¿Y si los navarros son a los vascos como los estadounidenses a los apaches?
¿Quién y qué es ser vasco? Si ser vasco consistiera en reunir tales o cuales requisitos raciales o fuera algo que se dedujera de un análisis de sangre, el asunto quedaría resuelto. El problema, si acaso, es que nueve de cada diez votantes del PNV y Batasuna a lo mejor no eran vascos. Es más, el problema quizá consistiera en que aquí, al final, racialmente casi nadie era vasco. Y que ningún negro podría ser vasco. O que, por el contrario, a lo mejor media España era vasca en alguna medida. El derecho de autodeterminación del pueblo vasco podría consistir, por tanto, en que votaran dos docenas de vascos. O en que votaran 20 millones de españoles.
Casi es de agradecer, por tanto, que el problema de ser vasco no se pueda abordar hoy en día en términos raciales y craneométricos.
Pero entonces, ¿qué es ser vasco?
Hay quien dice que ser vasco es un sentimiento, a lo que el filósofo Gustavo Bueno solía contestar que a ver si él podía ser registrador de la propiedad por sentirse registrador de la propiedad.
Por otro lado, ¿qué pasa con todos los navarros que no se sientes vascos? ¿Los borramos del censo? ¿Para ser vasco hay que sentirse vasco pero luego hay quienes son vascos aunque no lo sientan?
De hecho, ¿por qué habría de sentirse vasco todo navarro?
Culturalmente, hace mucho que Navarra no es vasca, o por lo menos no sólo vasca. Ya en tiempos de los burgos, producto de la inmigración, la lingua navarrorum era casi literalmente la lengua de la Navarrería. En Navarra coexistían, en general sin armonía, diversas culturas de las que la vasca sólo era una de ellas. En el año 1400 es probable que hubiera más navarros que culturalmente fueran francos que vascos. Los Fueros, como todo el mundo sabe, fueron escritos allá por el año 1200 en romance, el idiomate navarre terre. Culturalmente, un navarro hoy en día seguramente es mucho más estadounidense que vasco. ¿Por qué habría de sentirse vasco cuando ni siquiera se considera estadounidense?
Para la gran mayoría, el vascuence es tan idioma propio como el francés, idioma que acaso también hablaban sus antepasados y no el vasco. Resulta bastante forzado pretender que el vascuence es la lengua propia y un elemento cultural esencial de alguien que no habla ni una sola palabra de euskera. Que por cierto, como decíamos, es el caso de la inmensa mayoría de los navarros. Sí es importante, obviamente, para quien lo habla. El problema es que no lo es para el resto, aunque lo valore y lo reconozca.
Los estadounidenses y los apaches
En realidad, lo que sucede con los vascos es que quizá son un poco como los apaches en los Estados Unidos. Acaso fueran los primeros habitantes, pero ahora a lo mejor viven en una reserva o en una ikastola apache. O mezclados en apartamentos de Connecticut, indistinguibles del resto.
Aunque el apache forme parte del patrimonio cultural de los EEUU, sería absurdo pretender que todos los estadounidenses tuvieran que aprender a hablar en apache. O que tuvieran que sentirse apaches. O afirmar que todos los estadounidenses son apaches. O que la lengua propia de los estadounidenses es el apache. Por más respetable y bello que sea el apache, amén de un bien cultural incomparable.
Salvando las distancias, en Navarra hay quien se empeña en que todos somos vascos como alguien podría empeñarse en que un negro del Bronx, al ser estadounidense, es un apache. Porque en este paradójico viejo reino lo mismo decimos que para ser vasco basta con sentirse vasco como exigimos un Rey Baltasar a prueba de disolventes. Ser un Rey Mago negro parece una cuestión más objetiva que ser vasco, por lo visto.
Por otro lado, no es que los estadounidenses hayan olvidado sus raíces apaches o hayan renegado de ellas. Es que la inmensa mayoría de ellos nunca lo fueron. Sería absurdo que a un asiático, un anglosajón, un germano-americano, un latino y un afroamericano, todos estadounidenses, que se toman el café en una oficina de Chicago, tuvieran que aprender todos apache alegando que es su lengua propia o la lengua propia de todos los estadounidenses.
Quizá del mismo modo que los apaches son estadounidenses pero los estadounidenses no son apaches, salvando las distancias se puede decir, como poco, que los vascos son navarros (por lo menos los vascos que viven en Navarra) pero que no todos los navarros son vascos. De hecho, la inmensa mayoría seguramente no lo son. Por lo menos según ningún criterio objetivo. A nadie se le escapa, en todo caso, la existencia de navarros que no se sienten vascos y que difícilmente se les puede obligar a sentirse vascos o encontrar un criterio objetivo en virtud del cual lo sean.
Porque si alguna conclusión podemos empezar a llegar a través de todos estos pensamientos desquiciantes es que quizá ser navarro, o vasco, o andorrano, no puede ser sólo cuestión de raza, idioma ni sentimiento subjetivo.
Si mañana un rayo alienígena hiciera que toda la humanidad hablara en bable, ¿acaso seríamos todos asturianos? ¿Tienen que ser todos los ingleses de la misma raza? ¿Tienen que ser ingleses todos los que hablan inglés ?¿Puedo alegar que me siento andorrano para presentar mi declaración de Hacienda en Andorra?
Pero entonces, ¿qué es ser navarro? Pues a lo mejor es sólo ser ciudadano de Navarra o vecino de Navarra, para lo que hablar vascuence, saber música o ser negro no es ni necesario ni impedimento.
Lo que sí es es impedimento es ser vecino o ciudadano de la CAV, que de algún modo ha creado una confusión intentado ser la comunidad de los vascos, e incluso creando la impresión en algunos navarros de que para ser vasco hay que ser ciudadano o vecino de la CAV.
Por lo demás es muy respetable, por más que los efectos de eso sean discutibles, que cada uno se sienta lo que quiera. Pero sin empujar, oigan.
http://www.navarraconfidencial.com/2014/01/27/somos-vascos-queramos-o-no-todos-los-navarros/