Ilan Pappé: “La solución de dos Estados nunca tuvo la menor oportunidad”

Ilan Pappé (Haifa, 1954), cuya obra La limpieza étnica de Palestina le valió en el 2006 la condena de los políticos israelíes, el rechazo académico e incluso amenazas que le llevaron a instalarse en Inglaterra como profesor en la universidad de Exeter, pasó recientemente por Barcelona para una conferencia en el Institut Europeu de la Mediterrània (Iemed). Su último libro editado en España es La cárcel más grande de la tierra (Capitán Swing, 2017). Pappé ha regresado a Israel y contempla con interés, pero sin esperar sorpresas, la próxima repetición de unas elecciones que tienen de nuevo el objetivo de tumbar al primer ministro Beniamín Netanyahu, con su antiguo aliado Avigdor Liebermann como estratega.

 

“Es difícil que vaya a haber un Parlamento -afirma-. Creo que habrá la misma coalición, uno más uno menos. Para Netanyahu lo más importante son las fechas, no le gusta el 17 de septiembre porque está muy cerca de su audiencia con el fiscal general, que es el 2 de octubre. Intentó aprobar una ley de inmunidad en el Parlamento antes de la cita”.

 

-¿Pedirá un aplazamiento?

-Probablemente lo hará con la excusa de las elecciones. Podría conseguirlo.

 

-¿Hay alguien en su partido, el Likud, para sustituirle?

-Solo hay uno que se atreve. Gideon Shar. Se ve a sí mismo como sucesor y por tanto corre el riesgo de decir que está contra Netanyahu. Lo ha hecho. Si Netanyahu falla, lo reemplazará; si Netanyahu se mantiene, destruirá a Shar.

 

-Mucha gente vota más por Netanyahu que por el Likud…

-Sí, tiene razón. Tiene mucho apoyo entre ciertos grupos, que le dan siempre 40 escaños. Sin duda. Ese grupo cree que es la solución ante todo lo malo: los laboristas, los judíos orientales, los rusos… La cuestión es los socios de coalición, los colonos: quieren un partido de derecha, pero ¿quieren necesariamente a Netanyahu? El Likud es popular entre los colonos, desde luego, nunca permitirán un gobierno de izquierdas, pero creo que Netanyahu les avergüenza un poco con la corrupción. Es distinto a la gente que le vota porque le adora como líder.

 

-¿Los partidos religiosos apretarán más esta vez?

-Mire, Liebermann es listo, porque si estas elecciones fueran sobre la ley del servicio militar [como pretende en apariencia Liebermann] esos partidos perderían, porque hay seculares que les votan, pero ¡ante el asunto de que los ultraortodoxos deban ir al ejército…! Eso será negativo para estos partidos. Liebermann también se ve como sucesor, quiere volver al Likud en la era post Netanyahu y está construyendo una estrategia. Sabe que no puede ser el líder del país con un partido pequeño, así que trata de desgastar a Netanyahu. Le gusta Shar, con quien comparte la idea de que Netanyahu no podrá eludir el juicio. Quizá tienen razón, quizá no.

 

-¿Y el general Gantz –lider del partido Azul y Blanco- se sienta a esperar?

-Ya hemos tenido partidos así en el pasado: Shinui, el de Lapid… , partidos centristas que tienen miedo de decir nada de izquierdas sino decir que somos como el Likud pero más civilizados. Les fue muy bien la primera vez que aparecieron. En septiembre no les irá mal porque aún están frescos pero perderán escaños, cuatro o cinco. Y entonces, ¿puedes ver a Gantz en la oposición? Los cuatro generales no sabrían sentarse en la oposición en el Parlamento, se aburrirían demasiado, es un trauma, es una crisis psicológica. Así que no creo que sean una alternativa, ni veo una alternativa en un futuro cercano. Los gobiernos de derechas seguirán en los próximos diez o veinte años.

 

-¿Qué ha pasado con la izquierda israelí?

