No cabe analizar la economía navarra desde el punto de vista estrictamente local. Obvio es decir que estamos en una economía globalizada y, concretando un poco más, en una economía que comprende la Unión Europea y la América anglosajona. Habría que añadir que desde hace algunos años estamos directamente influenciados por los llamados tigres asiáticos y de entre ellos por los que se perfilan como grandes potencias económicas asiáticas, China e India. Habría que hacer una mención a América Latina, aunque su peso es poco significativo en una economía como la navarra arrastrada por la locomotora europea y USA. Como nos decía un ingeniero de la planta «el Polo de Landaben no se vende en el cono sur». Las inversiones en Latinoamérica se han visto afectadas hasta el pasado reciente por una gran volatilidad motivada por continuas devaluaciones de sus monedas. Las principales inversiones del Estado español han sido financieras, bancos como Santander, BBVA, o petroleras como Repsol, Yacimientos Petroleros Fiscales, etcétera.
Deberíamos hacer una referencia a la bonanza económica que ahora se advierte en el área. Los crecimientos del PIB son notables, Argentina, Chile, Perú, Venezuela. Queda aparte el problema del coloso brasileño . El presidente Lula se debate entre la ira de los Sin Tierra y los ataques de la derecha. Brasil sigue siendo el coloso dormido de América. Durante muchos años hemos esperado -seguimos esperando- su despertar.
Navarra fue tradicionalmente una sociedad agraria. Su economía estaba basada en el sector primario. Y aún hoy se oyen opiniones poco consistentes que identifican a Navarra con una sociedad agrícola. Y así lo fue hasta la década de los años 60 cuando se produjo la industrialización. Se llegó a una economía semi-industrial. En ese inicio se conjugaba el trabajo en la industria -mano de obra- con la actividad agrícola y ganadera, dando origen a un periodo transitorio, y a veces imperfecto, de conjunción entre una y otra.
Si la preponderancia rural de Navarra dio a su sociedad una mentalidad conservadora, que rechazaba actitudes no solamente de carácter progresista sino simplemente liberales, lo cual tenía una clara consecuencia política, el proceso de industrialización no ha cambiado fundamentalmente este espectro ideológico. Se argumentarán periodos de luchas obreras alentadas por un semi-proletariado. Quizás la respuesta reivindicativa deba enmarcarse en la protección que la economía familiar agraria prestaba todavía al absentismo laboral.
Y ahora las cifras demuestran el profundo cambio experimentado en Navarra. Aquella Navarra rural que aportaba el 40% del Producto Interior Bruto ha visto su contribución reducida a un escaso 5%.
Si antes la importancia de lo agropecuario daba un carácter conservador a la sociedad, en la etapa de la transición se produjeron movimientos reivindicativos propios del proletariado histórico. Así habría que citar varios movimientos huelguísticos que tuvieron gran repercusión y que muy posiblemente tenían para los huelguistas el respaldo de una segunda fuente de ingresos derivada de la renta sobreviviente de su actividad agropecuaria desarrollada en el ámbito familiar. Una vez mas «las relaciones humanas son relaciones de producción» según el viejo esquema marxista.
Hay que destacar el hecho de que actualmente Pamplona/ Iruña y su conurbación agrupan al 60% de la población de Navarra. Ello constituye un foco de creciente influjo económico. Y como efecto perverso el de la despoblación e hiposuficiencia de áreas deprimidas tales como las de Montaña y valles pirenaicos.
La economía navarra, incardinada como reiteradamente afirmamos en espacios económicos de mayores dimensiones, presenta una situación atípica. Es la de crecimiento con inflación, al igual que la peninsular. Así en el pasado ejercicio económico 2005 tuvimos una tasa de aumento del PIB del 3,5% y una inflación del 3,7%. Otro dato significativo es que el consumo crece por encima de la renta disponible debido fundamentalmente a unas tasas de interés ligadas al euribor y a unos promocionados préstamos hipotecarios a 50 años de plazo. Estos dos factores vienen siendo señalados en estas fechas por los Colegios de Economistas y por las cátedras universitarias. Claro está que no son los únicos, pero cabe su mención especial en tanto que marcan una especie de ratio de confianza, dato que es de mensual publicidad en Wall Street y que nos lleva al factor psicológico, que no puede estar ajeno al económico como acertadamente lo señala el ya desaparecido tafallés P. Pernaut Ardanaz en su obra Teoría Económica, de obligado estudio en las universidades venezolanas.
En referencia al primer trimestre de este año, diremos que la economía navarra creció un 3,7% y superó el crecimiento del periodo anterior. Las ramas industriales de Navarra aceleraron su ritmo de avance hasta el 1,7%, cuatro décimas más que el anterior trimestre. El mayor dinamismo de la actividad industrial se debió fundamentalmente a la aceleración de las ramas de material de transporte, industria manufacturera y agroalimentaria. La construcción reflejó el perfil menos favorable de la economía en este trimestre puesto que retrocedió en dos décimas con respecto al periodo precedente. El sector servicios intensificó su crecimiento llegando al 4,6%. Estos índices pueden compararse favorablemente con el entorno peninsular y con los propios de la Unión Europea.
En la economía se suele presentar como problema el llamado monocultivo . En el caso de Navarra podría aplicarse, salvando las debidas distancias, a la industria dinamizadora por excelencia, la metalmecánica y concretamente a la automovilística, de antiguas raíces en nuestra zona bajo diversas marcas y franquicias. Obligada referencia -siquiera breve- a la factoría de la firma multinacional bajo pabellón alemán de la Volkswagen.
El monocultivo se ha dado en diversos países y circunstancias y generalmente la sustitución se ha producido sin excesivos problemas. Ni esta circunstancia ni la tan citada en estos días de la deslocalización tiene por qué generar profecías apocalípticas. ¿Si no hubiera habido deslocalización en su momento tendríamos ahora industria en Navarra?
Deberíamos concluir con alguna reflexión cara al futuro. Ante situaciones potencialmente peligrosas hay que recordar que la tecnología es la clave del porvenir. La investigación y la innovación nos protegen contra competencias voraces. Y, por otra parte, hay que hacer positiva nuestra situación en el contexto europeo. Deberemos promover una posible Región Europea , de futuro, agrupada en un Eje Atlántico, alrededor del Golfo de Vizcaya o Gascuña, es decir, en la región vasco-navarra-aquitana, con polos referenciales en Donostia y Burdeos. En ella se integraría la Vasconia histórica de ambas vertientes pirenaicas y también la región aquitana con la que tenemos tantos vínculos.
No obstante las luces y sombras podemos concluir que en este momento tenemos en Navarra un crecimiento estable y continuado, con una baja tasa de desempleo, teniendo en cuenta todas las circunstancias que acabamos de exponer.
* Sagrario Alemán, Iñaki Cabasés, Ginés Cervantes, Reyes Cortaire, Javier Leoz, José Ignacio López Borderías, Iosu Ostériz y José Luis Úriz, integrantes del Foro Iruña