Memoria histórica británica
La investigación judicial del «Bloody Sunday» en Irlanda del Norte y la asunción de responsabilidad por el Gobierno de Londres, aunque tardías, marcan el camino del reconocimiento de los excesos de los Estados
SIQUIERA 38 años después, y tras 12 de una investigación, Gran Bretaña comenzó a enmendar ayer uno de los episodios más negros de la ocupación de Irlanda de Norte, el Bloody Sunday o Domingo Sangriento, durante el que tropas británicas mataron a balazos, sin mediar provocación ni enfrentamiento, a 14 miembros -seis de ellos menores de edad- de
3.200 muertos después, Londres reconoce su culpa
Miles de muertos, británicos e irlandeses, siguieron a las 14 víctimas del «Domingo Sangriento». 38 años después, los jueces ingleses lavan la conciencia del país y dictan inocentes a aquellos 14, aunque de nada sirva ya a quienes les siguieron.
El 30 de enero de 1972, en el Domingo Sangriento (Bloddy Sunday, en inglés), soldados británicos del Regimiento de Paracaidistas dispararon sin previo aviso contra una manifestación en favor de los derechos civiles en el barrio católico de Bogside, en la ciudad norirlandesa de Derry (Londonderry, para los protestantes) causando la muerte a 14 civiles. Aquello acabó con 51 años de autogobierno en Irlanda del Norte y desencadenó un conflicto entre católicos y protestantes que, a lo largo de tres décadas, causó más de 3.200 muertos, la mayor parte civiles, y unos 37.000 heridos en ambos bandos.
Han tenido que pasar 38 años desde aquellos hechos para que el Gobierno británico reconozca oficialmente que nunca debieron ocurrir, que sus soldados jamás debieron disparar contra una manifestación pacífica y que las excusas que pusieron los políticos para esconder sus culpas, como que los muertos iban armados, no eran sino patrañas. Pero finalmente Londres lo ha reconocido, aunque para ello expertos juristas británicos hayan debido invertir 12 años y 195 millones de libras (234 millones de euros) en un informe, el más caro y complejo en la historia legal de aquel país, que ayer vio la luz.
Ante la contundencia de sus conclusiones, que eximen de cualquier culpa a los muertos, el primer ministro británico, David Cameron, no pudo sino reconocer que «lo que ocurrió nunca debería haber ocurrido. El Gobierno es el responsable último de la conducta de las Fuerzas Armadas y por eso, en nombre del Gobierno, de hecho en nombre de nuestro país, lo lamento profundamente». Ante el Parlamento Británico (Cámara de los Comunes) Cameron sentenció: «Lo ocurrido fue injustificado e injustificable». En las tribunas de
La oportunidad
Hacia Viernes Santo
El informe que ayer vio la luz echó a andar el 29 de enero de 1998 cuando el premier laborista Tony Blair encargó la formación de una comisión de investigación en respuesta a las continuas peticiones de la comunidad nacionalista norirlandesa. Fue un gesto que anticipaba lo que llegó cuatro meses después, el 10 de abril, con los Acuerdos de Viernes Santo que abrieron el camino hacia la paz en Irlanda.
Aquel día, Blair subrayó que los muertos en el Domingo Sangriento debían ser considerados «inocentes» de las acusaciones de tenencia de armas y explosivos que se les imputaron en la primera investigación hecha en 1972 por el juez Lord Widgery, a petición del entonces primer ministro, Edward Heath. Aquel informe se basaba, sin contrastarlas con otros testimonios, en las declaraciones de varios soldados que dijeron que algunas de las víctimas habían efectuado disparos y portaban bombas de mano. Widgery, al dar como verdaderos estos testimonios, cerró la posibilidad de iniciar otras investigaciones.
Sin embargo, los familiares de las víctimas nunca aceptaron el informe e insistieron en que el Gobierno británico pidiera disculpas públicas por la matanza.
La duda
¿Habrá condenas?
La comisión encargada por Blair estaba encabezada por el juez Lord Mark Saville y comenzó sus trabajos el 20 de julio de 1998 tras recibir más de 30.000 páginas de documentación. Un tribunal londinense admitió el 28 de julio de 1999 que diecisiete soldados británicos podían mantener el anonimato cuando prestasen declaración ante la comisión y así se pudo subsanar uno de los inconvenientes detectados en este proceso: la desaparición y destrucción de casi todas las armas usadas por los soldados británicos ese 30 de enero de 1972.