-Se lo diré. La idea del sionismo de izquierdas ya no funciona, porque es una contradicción. Albert Memmi escribió un artículo magnífico hace muchos años, El colonizador de izquierdas. Decía que la gente que cree en la colonización no puede ser de izquierdas. Es un oxímoron porque la izquierda es una ideología universal, y el colonizador está focalizado en el nacionalismo y el proyecto antinativo. Así que ningún socialismo nacional funciona. A este respecto, el sionismo no puede funcionar sobre una base universal.

 

-¿Por qué los políticos judios dejaron el partido Hadash, del que usted fue cofundador? Solo queda uno…

-Porque tendrían que ser totalmente como yo, antisionista, y objetar el proyecto entero, creer en un Estado que no sea judío.

 

-Mustafa Barghouthi decía a La Vanguardia.com (*) que cuando hay una intifada surge el llamado campo de la paz israelí, y cuando hay calma desaparece…

-Creo que le ha pasado algo a la sociedad judía israelí, y le llevará tiempo a la gente en el exterior darse cuenta. Los propios israelíes aún no son del todo conscientes. Solo hay dos culturas políticas posibles. La mayoritaria es el sionismo, en el sentido de derecha y centroderecha, los que creen que todos los palestinos son lo mismo, que tienen que tienen con ellos a EE.UU. y a Europa, los que creen que la campaña de boicots BDS es antisemitismo… Esa es la cultura principal. Pero hay otra cultura política, un pensar diferente, y está empezando en números pequeños. No enviarán a sus hijos al ejército, estudiarán el árabe, apoyarán ideas como la solución de un solo Estado… Es como el viejo antisionismo pero con nuevas características. Es difícil decir cuántos son, pero va creciendo. Le pongo un ejemplo: cuando mi hijo menor estaba estudiando secundaria, una tercera parte de los alumnos no fueron al servicio militar.

 

-Pero estas actitudes tienen que estar basadas en principios, en educación… ¿Cuántos jóvenes historiadores israelíes, o no tan jóvenes, siguen el camino emprendido por usted?

-Creo que hay unos cuantos, pero no son profesionales, no proceden de la academia. La academia es muy obediente, muy del régimen. Todo esto reside en la sociedad civil, en oenegés como Zochrot. Lo que hacen, desde hace diez o quince años, es insistir en educar a los israelíes en lo que sucedió en 1948, llevando a la gente a visitar pueblos que fueron destruidos, produciendo películas, conferencias, talleres, y hablando de las implicaciones en el futuro de lo que pasó. Es muy impresionante, pero no quiero exagerar. No creo que esta cultura política alternativa sea lo bastante fuerte para cambiar la realidad, no nos confundamos. Hay muchas cosas que tienen que cambiar, pero lo que digo es que, bueno, la sociedad israelí es de derechas y lo seguirá siendo, pero existe un grupo alternativo. Y no piensa en sí mismo como sionista, sino que es antisionista.

 

-Los años Netanyahu, nueve, han sido años de una relativa calma, salvo las guerra con Hamas. ¿Por qué esa radicalización que observamos ahora?

-La conclusión es la siguiente: si parece que no va a haber un Estado palestino en Cisjordania, quedémonosla, es mejor. Ocupémonos de los palestinos dentro de Israel y completemos el proyecto sionista. Desde el principio el proyecto sionista consistía en ocupar el máximo posible de palestina con los menos palestinos posibles. Funcionó pero no del todo. La mitad de la población entre el río Jordán y el Mediterráneo son palestinos: seis millones de judíos, seis de palestinos. La gente que se dedica a esta estrategia cree que eso que usted considera una radicalización dramática no es más que cosmética. Es cosmética para finalizar la situación. Derrotamos Cisjordania, nadie se va alzar contra nosotros, ya está bien que las zonas A y B sean pequeños bantustanes con la Autoridad Palestina, y las áreas C pertenecen a Israel…, así que no es una gran cuestión si hay que anexionarlas o no, es algo puramente táctico, no ideológico.

 

-No es una gran operación…

-No lo es. Cada vez más generales dicen ahora: ¿qué queremos, ocupar Gaza, partirla en áreas A, B y C? No lo queremos. Hamas es mejor que lo que podría venir en su lugar. Gantz es más peligroso que Netanyahu respecto a Gaza, pues quiere ocupar Gaza para dársela a Abu Mazen, y eso es una locura..

