Hemeroteca: La Eurorregión


Juan José Domínguez

Del Estado a la «megarregión»

LA internacionalización de la economía, las nuevas tecnologías o la velocidad de las comunicaciones, por ejemplo, han modificado a escala global el modo en que los ciudadanos se relacionan unos con otros en todo el planeta. De ahí que, tanto la ubicación geográfica, los factores económicos y la personalidad cultural de los nuevos sujetos jurisdiccionales jueguen un papel destacado si quieren ser competitivos y ocupar un espacio inteligente. El conocimiento atrae al conocimiento y aglutina a las regiones que desean captar cerebros y generar innovación.

Es posible que los Estados soberanos de cualquier parte del mundo desaparezcan en una década y se amplíen y consoliden nuevas organizaciones comunitarias supranacionales, regionales o potentes megaregiones. Así, el futuro de los pueblos vertebrados en una sola nación tal como los hemos conocido hasta ahora resulta incierto e incluso puede que los viejos estados queden enterrados para siempre. Y España no es una excepción. Quiere decirse que, ante la uniformidad y la competencia entre países o asociaciones de estos durante el siglo pasado, ha surgido un nuevo modelo de relaciones basadas en el auge de las ciudades y provincias creativas que se unen y generan sinergias al margen de quién esté en los gobiernos locales o centrales. Con un objetivo muy claro: generar nuevas ideas y promover el conocimiento para alcanzar más bienestar social y desarrollo económico.

En los últimos días, Patxi López ha propuesto el desarrollo de una Euroregión, proyecto ideado hace 17 años por Ardanza, Alli y Valade, presidente de Aquitania, y paralizado por el Gobierno de Miguel Sanz (quien ha vuelto a declarar de nuevo que no es prioritario que Navarra participe en este órgano supra regional). Ya nos dirán él y Barcina, la presidenta de UPN, en qué entidad de envergadura desea incluir al Reyno con el fin de ser más competitivos en Europa y en la aldea global. ¿En Castilla? ¿En La Rioja, y con quién…?

Vayamos a los datos y veamos por qué la Comunidad Foral comete un fallo imperdonable si no acepta integrarse en la Eurorregión: Navarra cuenta con una población activa que no llega a las 175.000 personas. Por eso, es difícil (y caro) crear masa crítica en todos los campos del conocimiento en los que las empresas, instituciones privadas y entidades públicas se deben apoyar. La cooperación con otros centros de conocimiento es siempre un beneficio pero, en el caso de Navarra, resulta clave.

La cooperación con las CCAA limítrofes es una de las vías más interesantes, por cuanto permite generar sinergias de forma rápida y natural. Y, partiendo de la base de que lo que nos interesa es la prosperidad de Navarra, queda claro quién debe ser nuestro socio para conformar la Euroregión: el mejor. O sea, Euskadi.

Podríamos usar varios parámetros para identificar al mejor. El PIB, por ejemplo, nos mostraría que el País Vasco es la región con mayor PIB del Estado, Navarra se sitúa en la tercera posición y Aragón y La Rioja en quinto y séptimo lugar respectivamente. También nos podemos fijar en los últimos datos de tasa de desempleo publicados por el INE que muestran cómo Navarra es la comunidad con menor paro (10,39%). La CAV ocupa la tercera posición (11,55%) y Aragón y La Rioja se sitúan en cuarta y séptima posición.

Sin embargo, los indicadores anteriores sólo muestran una foto de cuál es la situación actual, pero existen otros que permiten predecir cuál puede ser la evolución de una región: los referidos a la I+D+i. En este sentido, si nos fijamos en el porcentaje de gasto en I+D respecto al PIB regional (Gobierno de Ibarretxe), encontramos que Navarra y Euskadi, con el 1,88%, empatan y ocupan los primeros puestos de la lista, sólo detrás de Madrid, mientras que La Rioja y Aragón se sitúan en quinto y décimo lugar respectivamente. Además, la CAV es la región con mayor porcentaje del gasto en I+D ejecutado por empresas y entidades privadas sin ánimo de lucro.

Con estos datos y ahora que ha dado luz el Tratado de Lisboa, sorprende el desinterés del presidente de la Comunidad Foral ante un reto oportuno que beneficiaría a todos los navarros. La ceguera y los complejos del líder de UPN le impiden ver la necesidad de establecer vínculos necesarios con la CAV. Seguramente, quien sólo ve demonios en los vecinos de al lado sea incapaz de avistar el futuro político. Un futuro, por cierto, que incluso muestra la existencia de nuevas realidades regionales de mayor dimensión.

Ya no se trata de ser francés, inglés, español, americano o australiano. Este concepto se ha quedado obsoleto, por mucho que los Estados e incluso los continentes se empeñen en levantar alambradas en las fronteras. Hoy, es una evidencia que las megaregiones como Toronto, Nueva York, Helsinki, Sidney, Pekín, Shanghai, Berlín, París o Chicago, por citar algunas de las más notables, concentran en sus ciudades y áreas metropolitanas a millones de personas, las cuales viven y trabajan en un entorno cuyo capital humano desborda las estáticas burocracias administrativas de los diferentes países. ¿Por qué? Porque en estas megaregiones convergen actividades de alto nivel económico, innovación, última tecnología, finanzas, potentes empresas, universidades punteras que funcionan en red y, como consecuencia de todo esto, un mercado laboral dinámico.

Más aún: a partir de ahora, es muy posible que las nuevas tensiones políticas y económicas se agudicen entre las megarregiones en el mundo y no entre los Estados. E incluso resulta probable que asistamos a cambios y reformas constitucionales entre estas poderosas regiones y los órganos comunitarios como la UE o países como China, la India, Rusia y EEUU. Los nuevos centros de poder han tomado las riendas y no cejarán en pugnar por la primacía de los recursos y el mercado.

Es cierto que la Euroregión atlántica que pretende unir a la CAV, Navarra y Aquitania ocupa un lugar inferior respecto a las poderosas megaregiones mundiales, pero esta nueva unidad socio económica es una oportunidad inmejorable para ocupar un puesto relevante en Europa.

Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua

 

El miedo de UPN a una eurorregión que no es siquiera imagen de la unidad de Euskal Herria

El proyecto de eurorregión de Aquitania, la CAV y eventualmente Nafarroa no es nuevo. Tampoco lo es esa forma de asociación territorial cuyos objetivos son principalmente económicos o logísticos. Aun así, los anteriores gestores de Lakua insistían en presentarla poco menos que como una estructura que reuniría a todos los territorios vascos. La mera imagen de unidad de Euskal Herria repelía a la derecha navarra, y el tímido acuerdo de cooperación a tres bandas fue empantanado hace nueve años por el presidente navarro Miguel Sanz. La semana pasada los presidentes de la CAV y Aquitania, Patxi López y Alain Rousset, anunciaban la constitución de una eurorregión que, incluso de la mano del PSE, no cuenta con la confianza de UPN, por lo que Sanz volvía a rechazar la participación de Nafarroa, de tal modo que el supuesto golpe de efecto de López no sirve ni al afán propagandístico basado en la comparación con el anterior Ejecutivo de Lakua. Sin embargo, no se trata, como anteriormente no se trataba, de dar cierta imagen de unidad de los territorios vascos, sino de dar verdaderos cauces para plasmar una unidad territorial que no precisa construcciones artificiales ni espurias motivaciones.

Publicado por Gara-k argitaratua