Ocho años tardó el juez Saville en cerrar la nueva instrucción ( diciembre de 2006) y casi cuatro en emitir su informe de 5.000 páginas. Ayer le tocó a Cameron capearlo, pero hay una pregunta aún en el aire: ¿habrá condenas por aquella matanza?
Publicación del informe sobre el «Bloody Sunday»
Soledad Galiana
Cameron pide perdón a Derry por una matanza injustificable e injustificada
Durante treinta y ocho años los vecinos nacionalistas de Derry han mantenido viva la llama de la verdad sobre los acontecimientos del Domingo Sangriento. Ayer esa llama arrasó la maleza del encubrimiento británico.
Treinta y ocho años después del Domingo Sangriento, el informe de la investigación encabezada por Lord Saville ha confirmado lo que las familias de las catorce víctimas mortales y las decenas de heridos por los disparos del Ejército británico el 30 de enero 1972 en Derry habían mantenido desde el primer día: la inocencia de las víctimas y la culpabilidad británica por un ataque que el primer ministro británico, David Cameron, ha calificado de «injustificado e injustificable» cuando ha perdido perdón a los nacionalistas de Derry ante los diputados presentes en
«No podemos defender al Ejército británico defendiendo lo indefendible, escondiéndonos de la verdad no servimos a todos aquellos que han servido con distinción para mantener la legalidad y la paz en Irlanda del Norte», afirmó Cameron en su declaración oficial, que dio pie a la publicación del informe que se había mantenido apartado de la opinión pública hasta es mismo momento.
«Así pues, no hay razón para suavizar el contenido de este informe. Por las conclusiones del Tribunal está claro que lo ocurrido durante el Domingo Sangriento no puede justificarse. Algunos se preguntaran si cuarenta años después de tal acontecimiento un primer ministro debe pedir perdón. Para la gente de mi generación esto es algo que hemos estudiado más que vivido, pero lo que ocurrió no debía haber ocurrido nunca. Las familias de los fallecidos no deberían haber vivido con el dolor y el daño de ese día y una vida entera de pérdida», lamentó.
«Pido perdón»
«Algunos miembros de las Fuerzas Armadas -prosiguió- actuaron de manera equivocada, pero el Gobierno tiene la responsabilidad última por sus acciones y, por ello, en nombre de nuestro Gobierno y de nuestro país, pido perdón», concluyó Cameron, que se declaró «profundamente patriótico» y aturdido por la dureza de las acusaciones contra los miembros del Ejército británico, «pero las conclusiones de este informe son totalmente claras: lo que ocurrió en el Domingo Sangriento está injustificado y es injustificable» aseguró el premier.
Cameron se refirió uno a uno a todos los argumentos con los que Saville destruye el informe elaborado por su predecesor Lord Widgery que, en abril de 1972, publicó un informe que exoneraba al Ejército y acusaba a las víctimas de haber amenazado la seguridad y las vidas de los soldados.
Claro está que el informe de Widgery estaba más inspirado por la estrategia del Gobierno conservador de que en el norte de Irlanda se vivía una guerra y que la batalla de las relaciones públicas era una parte de importante de ésta.
Precisamente, la injusticia de este informe, que ignoró y desestimó a cientos de testigos para otorgar la palabra y la razón al Ejército, y en el que la comunidad nacionalista norirlandesa, y particularmente de Derry, adivinó una clara intervención política, que dio pie a la campaña de las familias, que desde entonces ha recordado cada año, en la última semana de enero, el espíritu de las víctimas, todas ellas manifestantes por los derechos civiles y contra leyes injustas, por
Así pues, y según apuntó el inquilino del númer 10 de Downing Street al referirse a los principales puntos del informe, los primeros disparos fueron realizados por el Ejército británico, no de los manifestantes o el IRA, como aseguraban el Ejército y Widgery, y ninguno de los manifestantes estaba armado, a pesar de los testimonios de los soldados, que en ningún momento advirtieron que iban a abrir fuego antes de iniciar sus disparos.