 

-¿Cree que Hamas y Netanyahu, o quien sea que gobierne en Israel, se ayudan mutuamente?

-¡Claro! ¡Por supuesto! Israel ha permitido a Hamas crear un miniestado en Gaza, y nunca pensó que sería tan exitoso. El problema es el precio que paga la gente en Gaza.

 

-¿Cree que si Gantz, o Liebermann, por ejemplo, dicen: vamos a acabar con Gaza, lo harán?

-Probablemente no. El ejército les diría que el precio es demasiado alto. Y la gente dirá que no es para tanto. Por supuesto, por razones de propaganda, hablan de cientos de cohetes de Hamas. Pero los únicos que sufren realmente son los pobres judíos que viven cerca, mientras que en Tel Aviv siguen de fiesta, y están a 50 kilómetros de Gaza. El ejército le dirá a Gantz o a otros dejémoslo tal como está. Siempre les digo a los periodistas extranjeros que es muy difícil en Israel distinguir entre el discurso y la realidad. Porque los israelíes son muy buenos a la hora de hablar histéricamente, en paranoia, dramáticamente, son reinas del drama, pero en realidad no se lo toman tan en serio. Pero no creo que esto vaya a funcionar siempre. Soy historiador, y creo que las revoluciones no se pueden juzgar por los primeros diez o veinte años. Lo que pasó con las primaveras árabes, por ejemplo, fracasó, pero no es el final, y si los israelíes no tienen cuidado, los procesos de democratización en el mundo árabe, o incluso el caos, los devorará. Una vez dije, hace muchos años, que Israel es alguien que tiene el mejor camarote en el Titanic, pero sigue estando en el Titanic, y la gente no se da cuenta.

 

-¿No está pagando ya Israel en términos morales?

-Sin duda. Es un precio muy alto.

 

-En su último libro habla de Los 10 mitos de Israel. ¿Puede mencionar algunos?

-El primero, con el que empezó el sionismo, es el de gente sin tierra que llega a una tierra sin gente. Los historiadores profesionales lo han rebatido, incluso algunos por fin abrieron la cuestión de si los judíos que estaban en Europa eran de verdad descendientes de los judíos originales. El segundo grupo de mitologías está relacionado con 1948: que los palestinos voluntariamente abandonaron su tierra, que los judíos eran David contra Goliath. O el mito de que Israel buscaba la paz después de 1948 y el mundo árabe la rechazó. También creo que es un mito decir que Israel es una democracia, y trato de aportar un análisis profesional sobre las democracias para demostrar que un país que ocupa a otro pueblo durante 52 años no puede decirse democrático de una parte y no de la otra, existe un impacto global en la sociedad entera. También me ocupo de los mitos relacionados con el proceso de Oslo. Ya desde el principio no hubo interés en acabar con el conflicto. Hubo un intento de hacer la ocupación más fácil, subcontratando la lucha contra el terrorismo, o el llamado terrorismo, en las zonas palestinas. No hubo intento de reconciliación. Y por fin, creo que la solución de dos estados nunca tuvo la menor oportunidad, nunca. Debo tener cuidado porque no sé cómo puede ser la solución de un solo Estado, pero desafortunadamente no hay tres opciones, hay solo dos: o tienes un Estado democrático, algo que no es fácil en Oriente Medio o en Palestina, o un Estado de apartheid. La idea de la izquierda sionista de que puede haber un Estado judío y democrático es un mito.

 

-Usted no suele criticar a la parte palestina.

