vecino. Desde el 3 de octubre y el discurso del Borbón, la doctrina oficial y sancionada es destruir el catalanismo y Cataluña –no sólo el independentismo– cueste qué cueste, al precio que sea y pasando por encima de lo que sea. Que es eso que hacen los jueces hoy, siguiendo aquellas órdenes del monarca: aplicar la doctrina penal del enemigo.
Recuerden, para entenderlo todo mejor, el momento clave de aquel discurso, el que sirvió, ha servido y servirá en el futuro para justificar toda la represión: “Esas autoridades [la Generalitat, el govern, el parlament] de una manera clara y rotunda se han situado completamente al margen del derecho y de la democracia”. ¿Por qué puñetas, pues, una ley de amnistía debe cambiar esto?
Contra este estado de cosas, contra este Estado a secas, tan sólo existe la opción de marcharse. Porque el derecho interno español impide e impedirá siempre que nos respeten como colectivo humano, que nos reconozcan los mismos derechos que debería tener todo el mundo.
Y esto significa que uno puede irse, individualmente, a Europa, para hacer frente al Estado español desde las jurisdicciones democráticas y doblegarlo. Como se ha hecho y se ha hecho magníficamente bien. Pero siendo conscientes de que, por más victorias que se obtengan fuera, cuando toque la vuelta, el derecho interno español siempre se erigirá como una barrera enorme. Ya lo vemos.
Y, por tanto, si los catalanes queremos vivir en democracia y no resignarnos a vivir condicionados, no nos queda sino la vía de la salida colectiva, la de la independencia tan inmediata como pueda ser.
Que nadie se engañe: o nos vamos o nos amenazarán permanentemente la persecución, la represión sin límites, la mentira, el espionaje constante y el dolor de la cárcel, del exilio y de los porrazos y los tiros escopeteros. Y yo, supongo que muchos de ustedes también, simplemente no quiero vivir así.
(1) https://www.vilaweb.cat/noticies/lluis-llach-president-assemblea-cop-estat/
(2) https://www.vilaweb.cat/noticies/entrevista-xavi-monge-operacio-judes-amnistia/
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