Repasamos con historiadores locales algunas enseñanzas que la Mano de Irulegi ofrece para un mejor conocimiento de nuestra tierra. Coinciden en la necesidad de financiar un trabajo arqueológico que arroje más luz sobre nuestro pasado
Han pasado casi dos semanas del hallazgo de la Mano de Irulegi. Momento idóneo para un diagnostico reposado de la mano de cuatro historiadores: Peio Monteano, Mikel Zuza y Lartaun de Egibar. La cuarta interpelada, Amaia Nausia Pimoulier (Iruña, 1982), se cayó de la convocatoria a última hora por una gripe, nos atiende un momento por teléfono. Monteano, (Villava, 1963), es doctor en Historia, y especialista en Historia Social de la Lengua. Mikel Zuza (Pamplona, 1970), es licenciado en Historia, y su familia paterna proviene del entorno de Irulegi. Lartaun de Egibar, nacido en Bilbao, también es doctor en Historia, y profesor de Civilizaciones de la Antigüedad en la UPNA.
–Peio Monteano: El hallazgo es un verdadero revolcón arqueológico y lingüístico pero también rompe un montón de esquemas desde el punto de vista de los historiadores. Si se confirman las hipótesis de Velaza y de Gorrochategui, tendremos que reescribir los primeros siglos de la historia de la lengua, cerrando las puertas casi definitivamente a hipótesis muy polémicas de una euskaldunización tardía en Navarra. Yo confío en que aún haya más restos e inscripciones. Supongo que la excavación de este año habrá sido estresante habiendo aparecido esto en 2021.
–Lartaun de Egibar: El hallazgo es importante, por lo que aporta. Ha sido un encadenamiento de trabajos bien hechos. La excavación, hecha con todo el rigor científico, la restauración de la pieza, y la lectura por los lingüistas con todas las prevenciones, sin afirmar más de lo que se puede afirmar, porque luego se le ha sacado mucho suflé a la cuestión. Han dicho lo que se puede decir, de momento, por lo menos. Todo eso se ha hecho bien, con base y escrupuloso arreglo a los métodos científicos.
–Mikel Zuza: Es un hito, que remueve, desde la arqueología a la historia, una serie de construcciones históricas a las que estábamos sometidos desde hace décadas aquí. Basta con ver la reacción que ha habido en determinados campos. Es un inicio, porque seguro que van a salir más cosas. Cuando salgan, habrá una concepción asentada de lo que fue esto. Muchas veces me preguntaban: ¿Pero no sale nunca nada vascón en todos los yacimientos que hay? Esa duda lleva a lo peor de la mentalidad conspiranoica. A pensar que seguro que sale y lo tiran. Yo nunca he creído que eso ocurriera. Pero ya ha salido algo vascón, y ha provocado un maremágnum, pues a algunos de los que llevaban años diciendo que el euskera no es de aquí y que viene de fuera se les cae el chiringuito
–Peio Monteano: Habría que ver cómo esa lengua protovasca, parece muy clara esa cuestión, sobrevivió a la romanización, un caso único en todo el sur de Europa. ¿Era un elemento identitario, de unidad cultural de ese pueblo? Porque los romanos vieron algún tipo de características comunes para llamarles con el mismo nombre. Este es un primer paso en una línea de evolución histórica.
–Lartaun de Egibar: Da datos sólidos a muchas cosas que antes funcionaban en el terreno de las hipótesis más o menos razonables, porque no teníamos más. Me ha llamado mucho la atención la oleada de explicaciones alternativas por internet. Un montón de ocurrencias que apuntan en muy diversas direcciones, y todas tienen de fondo una especie de histeria o fobia histérica a lo vasco. Partiendo además de una concepción sui géneris de lo vasco, con cosas sin ninguna base. Lo último que he llegado a oír es que eso era la mano de la Virgen de Fátima (se ríe). Más despropósito no se puede.
–Mikel Zuza: Yo leí que sorioneku quería decir ‘sorianoku’, la prueba de la relación entre los habitantes de esta zona y los de Soria, que eran celtas. El papel y las redes lo aguantan todo.