-Sí, los critico. Pero debe entender mi punto de partida, que es que la situación en Palestina no es la consecuencia de la lucha de dos movimientos nacionales, sino entre un movimiento colonizador y un pueblo nativo. No digo que los nativos no comentan un error al combatir el colonialismo, pero no es el tipo de error que se dice. Su error fue cuando creyeron que la izquierda en Israel tenía una intención sincera de reconciliación. Los palestinos son diferentes de los argelinos, y no me imagino a ningún pueblo colonizado aceptar que se apoderen de su tierra. Lo mejor que Israel puede esperar de los palestinos es la Sudáfrica del postapartheid. Y creo que en varias ocasiones los palestinos ofrecieron algo así, que para los israelíes es el suicidio. Le contaré dos anécdotas. Hanin Zoubi, en el Parlamento anterior, era miembro del partido Balad, y era muy locuaz, los medios isralíes la odiaban, estuvo en el Mavi Marmara… Es una buena amiga. La llevé a hablar con amigos, de la elite israelí, gente de clase alta, y por primera vez entendieron la percepción palestina cuando les dijo, como nativa palestina: acepto que estén aquí, quiero que formen parte de mi futuro, es la mayor concesión que obtendrán de mí; el hecho de que no sueño ya con echarles, ya es la mayor concesión. Y ustedes quieren mucho más. La segunda anécdota es lo que digo a veces en mis clases: qué pasaría si los palestinos tuvieran un Nelson Mandela… Incluso si tuvieran a Mandela, Martin Luther King y Gandhi, la situación sería la misma.

 

-¿Qué pasaría si un día Hamas dice alto y claro que reconoce el Estado de Israel?

-Sería el fin de los palestinos. Van a tener un Estado en un 2% del territorio.

 

-Quiero decir si piden a cambio sus derechos. ¿Qué dirían los israelíes?

-Estarían muy confundidos, dirían muchas gracias pero nos quedaremos como estamos. La cuestión es qué hará el mundo.

 

-Nada, quizá.

-Nada. Es por eso que apoyo el movimiento BDS –boicot, desinversiones, sanciones-. Creo que la clave es, no Estados Unidos como dice la gente, creo que la clave es que la sociedad civil convenza a los gobiernos. Aún es pronto para decir si el boicot funciona o no. Está creciendo, y el mayor éxito del BDS está en la comunidad judía de EE.UU., y eso es lo que preocupa a Israel, una generación judía que apoya el boicot al opresor.

 

 

(*) Mustafa Barghouthi: “Nunca aceptaremos un Estado de apartheid”

 

El médico y político palestino de la ‘tercera vía’ denuncia el plan de Trump para Israel y Palestina

 

El doctor Barghouthi es, desde hace años, el hombre de la tercera vía, con su partido Iniciativa Nacional Palestina (Al Mubadara), frente a la polarización Hamas-Al Fatah. Como médico, es promotor de un voluntariado que, por ejemplo, le llevó a trabajar bajo las bombas en Gaza en el 2014. Defensor de la lucha no violenta, la “resistencia popular”, según afirma es cada vez más escuchado, incluso en la Franja, donde las Marchas del Retorno han costado 220 vidas. Su visita a Barcelona, para presentar un informe de la Associació Catalana per la Pau, Viure sota l’ocupació, coincidió con la filtración del plan que Donald Trump publicita como “el trato del siglo”.

 

 

-¿Ve algo aprovechable en ese plan?

-No es un plan para una solución, y no es un plan siquiera para unas negociaciones. Si te fijas en lo que se ha filtrado, en esta u otras filtraciones que ha habido del plan, y lo que se ha implementado, como el reconocimiento de Estados Unidos de Jerusalén solo como capital israelí, el reconocimiento de la anexión de los altos del Golán, y la aceptación de las actividades de colonización y su anexión a Israel, y la presión sobre los palestinos… Si lo juntas todo, ves que no es un plan para una solución. No es más que la aplicación, muy detallada, de las ideas expuestas por [el primer ministro israelí] Beniamin Netanyahu hace 25 años en su libro Un lugar bajo el sol, en el que se opone a los Acuerdos de Oslo, a la solución de dos estados, y habla de su plan. Todo en lo que se ha filtrado no es más que una traslación de las ideas de Netanyahu.

 

-Según rumores, no fue preparado por Jared Kushner, el yerno de Trump, y sus asesores…

-No, fue preparado por Netanyahu, totalmente, ¡totalmente! EE.UU. en general es proisraelí, pero en este caso el equipo norteamericano es absolutamente pro Likud, y pro los elementos más extremistas en el partido Likud, influenciados por los colonos. Creo que se trata de lograr tres objetivos: legitimar las violaciones israelíes del derecho internacional, incluyendo las colonias y su anexión, proveer de cobertura a esta violación; el segundo es cambiar la posición tradicional norteamericana, que ha sido apoyar la solución de dos estados, incluso con Reagan, Bush, Carter…, lo que hace a EE.UU. participar en la violación de la ley internacional. Y tercero, trata de forzar a los países árabes a asumir un estado de ocupación y de apartheid.

