¿Kosovo? ¿Y el Estado de los vascos?

El pasado día 18 de Febrero de 2008, en el periódico DEIA, aparecía un artículo de Robert Scarcia, titulado Kosovo, los vascos y la unidad de los rusos. Es un escrito interesante, como puede ser que Kosovo declare su independencia, aunque en dicho escrito del señor Scarcia realiza una comparación entre serbios y vascos, que cuando menos se podíamos tachar de inadecuada, incluso, si nos ponemos, algo dañina para la tan ansiada soberanía de nuestro Estado. Dicha afirmación dice lo siguiente:

«Además, desde una perspectiva histórica y cultural, pretender que los serbios reconozcan que Kosovo ya no forma parte de su patria por razones demográficas o de preferencia política equivale a pretender que los soberanistas vascos acepten que Navarra, la tierra de la famosa lingua navarrorum y del antiguo reino no forma parte de Euskal Herria…»

Si tomamos esa perspectiva histórica y política, dejando momentáneamente aún lado la perspectiva cultural, los vascos serían equiparables a los serbios, pero a diferencia de éstos, los vascos no hemos sido desplazados mayoritariamente de nuestro país. Simplemente este país ha sufrido una emigración desmedida desde mediados del siglo XIX, principalmente en la provincia de Bizkaia, que por aquel entonces tenía la mitad de población que la provincia de Navarra.

Este hecho histórico provocó la reacción de Sabino Arana Goiti, que busca la creación de un Estado para el pueblo vasco (Euskal Herria), el cual llamó Euzkadi. Hay que recordar que en el siglo XIX no había los medios de publicación, distribución y comunicación actuales, es más, ni siquiera era imaginable algo que llamamos Internet. Así pues, Sabino se inventó un nombre para un Estado, que ya existía.

El Estado de los vascos se creó, ante las circunstancias que les rodearon, en el año 824, en forma de Reino de Pamplona, por los entonces conocidos como vascones independientes o navarros. Un peregrino francés, que transitó por el Reino de Pamplona camino de Santiago de Compostela, llamado Aimeric Picaud escribió:

«En algunas de sus comarcas, sobretodo en Vizcaya y Álava, el hombre y la mujer navarros…»

Sancho VI «El Sabio» es el que acomoda el nombre del Estado, en forma de reino, al de sus habitantes, llamándolo Navarra. Deja por escrito que la lingua navarrorum es la lengua del país, Navarra, que incluye las tierras del Duranguesado, Araba y Gipuzkoa. Para entonces ya no se encontraba el Señorío de Vizcaya. La razón no es que fuese independiente, sino la política, en beneficio personal, realizada por la Casa de Haro. Manuel de Irujo, en un artículo suyo, sobre Oñaz y Ganboa, nos aclara bastante sobre dicha política procastellana.

Concluyendo, en la actualidad muchos somos los que tenemos muy claras las cosas en materia cultural y política. Nuestra cultura es la vasca y nuestro estatus político es el de navarros. Y todo gracias a una perspectiva histórica y políticas correctas, gracias al trabajo realizado a lo largo de nuestra historia, por muchos vascos, es decir, por muchos navarros.