El titular es una idea para la canción del verano. ¿O ya no hay canción del verano? Vete a saber. En todo caso, no tiene rima ni ritmo, pero tiene razones de peso. Grecia se hunde, Portugal le sigue y España no mantiene el paso firme en la misma dirección. Demasiado a menudo las agencias de calificación de crédito más solventes rebajan la nota de la deuda española. La griega ya es papel pintado. Ayer pasó y a continuación la bolsa española cayó en picado. Es esta una secuencia conocida. En los debates que han organizado todos estos meses las plataformas del «Decideix» han ido también destacados representantes del unionisme más civilizado.
Piden calma, cordura y proclaman la posibilidad de que España finalmente cambie y acepte a los catalanes tal como son. Pero nunca responden a una pregunta básica: señores unionistas, ¿hay alguna razón para que Cataluña continúe ligada en España? Ayer, por ejemplo, la agencia Standard & Poor’s rebajó todavía más la calificación de la deuda de la ciudad de Barcelona, porque la vinculó a la española. Las malas compañías… La agencia se comprometió a repensar esta decisión si el gobierno de Rodríguez Zapatero cumple los objetivos fiscales a los que se ha comprometido para los dos años próximos. ¡Glups! ¡En buenas manos está la panera! La gente más sensata de este país mira hacia la deuda pública y el sistema financiero español con pánico. Caballeros, ¿prendemos fuego o huimos?