 

-Hace diez años, usted decía que había una complicidad terrible entre los países árabes e Israel. Es lo que estamos viendo ahora, más que diez años atrás.

-Sí, pero hay que ver lo que ha pasado con Jordania y Egipto. Cerraron acuerdos de paz con Israel, pero no hay una normalización de relaciones entre la gente. Existe una brecha clara entre las posiciones de los gobiernos y los de la gente. No creo que la gente se acostumbre a los elementos más peligrosos de este plan, que son consolidar los elementos del apartheid y matar la solución de dos estados. Lo que significa que no hay solución, y están transformando la ocupación, que es la más larga de los tiempos modernos, en un Estado pleno de apartheid, cosa que nunca aceptaremos.

 

-Volviendo a los países árabes, parece que para Qatar, Arabia Saudí, es suficiente con hacer llover dinero sobre los palestinos, pero nadie está hablando de la causa palestina. Las cosas han cambiado mucho. ¿Ha escuchado a los saudíes hablar de la causa palestina?

-Oficialmente sí…. Hasta ahora, su posición oficial en las cumbres árabes y en los encuentros con las autoridades palestinas, dicen siempre una cosa: apoyamos lo que quieren los palestinos. Esa es la posición oficial. No creo que Kushner, en su más reciente visita, tuviera mucho éxito, porque quiere aplicar un plan en beneficio de Netanyahu y su gente y que los árabes lo financien. Aquí hay dos problemas: no creo que los países árabes estén muy entusiasmados con la idea de pagar, aunque sean aliados de EE.UU. Eso por un lado. En segundo lugar, la idea de dinero por paz ya se ha usado otras veces. Pero, ¿cómo vas a tener una economía sostenible cuando no controlas tus fronteras, nuestros mercados, nuestra agua, nuestros recursos naturales… Al contrario, en un lugar donde el paro está en el 40% en Cisjordania y en el 80% en Gaza, aunque traigan dinero, ¿qué? Eso no cambiará las causas del deterioro económico, que son la falta de libertad y de control sobre nuestros propios recursos.

 

-También está la cuestión de adónde irá el dinero, si irá a los bolsillos de algunos en la Autoridad Nacional Palestina…

-Puede usarse para generar más corrupción, para comprar las opiniones de algunos, pero no cambiará el hecho de que no habrá nadie que acepte este plan, liquidar nuestros derechos. Los que lo hagan serán vistos como traidores. Dudo que encuentren gente que quiera colaborar.

 

-¿Cree que la idea era presentar el plan, esperar a que los palestinos lo rechacen y poder decir una vez más que ustedes no pierden ocasión de perder una oportunidad?

-La idea es matar oficialmente la solución de dos estados, legitimar la anexión gradual de los territorios ocupados y echar la culpa de todo ello a los palestinos. Es un plan para culpar a las víctimas.

 

-Se dice que Netanyahu seguirá adelante con la anexión de las áreas C, que representan un 60% de Cisjornadia. En tanto que los asentamientos están ya bajo la ley israelí, ¿qué significa su anexión?

-Sus lectores deben entender que Israel, con una serie de acciones, que incluyen 640 puestos de control militar, 260 colonias y asentamientos, un muro que es tres veces la longitud y dos veces la altura del de Berlín, que a través de órdenes militares, se ha transformado las zonas habitadas palestinas de Cisjordania en islas en un mar de asentamientos. Esas pequeñas comunidades palestinas quedan aisladas, son 244 bantustanes. La idea, entonces, es anexionar la tierra pero sin la gente. Para solucionar el problema demográfico, crean un sistema de apartheid. Dos sistemas legales para dos pueblos que viven en el mismo lugar, una ley nacional para los colonos judíos y una ley de ocupación para los palestinos. Ese era el significado de la aprobación de la ley de Estado nación en el Parlamento israelí el año pasado, decir que la tierra es solo para el pueblo judío. Este comportamiento no es compatible con los estándares morales que esperamos de gente que sufrió el Holocausto o el antisemitismo, o los pogromos en Rusia o la Inquisición. Están, prácticamente, convirtiéndonos en los judíos del nuevo siglo, la gente que más sufre y cuyo futuro está amenazado por el apartheid y la limpieza étnica.