–Peio Monteano: Suelo decir que internet es la antigua tiza del tonto, un amplificador del tonto de turno, que discute cosas desde el mayor de los simplismos a personas que llevan toda la vida consagradas al estudio de las lenguas indoeuropeas o de la epigrafía latina, que son unas autoridades y además hacen autocrítica constantemente. El hallazgo, en una parte de la sociedad en la que me incluyo, se ha sentido que prestigia la lengua. Hemos terminado asumiendo al euskera como lengua de aldeanos, pastores de la montaña analfabetos, útil para funciones sociales muy elementales, nada cultural o políticamente complejas, y ahora nos sale una pieza que nos dice que esa lengua se puso por escrito, con todos los fenómenos sociales que requiere eso. Ello nos habla de una sociedad compleja y con cierto grado de identidad. Y esto, en el presente, donde todo el mundo va a la historia a buscar ladrillos para tirárselos, causa júbilo en un lado y conmoción en otro. Porque el hallazgo, termine como termine en sus conclusiones más técnicas, ha prestigiado al euskera, pues prueba la antigüedad, que resistió la romanización, y que esa supervivencia no pudo ser sin una voluntad expresa de la gente que hablaba esa lengua. Un apego, porque todas las demás desaparecieron.
–Mikel Zuza: Es un descubrimiento científico, y cambia las tesis científicas que había hasta ahora. Por ejemplo, que el euskera había venido de Aquitania se va al garete, pero también quizás la de que venía del Cáucaso o de los bereberes. Es un terremoto científico. A partir de ahí, lo que diga cada uno en su opinión de cuñado no es más que eso.
–Lartaun de Egibar: Se pueden admitir divergencias explicativas, pero fundamentadas. De hecho, los dos lingüistas (Velaza y Gorrochategui) han sido muy prudentes, y no van más allá de lo que puedan permitir los datos. De hecho, quizás hay más hipótesis que afirmaciones definitivas.
–Peio Monteano: Cuando uno llega a posturas irracionales, es muy difícil rebatirlas con argumentos racionales. Como todo no está probado al cien por cien, es lógico que haya dudas, aunque considero que Gorrochategui y Velaza, y otros más, son los primeros espadas en este tema. Sé que teniendo en cuenta el chasco de Iruña-Veleia, han sido doblemente prudentes tanto técnicamente en la excavación como en las interpretaciones.
–Mikel Zuza: Que haya un testimonio de escritura tan antiguo, que permite pensar que va a haber más, es un punto superalto de estima, supone esperanza para una lengua que en Navarra es tan atacada sin sentido, porque lo que pasa aquí no ocurre en ninguna otra comunidad con lengua propia. Igual la mano es un escudo de defensa a partir de aquí cada vez que ataquen sin ninguna razón.
La navarridad del hallazgo
–Peio Monteano: Uno de los hitos del hallazgo es dónde ha aparecido. Eso nos ha llenado de orgullo a muchos navarros.
–Lartaun de Egibar: Yo no soy navarro de origen, pero también me entusiasma.
–Peio Monteano: Ha salido en el corazón de Navarra, a 14 escasos kilómetros de Pamplona, en la Cuenca, lo que fue el origen del reino. Su valor y su escozor paralelo también están en proporción a esto, porque a nivel internacional en los telediarios han tenido que explicar que en las inmediaciones de Pamplona, la capital de un territorio que no tiene en su denominación la palabra ‘vasco’, se ha encontrado el documento más antiguo de la lengua vasca. Eso ha sido un elemento que nos llena de orgullo en Navarra. Yo creo que incluso se palpaba en el Gobierno, con distintas sensibilidades. Y por otro lado, el escozor de quien ha hecho de la imagen del euskera algo extraño en Navarra. Imagen que transmite y absorbe gente que no tiene ni idea de historia de Navarra, por supuesto. El hallazgo es importantísimo a nivel científico, pero su trascendencia simbólica viene aumentada por dónde ha aparecido.
