Escocia ya piensa en el día siguiente de su referéndum de autodeterminación. El gobierno de Alex Salmond mira hacia Bruselas y estudia si cuando fuera independiente se podría convertir, automáticamente, en nuevo socio de pleno derecho de la UE o si, como Croacia, Islandia o cualquier otro candidato, tendría que completar antes el farragoso proceso de ampliación.
Eurofuncionarios y analistas, con el Tratado de Lisboa y el derecho internacional en la mano, prevén una adhesión rápida o incluso automática de los escoceses, pero el gobierno británico o el español no quieren ni oir hablar.
¿Se les echará de la UE, si se independizan del Reino Unido, o se podrán quedar? Si se pregunta a los portavoces de la Comisión Europea, la respuesta siempre es la misma: «No hacemos comentarios sobre escenarios hipotéticos». Pero en el anonimato de los pasillos y las cafeterías del distrito comunitario, los euròcratas admiten que ya se están preparando para el choque diplomático entre Bruselas y Londres que provocaría esta secesión sin precedentes. «La Escocia independiente se convertiría en miembro de facto de la UE, a pesar de quedar técnicamente fuera», augura Hugo Brady, analista del think tank Centre for European Reform. «Y el Tribunal de Luxemburgo difícilmente permitiría que se anulara la ciudadanía europea a los escoceses y que se les negaran los derechos que ahora ya tienen», asegura.
Legalmente, revela al AVUI un alto funcionario escocés de la Comisión, «el Tratado de Lisboa hace más fácil que Escocia u otra nación que ya forme parte de la UE y se independice pase a ser nuevo Estado miembro directamente, sin proceso de ampliación». Y es que mientras que el todavía vigente Tratado de Niza establece, en los artículos 190 y 205, cuántos escaños al Eurocámara y votos en el Consejo Europeo le corresponde a cada socio, el de Lisboa no lo especifica, así que «no habría que reformarlo, se podría incorporar un nuevo socio sin necesidad de reabrirlo», explica.
Ahora sólo hace falta que en la consulta de este 2 de octubre los irlandeses no vuelvan a tumbar el Eurotratado, como hicieron en junio del 2008. También la Convención de Viena, apuntan otros funcionarios, prevé que si una región se independiza pueda decidir libremente si hereda o no los derechos y deberes subscritos por su antiguo Estado.
Una bomba
Políticamente, sin embargo, un ingreso instantáneo a la UE, el mismo día que Escocia se independizara, sería una bomba. Por esto, y a pesar de que legalmente no parezca del todo necesario, las fuentes consultadas apuestan porque Edimburgo complete un proceso de adhesión por la vía rápida, como un formalismo, y que lo haya negociado antes con Londres.
«No nos costaría nada seguir un proceso de ampliación formal si así se nos pide, pero tendría que ser corto, porque ya formamos parte de la UE y aplicamos su legislación», afirman desde la oficina del primer ministro Salmond. «Sería un ingreso rápido, como el de Islandia», comenta Brady.
Pero los ingleses no lo ven tan claro y un eurodiputado laborista amenaza con una «negociación larga y difícil». El referéndum que Salmond confirmó ayer para el año que viene, y que Edimburgo esté tanteando ya en Bruselas su adhesión, también hace perder el sueño al gobierno español.