 

-El pasado marzo, el diario israelí Haaretz hizo una encuesta sobre la solución de dos estados, la anexión, etc. … El 34% estaba a favor de los dos estados pero el 42% estaba por la anexión de Cisjordania, y solo un 15% por la anexión de las áreas C. Y solo un 19% estaba por un solo Estado. Estos resultados mostraban que, a pesar de que los lectores de Haaretz son gente culta en general, no entendían casi nada del conflicto….

-En efecto. Los israelíes han estado siendo engañados, confundidos constantemente por sus líderes. Si ves la Kneset, hay 120 diputados, 10 son palestinos con ciudadanía israelí. Y de los otros 110 solo dos apoyan la solución de dos estados. ¡Dos de 110! Eso da una idea de cómo nos están conduciendo a la solución de un solo estado, un Estado de apartheid. Para nosotros será la lucha para acabar con el apartheid. Si no quieren dos estados, será un solo estado democrático, pero un estado democrático significa que un palestino puede ser candidato a primer ministro. Y no creo que en el siglo XXI se pueda justificar un estado de apartheid que es incluso peor que el que tuvo Sudáfrica. A menos que tengan un plan a largo plazo de otra limpieza étnica.

 

-¿De verdad?

-Sí.

 

-¿En Cisjordania?

-Sí. Y aislar Gaza, que es parte de este plan…

 

-Se supone, según el plan de Kushner, que habría una autopista elevada que conectaría Gaza y Cisjordania…

-Eso no es verdad, no creo que esté en el plan… Quieren separar Gaza, que significa reducir en dos millones la población palestina. Y entonces, quizás algunos de esos elementos extremistas… La única justificación para crear un sistema de apartheid es que creen que a largo plazo pueden llevar a cabo una limpieza étnica en Cisjordania. En este plan se puede ver que se habla de negar a los ciudadanos palestinos de Jerusalén sus carnets de identidad como jerusalemitanos. Les hace ciudadanos de Nueva Palestina, pero eso no incluye Jerusalén.

 

-El plan dice que Jerusalén será la capital de los dos estados…

-No quieren decir Jerusalén sino fuera de Jerusalén: Abu Dis.

 

-¡Ah, otra vez esa idea!

-Juegan con las palabras. Es como decir que Barcelona será la capital de Catalunya, pero queremos decir… ¿Cuál es el municipio más próximo a Barcelona?

 

-Hospitalet, por ejemplo…

-Pues eso.

 

-Hablando del presupuesto del plan, se supone que los europeos hemos de pagar el 10%…

-Bueno, no creo que sea exacto, de hecho creo que se trata una vez más de globos sonda a ver qué reacción hay. La UE afronta ahora su mayor reto internacional. Europa fue quien nos presionó en los años setenta y los ochenta ante nuestro sueño de un Estado único y democrático, que incluiría a palestinos e israelíes. Europa presionó a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y convenció a Yaser Arafat de la idea de los dos estados. Fueron Bruno Kreisky, Olof Palme, Willy Brandt… Acordémonos de ellos. Fueron los líderes europeos los que nos convencieron de que si aceptábamos los dos estados el problema quedaba resuelto. Y aceptamos un Estado minúsculo como solución, porque Cisjordania y Gaza son menos de la mitad de lo que habríamos tenido bajo las resoluciones de la ONU. Aceptamos este penoso compromiso para poder tener paz y, al final, libertad. Ahora los israelíes están matando todo esto. La posición europea debe ser ahora presionar a Israel y permanecer fieles a lo que querían y lo que nos presionaron para que aceptáramos.