Irulegi, Legin, Santa Criz
Necesidades financieras
–Mikel Zuza: Este descubrimiento revaloriza sobre todo los castillos del reino de Navarra. Aranzadi empezó a excavar en 2007 con el apoyo del Ayuntamiento de Aranguren. El Gobierno vino después y a su modo, porque la arqueología tendría que tener mucho más apoyo. En Irulegi primero se excavó el castillo, y sabían que muchos de estos castillos estaban cerca de castros o de poblados del Hierro. En Izagandoa, por ejemplo, está la fortaleza Legin. Desde el Consejo de Cultura pedimos que se declarara bien de interés cultural. Hace dos años lo hicieron los ayuntamientos de la zona, y el Gobierno de Navarra se llamó a andanas. Viendo Irulegi podemos imaginar lo que saldría en Legin, la fortaleza más antigua documentada en Navarra. El Gobierno tiene que apoyar estas investigaciones, porque además, en esos valles de la Navarra despoblada, el único motor de desarrollo socioeconómico, la única salvación que les queda, es su patrimonio. Lo que ha salido en Irulegi es porque Aranguren puede permitírselo, y tiene dinero, pero lo emplea en cultura. Fijaos los frutos que ha dado y que podría dar en el futuro.
–Lartaun de Egibar: Enfrente del yacimiento de Irulegi Javier Armendáriz Martija había hecho la prospección de un campamento más o menos provisional, y él planteó si no podía ser el campamento de Pompeyo, podría ser también de Sertorio, en el contexto en el que Pamplona va a empezar a configurarse como ciudad representativa, pasando por delante a poblaciones como la de Irulegi que desaparecen. Me sorprendo todavía cuando se lee por todas partes que Pompeyo funda Pamplona. ¿Cómo se puede fundar una ciudad que ya existía? Y eso está probado arqueológicamente, aunque se haya actuado bastante mal en Pamplona por diversas razones.
–Peio Monteano: Ningún idioma de 2100 años de antigüedad es el de ahora. ¿Qué legado vamos a dejar nosotros a la posteridad? El debate sobre un signo tan identitario, tan importante, como es la lengua. Las lenguas en principio son elementos objetivos de verbalización de ideas, una facultad humana. Pero luego toman significación social. Creo que la identidad es un elemento fundamental en un mundo donde ya no podemos optar al monolingüismo. Hay una lengua que nos da un sentido de continuidad como comunidad. Nosotros vemos en la gente que hablaba esa lengua nuestros ancestros sociales. En ese sentido, nos sitúa en la historia.
–Mikel Zuza: La historia nos afecta como la máxima jurídica de que el desconocimiento de la ley no implica su incumplimiento. Por mucho que te niegues a aceptar un hecho histórico no deja de afectarte. A todos nos afecta que Pompeyo llegara aquí en el año 75. Puede ser que no te importe absolutamente nada o que digas que pasó hace 2.000 años. Sí, pero te afecta exactamente igual. Aunque mucha gente se niegue a reconocer, por concepciones políticos o mentales, la importancia de este descubrimiento, no deja de ser cierto, y lo que va a quedar en los libros de Historia va a ser que en 2022 apareció la primera palabra en vascónico, vamos a decirlo como lo dijo Gorrochategui.
–Lartaun de Egibar: Quién sabe si de aquí a los próximos años aparece algo más antiguo.
–Mikel Zuza: Claro, de hecho confío en ello.
–Lartaun de Egibar: Permitiría conocer mejor, porque el problema ahora para estudiar los estadios protohistóricos de la lengua es la extrema escasez de datos.
–Peio Monteano: Estadísticamente tenemos que esperar que aparezca algo más, porque el porcentaje de terreno excavado es mínimo. Puede que hubieran dado en el clavo a la primera, pero suele ser raro. Si han hecho solo un 10% o menos, esperemos que en el resto aparezca algo más. Creo que el impulso que hay que dar a Irulegi, porque promete, y hay que confiar e invertir en las promesas, no debe ser en detrimento de excavaciones de tipo más romano como Santa Criz. Los recursos que se destinen tienen que ser un añadido, porque Santa Criz también nos puede dar enormes sorpresas, es una ciudad muy enigmática, la estela de Lerga no apareció muy lejos de allí, eso sí, descontextualizada, en una ermita que se construyó siglos después. Uno de los grandes valores de la Mano de Irulegi es que apareció en su contexto, in situ. Eso da una información añadida que supera mucho al objeto en sí. Todos los esfuerzos que hay que incrementar con Irulegi, no deben ser en detrimento de líneas como Santa Criz, lugar también muy prometedor.