«Saville ha encontrado que, a pesar de los testimonios de los soldados que apuntan en otra dirección, ninguno de ellos disparó en respuesta a ataques o amenazas de ataques por parte de individuos con bombas caseras, y encuentra que algunos soldados, y cito textualmente, `presentaron testimonios que sabían erróneos, para justificar sus disparos’», destacó Cameron ante sus colegas en el parlamento británico, que en 1972 fue testigo de la bofetada de la parlamentaria nacionalista de Derry y una de las oradoras en la manifestación, Bernadette Devlin, abofeteó al ministro de interior británico, el conservador Reginal Maudling.
Muertos y heridos
Además, el informe presentado por Saville recoge la evidencia de los cientos de testimonios ignorados por Widgery, que apuntan que los heridos o muertos estaban intentando huir o iban a ayudar a otros que estaban muriendo.
«El informe se refiere a una persona a la que le dispararon cuando se arrastraba para alejarse de los soldados. A otro le dispararon cuando se encontraba herido de muerte en el suelo, y el informe se refiere a su padre al que el Ejército disparó e hirió, después de que hubiera ido a atender a su hijo», resumió Cameron, aunque también apuntó que las conclusiones no determinan si estas personas fueron asesinadas y que era función de otros tribunales el determinar estas cuestiones.
Precisamente, la fiscalía pública (PPS) ya ha anunciado que estudiará el informe junto al jefe de policía para iniciar investigaciones policiales para determinar posibles acusaciones.
Mientras que los políticos nacionalistas recibieron con gran agrado las conclusiones del documento, los unionistas, como el representante del DUP Gregory Campbell, pidieron ayer que se analice dentro del contexto del conflicto armado y «las actividades ilegales del IRA». Por su parte, el presidente de Sinn Féin, Gerry Adams, afirmó que el informe también revela el intento de ocultamiento por parte del Gobierno británico y que se ha prolongado por casi cuarenta años.
Martin Mcguinness
El líder republicano y vice primer ministro norirlandés, Martin mcGuinness, niega la suposición incluida en el informe de Lord Saville de que estaba presente y armado durante el Domingo Sangriento.
«Siempre habíamos sabido que era inocente y ahora lo sabe todo el mundo»
Para los familiares y allegados de los catorce civiles muertos y decenas de heridos del «Bloody Sunday», el Domingo Sangriento, la mañana de ayer empezó con una movilización silenciosa que recorrió las calles de Derry como un recordatorio de las casi cuatro décadas de injusticia que le ha tocado vivir a la comunidad nacionalista de esta ciudad norirlandesa, la segunda más grande, y de los más de doce años que ha tardado en cerrarse el ciclo de la investigación iniciada por Lord Saville en 1998.
La marcha culminó en el Guildhall, el emblemático edificio de Derry que durante la mañana de ayer acogió a los familiares que acudieron a leer el informe antes de su publicación, que no se produjo hasta después de la intervención del primer ministro británico, David Cameron, ante los diputados británicos, y que fue seguida por los familiares desde el edificio.
Michael McKinney, cuyo hermano, de 27 de años de edad, murió durante la incursión de los soldados británicos en el barrio nacionalista del Bogside de Derry en el transcurso de una manifestación en defensa de los derechos civiles, apuntó que era «un día histórico para Derry», ya que «la espera ha acabado».
Una espera en la que se incluye el primer informe de la investigación sobre los acontencimientos del Domingo Sangriento, a manos de Lord Widgery, y que con su publicación en abril de 1972 además de exonerar a los soldados que ayer Saville declaró culpables, victimizaba aún más a la comunidad nacionalista al acusar a las víctimas de haber atacado al Ejército británico con armas y bombas.
Este informe dio pie a la campaña de las familias y nacionalistas de Derry que consiguió que en 1998 el entonces primer ministro británico, Tony Blair, anunciara una nueva investigación.
Tony Doherty, cuyo padre, Paddy Doherty, resultó muerto a causa de los disparos de los soldados en el bloque Rosville, asegura que con el nuevo informe se reivindica a las víctimas, ya que «la mentira de Widgery ha sido desvelada» y exigió que se despojara de las medallas de honor al regimiento del Ejército que fue responsable de la masacre de Derry.