 

-En tanto el antisemitismo se muestra cada vez más en Europa, con violaciones de cementerios judíos, por ejemplo, eso no parece es muy previsible…

-Entonces los europeos fracasarán otra vez. La lucha palestina no es ni ha sido nunca antisemita. Los palestinos somos semitas, por cierto. Es cierto que existe en Europa un terror psicológico, pero si a los europeos les importa su propia estabilidad deben presionar a Israel. Lo que han hecho hasta ahora ha sido adoptar posturas muy buenas, pero sin ejercer presión. Y la gran pregunta es: cuando Israel viola el derecho internacional, creando un sistema de apartheid, ves a Siria objeto de sanciones; Irak, sanciones; Irán, sanciones; Rusia, sanciones; Sudán, sanciones… ¿Por qué nunca hay sanciones contra Israel por violar el derecho internacional? Si mantienes a Israel por encima del derecho internacional no estás ayudando al pueblo israelí. De hecho, estás participando en la destrucción del futuro de palestinos e israelíes.

 

-¿Cómo contempla la radicalización de la sociedad israelí? Los años de Netanyahu en el gobierno han sido años de relativa tranquilidad en general, podríamos decir. No ha habido apenas ataques terroristas dentro de territorio israelí… Y no solo lo digo yo.

-Y se han radicalizado más. Por una razón muy simple: la sociedad israelí no siente que exista un coste, un precio, por la ocupación o el apartheid. Y esto hace a los palestinos pensar que cuando tenemos una intifada aparece el campo de la paz en el lado israelí, y cuando no lo hay, desparece. Ahora, no hay diferencia entre Gantz [el general retirado, candidato a las últimas elecciones] y Netanyahu, a veces es peor. El partido laborista está acabado, incluso se volvió muy de derechas. La sociedad israelí no solo ha sido radicalizada sino que además lo ha sido en el sentido chovinista y nacionalista.

 

-Y en el lado palestino ¿hay manera de recomponer la unidad?

-Lo más importante que tenemos que hacer es confrontar los esfuerzos que existen para liquidar nuestra causa, Y unir a los palestinos. Cerrar la división entre Cisjordania y Gaza. Solo se logrará por tres vías: formar un gobierno de unidad, tener unas elecciones democráticas, y reunificarnos.

 

-¿Cómo?

-Ha sido el objetivo de mi vida desde el 2006 y el 2007 [los años de gran fractura entre Al Fatah y Hamas]. El error fue esperar a que otros nos ayudaran, Egipto, los rusos… La única solución es que lo hagamos nosotros mismos, que exista una voluntad palestina; en cuanto exista esa voluntad, se hará rápidamente. Y tiene que basarse en dos principios: democracia y aceptar el pluralismo. El gobierno de un solo partido no funciona, ni en Cisjordania ni en Gaza.

 

-Ahora mismo, ¿quién se resiste a la democracia, Hamas o Al Fatah?

-Ambos.

 

-¿Cómo le va con su partido, Al Mubadara?

-Va bien. Hemos progresado en las elecciones municipales: cuando empezamos tuvimos representación en 6 consejos y ahora en 60. Tenemos buena presencia en las universidades, las asociaciones de mujeres, y por fin hemos sido aceptados en la OLP. Pero, por supuesto, tenemos muchas limitaciones: somos el único grupo que no recibe financiación de la OLP. Es una discriminación. No dan ninguna razón. Nos financiamos por donantes palestinos, por cuotas… Pero a pesar de todo, hemos demostrado que es necesario un tercer partido, además de Fatah y Hamas, que lucha por la unidad palestina. No creamos un sistema burocrático, que acaba controlando gradualmente el sistema. El hecho de que seamos sobre todo voluntarios, es una gran ventaja, que nos permite mantenernos con muy pocos recursos.

 

-¿Está más cerca la juventud palestina de ustedes que de Fatah o Hamas?

-Eso creemos, pero tenemos que superar otro problema, que es que la mayoría de la juventud está alienada. Es el mismo fenómeno que en Europa u otras partes, la alienación de los jóvenes de la política. Por eso hay que ser muy creativos para acercarnos a los jóvenes y no solo eso: abrir la puerta a los líderes jóvenes. Es lo que tratamos de hacer ahora.

