La Constitución más breve del mundo

Un observador exterior que viniera a ver la campaña de las elecciones generales llegaría a dos conclusiones. La primera, que, en el debate político español, la Constitución es muy importante. Tanto, que los partidos hacen bandera de su constitucionalismo. Se habla del bloque constitucionalista. Unos partidos riñen a los otros porque no son tan constitucionalistas como deberían ser o lo son de una manera demasiado tibia. Y otros partidos se condenan a las tinieblas exteriores de fuera de la Constitución, y se consideran por tanto apestados, sin que nadie haya de poder pactar con ellos y a los que sería bueno expulsar, por la vía penal, por la ley electoral, o incluso e incluso por otras vías invisibles, del espacio de la política. Todo el debate político español parece que da vueltas alrededor de la Constitución.

¿Y qué dice esta Constitución tan importante, a la que todo el mundo se refiere constantemente? La segunda constatación del observador extranjero sería que la Constitución española, a efectos prácticos de debate político, es la más breve del mundo. Sólo cuenta con medio artículo. La primera parte del artículo segundo que dice «La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española patria común e indivisible de todos los españoles». Lo escribo en castellano para que no se pierda ningún matiz ni mayúscula en la traducción (es obvio que este medio artículo ha sido pensado en castellano). Si estás de acuerdo con esto, ya eres constitucionalista a todos los efectos. No hay más. Por ejemplo, ‘Vox’ es presentado como un partido del bloque constitucionalista, sin ningún problema para pactar con él, porque acepta por completo este medio artículo. De hecho, lo habría redactado con las mismas palabras, que pertenecen plenamente a su registro lingüístico. Cuando se habla de lealtad constitucional, del imperio de la Constitución , se habla de este medio artículo. Y prácticamente de nada más. Un artículo anterior también podría tener una cierta relevancia – «la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria» – pero sólo en la medida que va asociado al mismo. Porque ‘va de soi’, es su encarnación.

¿Y el resto de la Constitución? Hojarasca. Cosas de las que se puede hablar, que se pueden discutir, que se pueden incluso negar sin dejar de ser del bloque constitucionalista. Con el apartado de deberes y derechos se puede hacer de más y de menos, sobre todo en la parte de los derechos. Resulta que hay partidos llamados constitucionalistas que discutirían muy a fondo algunos de los aspectos digamos secundarios de la Constitución, mientras que algunos partidos considerados no constitucionalistas los harían suyos con un entusiasmo mucho mayor. Pero no importa. No estamos hablando de eso. Constitución es ‘indisoluble unidad de la Nación española’. El resto son adornos, que se pueden quitar y poner sin que se tambalee el edificio constitucional. No en vano esta unidad es el fundamento, sobre el que todo se soporta. este todo puede cambiar, el fundamento es inamovible, independiente de lo que piensen los ciudadanos, blindado no ya contra cualquier intento de votar, discutir o debatir. Sobre eso no hay diálogo que valga. Esto es ser constitucionalista.

La Constitución española es tan breve, a efectos políticos, que no tiene importancia ni siquiera la segunda parte del mismo artículo segundo. Después de proclamar aquello de la «indisoluble unidad», dice también que la Constitución «reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran». Pues te puedes pasar esto por el forro y continuar proclamandote constitucionalista. Algunos de los que hacen bandera de su constitucionalismo, que lo discuten a PSOE y Podemos si lo son bastantes, y criminalizan a los independentistas como adversarios de la Constitución, presentan programas que chocan con esta segunda parte del artículo. Proponen eliminar las autonomías, suspenderlas, desnaturalizarlas o desfigurarlas, adelgazarlas hasta que sean escasa descentralización administrativa. Y sobre la distinción constitucional entre nacionalidades y regiones, ni hablar. Café para todos , y cada vez menos. Constitucionalistas que van contra la Constitución. Pero en lo que ya saben, que todos sabemos, que es accesorio o incluso de más para proclamarte constitucionalista.

El pacto constitucional del 78 tenía ventajas y defectos. Se explica en una coyuntura histórica. Era un cambio de cromos. Todo el mundo recibía alguno y daba otros, desigualmente. Los que hoy se proclaman constitucionalistas niegan ahora de hecho la idea del pacto. Piden que los devolvamos los cromos que tuvieron que dejar sus predecesores directos. Quieren todos los cromos. Sólo les interesa de la Constitución lo que obtuvieron. No lo que tuvieron que ceder. Y sale la Constitución más breve (y más sacralizada) del mundo. La suya.

Publicado el 15 de abril de 2019

Núm. 1818
EL TEMPS