William Nash murió tras recibir el impacto de un sólo disparo en el pecho, también en los alrededores, y su padre fue herido cuando acudió a socorrerle. Para su hermana Kate, las conclusiones del informe dejan patente una inocencia que su familia ya conocía y ha defendido en todo momento: «siempre lo habíamos sabido, y ahora lo sabe todo el mundo». S. GALIANA
TRIBUNA CATALANA
La investigación del ‘Bloody Sunday’ condena la actuación «injustificable» del ejército británico
El ejército británico actuó de forma «injustificada» y «injustificable» el 30 de enero de 1972 en Londonderry, en Irlanda del Norte, cuando mató a tiros 14 personas en una manifestación. La comisión de investigación de los hechos del ‘Bloody Sunday’ asegura en su informe final que todas las víctimas eran inocentes, y ninguna de ellas iba armada ni amenazó las fuerzas de seguridad. Además, se confirma que fue el ejército quien disparó el primer tiro, en una de las jornadas más violentas y controvertidas de los años de violencia en Irlanda del Norte, y que motivó una fuerte crítica internacional y un aumento del apoyo para el IRA. El primer ministro David Cameron ha pedido «perdón» en nombre del gobierno.
Cinco mil personas se han concentrado esta tarde de martes en Londonderry para celebrar la publicación del informe, que es el resultado de una investigación iniciada hace 12 años. Los hechos de Bloody Sunday provocaron la muerte de 13 personas inocentes el mismo día, y una más falleció como consecuencia de las heridas un tiempo después. El informe de la investigación, liderada por Lord Saville, concluye que los soldados del ejército británico perdieron el control de la situación con el primer disparo. «Hubo una grave y general pérdida de la disciplina de fuego entre los soldados», asegura el texto.
El informe Saville dice que ninguna de las víctimas mortales «suponía una amenaza de muerte o de heridas graves» para el ejército. De hecho, el texto defiende que la actuación de los soldados británicos tensó aún más las difíciles relaciones entre republicanos y unionistas. «Lo que pasó el Bloody Sunday fortaleció el IRA, incrementó el resentimiento nacionalista y la hostilidad contra el ejército y agravó el conflicto violento en los años siguientes», asegura el informe Saville. El texto argumenta que algunos soldados implicados en el ‘Bloody Sunday’ de 1972 ofrecieron «conscientemente testigos falsos para intentar justificar el fuego».
La investigación concluye que, aunque había armas de fuego entre los manifestantes, ninguna de las víctimas llevaba. También precisa que todas ellas eran inocentes. Además, considera probado que varios de los muertos recibieron un tiro del ejército cuando asistían a otro herido, o cuando ya estaban en tierra. El texto también habla del rol del actual viceprimer ministro de Irlanda del Norte-y entonces miembro activo del IRA-Martin McGuiness. La investigación asegura que McGuiness iba «probablemente armado» con una pistola, pero que no se puede probar que disparara. En todo caso, el informe asegura, McGuiness, «no se involucró en ninguna acción que diera a ninguno de los soldados una justificación para abrir fuego».
El primer ministro británico, David Cameron, ha pedido «perdón» por la muerte de civiles inocentes en enero de 1972, y ha destacado que la actuación «injustificada» y «injustificable» del ejército no se puede «suavizar» de ninguna manera. Cameron ha explicado que no se puede «defender» el trabajo necesario del ejército británico en Irlanda del Norte «defendiendo la indefendible». El primer ministro ha destacado que, «a diferencia de los terroristas», el estado británico reconoce sus errores.
Los hechos del domingo 30 de enero de 1972 marcaron un punto de inflexión en el conflicto de Irlanda del Norte. Poco después, el gobierno británico retiró el autogobierno en Belfast, y controló la administración desde Londres. La violencia en los años siguientes fue muy dura. Una primera investigación de los hechos concluyó que los soldados británicos habían respondido al fuego de los manifestantes, que según decían, iban armados.
La comunidad católica rechazó esta primera investigación desde el principio. De hecho, los trágicos acontecimientos del ‘Bloody Sunday’ motivaron un crecimiento del apoyo de parte de la comunidad católica local e internacional -sobre todo en Estados Unidos- en favor de la lucha armada y violenta del IRA. De acuerdo con el informe final de los hechos publicado este martes, «el Bloody Sunday fue una tragedia para la familia de las víctimas y los heridos, y una catástrofe para la gente de Irlanda del Norte».
La investigación de Lord Saville sobre el ‘Bloody Sunday’ ha durado 12 años, y fue propuesta por el gobierno del laborista Tony Blair.