 

-¿Hemos de esperar este verano otra guerra en Gaza, después de cuatro israelíes muertos por cohetes en fechas recientes?

-Podríamos tener de nuevo guerra en Gaza, y podría formar parte del “trato del siglo”. No estoy seguro de qué pasará…Gaza es una bomba. El bloqueo israelí dura ya 13 años, la gente no tiene electricidad, el 95% del agua está contaminada o es salina, las aguas fecales corren por las calles, el mar está contaminado, Israel aún ocupa Gaza en términos de control de espacio aéreo y marítimo… Es muy posible que veamos otra guerra bárbara. Pero al mismo tiempo, Israel se reprime porque tiene que pagar un precio y es muy sensible a la pérdida de vidas israelíes. 2014 fue horrible, estuve allí, organizando ayuda médica… Pero creo que ahora Israel sabe que si invade Gaza tiene dos problemas estratégicos: uno es que perderá muchos soldados; otro, qué hacer tras la ocupación… ¿Qué pueden hacer? En mi opinión, Egipto es un factor importante. Una invasión israelí desestabilizaría la frontera egipcia en Gaza, y eso Egipto no lo puede tolerar. Podría haber cientos de miles de personas cruzando hacia el Sinaí. Creo que desestabilizar más la zona puede llevar a cambios muy serios en los países vecinos, incluido Egipto. La única vía a la paz es libertad para los palestinos. Lo que el Gobierno israelí está haciendo es llevarnos no a la paz sino a la guerra.

 

-Pero no hay mucho que ustedes puedan hacer…

-Sí, podemos hacer mucho. Si liquidan la solución de dos estados habrá una lucha muy seria contra el apartheid. Ya escribí de esto en 1998, que están matando la solución de dos estados y acabaríamos pidiendo un solo estado.

 

-Usted me dijo hace diez años que quizá un solo estado era la única solución posible.

-Sí, quizá. Como dice mi amigo Daniel Barenboim, a veces lo imposible es más fácil que lo difícil.

 

-Sin embargo, mucha gente comprará este plan del ‘trato del siglo’.

-Lo sé. Si eres proclive a ceder a la presión americana, si eres proclive a que continúe este sistema que procura impunidad a Israel, y pone a Israel por encima del derecho internacional, lo aceptarás. Pero eso no resuelve el problema. No es una solución, ya le digo… Matando la solución de dos estados nos unirán más en la demanda de una solución de un único estado. Pero no daremos a Israel, a EE.UU. ni a nadie la excusa de decir que hemos sido nosotros los que hemos liquidado la solución de dos estados.

 

-Es complicado. Y necesitarán a Hamas para eso.

-Siempre. Pero me enorgullece decir que he sido capaz de convencer a muchos de sus líderes de la lucha no violenta.

 

-¿En Cisjordania?

-Y en Gaza. Me dijeron: mira, hemos practicado la no violencia como decías y han matado a 220 palestinos. Les dije: sí, pero esa es la vía correcta. Y nada ha sido más fuerte que nuestro colega médico que recibió un tiro en el pecho cuando ayudaba a otros heridos. Mataron a otro joven, voluntario con nosotros, haciendo lo mismo en Belén. Les digo que cuanto más insistamos en la no violencia más éxito tendremos. No estoy negando el derecho a defendernos, todo el mundo tiene derecho, pero digo que la mejor forma de lucha es lo que llamamos resistencia popular. Y lo que les ha afectado más es nuestro éxito en Jerusalén en 2017, cuando respondimos a Netanyahu, que puso obstáculos para acceder a la mezquita de Al Aqsa, con masas rezando y negándose a intentar llegar a la mezquita. Las primeras veces eran decenas de personas, la siguiente cientos, luego miles. Al final hubo casi 80.000 personas. Netanyahu se dio cuenta de que aquello se convertía en una nueva plaza Tahrir. Forzamos a Netanyahu a echarse atrás. Eso, creo, influyó mucho en que Hamas entendiera que debía utilizar las marchas pacíficas del retorno en Gaza, con otros partidos, claro..

 

-¿Así que hay esperanza?

-Eso creo.

La Vanguardia