Durante los primeros días de la sublevación militar, Navarra y Álava fueron ocupadas por los golpistas pero Mola y los militares, con la colaboración de los requetés, elementos monárquicos y de la Falange, no pudieron cumplir los planes genocidas en la medida en que lo habían realizado en Navarra, a través de la ocupación de Gipuzkoa y Bizkaia en muy pocos días.
En Donostia serán miles los milicianos y milicianas voluntarias, militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, Partido Socialista, Partido Comunista, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Ezquerra Vasca Federal, Acción Nacionalista Vasca, los sindicatos, UGT y CNT, junto con algunos Solidarios Vascos y, por desgracia más tardíamente, grupos organizados de militantes del PNV y Jagi-Jagi, quienes hagan frente a los sublevados.
A finales del mes de septiembre, Mola da la orden de asaltar y ocupar los últimos reductos resistentes de la provincia, Elgeta y Eibar, para poder ocupar a continuación Bizkaia. Unos días antes, Lezo de Urreztieta, militante de Jagi-Jagi, había conseguido introducir en el puerto de Santander armamento que llegó al frente de Elgeta-Eibar el 23 de septiembre. El 4 de octubre los sublevados comienzan su ataque al amanecer, los blindados que suben desde la carretera de Bergara son frenados en su avance, la infantería que trata de avanzar por el collado de Asensiomendi no logra pasar de la ermita de Asentzio; el único lugar por el que rompen la primera línea de defensa es por Zabaleta, entrando hasta el monte Gaztelumendi, donde no pueden mantener la posición por mucho tiempo y tienen que huir monte abajo. La posición conocida como «la belga», defendida por dos hombres y dos mujeres de dicha nacionalidad, jugó un papel muy importante a la hora de frenar la ofensiva fascista: el pequeño grupo internacionalista disponía de una ametralladora.
Mola se ve obligado a abandonar, el 12 de octubre, el intento de tomar Bizkaia por la zona de Eibar y Elgeta. En su justificación llega a afirmar, como una de las causas: «la cuantiosa cantidad de armas y municiones recibidas últimamente por el enemigo». La defensa realizada el 4 de octubre de 1936 en los Intxortas permitirá, el 7 de octubre, la conformación de un Gobierno Vasco de concentración nacional, vertebrado en torno a la defensa de Euskal Herria, la legalidad democrática y vencer al fascismo.
Tras una dura resistencia, durante los cuales, el frente de los Intxortas vivirá momentos de heroísmo y sufrimiento -participando buena parte de los batallones vascos de todas las corrientes políticas y sindicales, el 24 de abril de 1937- Elgeta caerá bajo dominio franquista con la ayuda de Alemania, Italia y mercenarios de las colonias marroquíes.
El Estado franquista, que nació de un acto criminal como es un golpe de Estado, se fundó sobre una guerra genocida. Se consolidó mediante un proyecto de persecución implacable de cualquier forma de disidencia, apoyándose en un Estado ilegal, tribunales de excepción y sentencias injustas e ilegítimas. Juzgó a miles de personas que defendían desde la legitimidad democrática los derechos civiles y políticos de la ciudadanía y los pueblos oprimidos, acusándoles, por ello, de rebelión y sedición. La anulación de todas las resoluciones de los tribunales de excepción es un ejercicio de democracia con quienes defendieron la libertad, e incluso supieron morir dignamente defendiendo sus ideales. José Luis Arenillas, jefe de Sanidad Militar de Euskadi y militante del POUM, horas antes de morir fusilado escribía: «Muero satisfecho por haber cumplido con mi deber como hijo de Euzkadi y como adicto a la causa de los trabajadores. Diga a todos los compañeros del Ejército Vasco que uno de mis últimos recuerdos será para ellos, para Euzkadi Libre y para la causa de todos los trabajadores. Proclamo que muero tranquilo y confiando en el porvenir de nuestra Causa, que es la causa de la humanidad emancipada».
Siguiendo el ejemplo de la lucha en los Intxortas, desde la plataforma Lau Haizetara Gogoan nos comprometemos a levantar un muro de contención contra la impunidad del genocidio franquista y la de aquellos que desde posiciones que pueden definirse como neofranquistas, pretenden perpetuarse en la impunidad y la imposición del silencio y el olvido.
Todos y cada uno de los puntos que defendemos las organizaciones vascas de víctimas del franquismo y por la recuperación de la memoria histórica son, a día de hoy, sistemáticamente incumplidos por el Reino de España. La verdad, la justicia y la reparación continúan pendientes, mientras que la ilegalización de fuerzas políticas antifranquistas deja a las claras que las garantías de no repetición están muy lejos de ser una realidad. Por ello, es necesario que continuemos escribiendo nuestra historia.
Te invitamos a participar en el homenaje a todos los milicianos y gudaris, a todas las mujeres silenciadas, que se va a celebrar el 4 de octubre en Intxortako Atea.
* Plataforma Lau Haizetara Gogoan
Juan Ramon Garai, Gotzon Garmendia, Alberto Muñoz, Andoni Txasko, Manu Sainz y Ramón Gaztelumendi