Gente normal y problemas reales

Desconfiaré siempre de quien no respete mi lengua. Porque, al hacerlo, demuestra que no me respeta a mí, y a la vez que no respeta un bien cultural esencial.

Desconfiaré siempre de quien no encuentre normal su uso institucional y simbólico, porque no encuentra normal mi realidad cultural y porque además piensa que tiene derecho a decidir qué es la normalidad, y curiosamente la normalidad es él, y no yo.

Desconfiaré siempre de quien diga que mi problema no es real, porque me menosprecia a mí y porque se cree con el poder de decidir qué es real, y casualmente también lo es él, y no yo.

Desconfiaré siempre de quien diga que las lenguas son para entendernos y no para crear problemas y utilice este argumento para crear problemas con las lenguas.

Desconfiaré siempre de quien manipule realidades deliberadamente y ose acusar a lenguas perseguidas de ser las perseguidoras.

Desconfiaré siempre de quien vea como gasto innecesario la promoción de mi lengua y como inversión imprescindible la promoción de la suya.

Desconfiaré siempre de quien quiera acomplejarme porque hablo con naturalidad la lengua de mis padres.

Desconfiaré siempre de que me niegue la lengua, porque me siento comprometido con los que la han salvado para que yo la pueda enseñar a mis hijos.

Y procuraré enfadarme poco, sólo lo que yo encuentre normal y ante amenazas que yo considere reales.

Y siempre, pero siempre, plantaré cara.

 

ARA