–Lartaun de Egibar: Cuando allí apareció una ciudad vascona que adoptó los patrones de la romanidad con todo el entusiasmo, y muy bien romanizada, eso no suscitó ninguna preocupación y pareció estupendo. Ver que aquí hubo una romanización no va en detrimento de la conciencia de la vasconidad antigua, revitalizada tras caer el imperio romano.
–Mikel Zuza: Roma tiene tal prestigio arqueológico que parece que oculta lo que podría haber anterior, los poblados del Hierro vascones, y lo que hay posterior, los castillos que defendieron el reino de Navarra. Lo ideal sería apoyar todo. El descubrimiento de Irulegi es una pista por la que tirar sin olvidar lo demás, incluida Roma.
–Peio Monteano: Tengo muchas relaciones con universidades estadounidenses. Más con Virginia, que trae todos los años investigadores hasta aquí. Vinieron atraídos por el tema de la brujería, pero al final se han enamorado del Archivo Real y General, y de las posibilidades de investigación, y ya hacen investigaciones fuera de las tradicionales. Se ven deslumbrados por Pamplona, por Navarra, y en general, por Euskal Herria. Cuando les hablas de que aquí todo tiene una segunda lectura en lo referente al idioma, no se pueden hacer cargo. El otro día mandé a gente que vinieron de estudiantes pero ya son doctores y profesores en universidades en Illinois, en Indiana o en Montana, y estaban todos que se salían. Cualquier departamento de lingüística igual no sabe situarte dónde está Euskal Herria, pero desde luego la lengua vasca es superconocida y prestigiada. Cuando les dices que aquí andamos aun a un nivel tan básico con el tema lingüístico, y que es un territorio donde muchos de sus habitantes no se sienten orgullosos de ese tesoro, no lo pueden entender, y menos en uno de estos llamados países nuevos.
Oficios revalorizados
A modo de cierre, en el último tramo de reportaje recogemos por teléfono el parecer de la doctora en Historia Amaia Nausia, aquejada de gripe.
–Amaia Nausia Pimoulier: Seguí la rueda de prensa de presentación en directo, porque había recibido un preaviso, aunque no sabía el contenido de lo que se iba a exponer. Como euskaldun y navarra fue emocionante. Y sobre todo la palabra en sí, sorioneku, que te remite a zorioneko. Me pareció precioso que precisamente fuese esa, con el significado que tiene. En mi entorno cercano, que es en general euskaltzale había bastante regocijo con el hecho de que esto se hubiese encontrado en Navarra, porque sabemos cuál ha sido la situación del euskera aquí durante estas décadas, y muchas veces las políticas no han acompañado para su promoción en nuestro territorio. Como historiadora muchas veces nuestro trabajo a nivel social no se entiende, o dudamos de si llega a la sociedad y trasciende, si somos capaces de influir o tener un impacto. Estos descubrimientos, que acaban siendo hitos, ponen en valor ese trabajo de años a menudo en la sombra. Y también supuso una alegría, porque es una manera de revalorizar el oficio de historiador o arqueólogo. Sería contradictorio que esta investigación no recibiese apoyo económico para poder seguir. Ello me trae a la mente la precariedad del mundo de la ciencia en general, y de las ciencias humanas en concreto, frecuentemente denostadas porque no se considera ciencia con mayúsculas, porque parece que no hacemos una contribución que pueda cambiar en lo material la vida de la gente, como si nuestro conocimiento de nuestro pasado no diese también herramientas a la sociedad para tener un pensamiento crítico, base fundamental para cualquier democracia. Espero que una investigación así sirva para los políticos tomen conciencia de que las ciencias humanas y la historia necesitan recursos económicos y condiciones materiales adecuadas para los investigadores y los investigadores podamos hacer nuestro trabajo. Tal vez no un producto inmediato, pero es sembrar para que en el futuro podamos cosechar.
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