EL artículo versa sobre un grave escándalo, camuflado, protagonizado por el rector de la UPNA: la política lingüística antidemocrática de imposición del monolingüismo castellano. Trataré el tema con seriedad y también con humor, porque es saludable y eficaz reírse del adversario político. Porque la risa es la única forma posible de crítica política bajo regímenes dictatoriales, pero en democracia es una forma más de crítica. Incluiré unas pinceladas de humor para reflejar mejor el ambiente del acto de apertura oficial del curso 2005-2006 en la UPNA. Acto al que acostumbro a asistir para observar y reflexionar, puesto que lo que dicen y, sobre todo, lo que omiten las autoridades, ofrece información sobre sus objetivos aparentes y reales. Da información sobre su agenda oculta (luego real).
El inicio del curso académico coincidió con el Día Europeo de las Lenguas. En la UPNA de Burillo será un curso que funcionará de espaldas o contra la mayoría de la comunidad académica. Lo hará contra el tercio del alumnado vascófono, que desea y no puede estudiar en euskera. Contra otro tercio de alumnado castellanófono, que desea que se respete la identidad y/o los derechos lingüísticos de los navarros. Contra gran número de profesores y PAS que desean lo mismo o una UPNA que garantice el bilingüismo y promueva el plurilingüísmo necesario en el mundo globalizado. Aunque es un curso iniciado en el Día Europeo de la Lenguas es un curso que se desarrollará en una universidad que no funciona como europea, pluralista y defensora de la diversidad. ¿Funcionará como una universidad africana? Digo africana, por ser el continente donde habitan hoy los pueblos más dolientes y los dirigentes más insensibles.
Burillo es y ha sido el rector más insensible e irrespetuoso ante la identidad bilingüe y bicultural de Navarra, pueblo que ha creado y transmitido dos lenguas, la lingua navarrorum y el castellano. Mi afirmación se basa en datos sobre la absoluta inacción u omisión que caracteriza su antidemocrática política lingüística. De origen aragonés, recuerda a otros dos ilustres aragoneses, también nefastos para la identidad cultural y política y para el patrimonio territorial de Navarra: Fernando el Católico, destructor de la independencia de Nafarroa y Escrivá de Balaguer, que aminoró nuestro patrimonio territorial y se apropió de un excesivo e innecesario campus (muy superior a un millón de metros cuadrados), para la denominada Universidad de Navarra, en realidad universidad del Opus Dei.
Los hechos de Burillo son claros y muestran cómo actúa contra la identidad bilingüe y bicultural de Navarra. Lo ha hecho y lo hace desde la UPNA, organización señera y crucial para el presente y futuro de Navarra. Pero, por el trato lingüístico que reciben sus estudiantes, no parece de Navarra sino de Aragón o de La Rioja. Sin embargo, ¡es la Universidad Pública de Navarra! Y, héteme aquí, parafraseando al navarrista Del Burgo -Navarra es Navarra- y citando la frase (falsamente) atribuida a Don Quijote: ¡Cosas veredes, amigo Sancho, que harán temblar las paredes! Aunque matizaré la tautología de Del Burgo, porque para mí «Navarra es Nafarroa».
Ni Navarra es Aragón, como parece pensar Burillo, ni es La Rioja, ni es Euskadi. Lema este último (Nafarroa Euskadi da) repetido hasta la saciedad por ignorancia histórica, por militantes y simpatizantes nacionalistas vascos. Basta recordar el reciente milenario del rey navarro Sancho el Mayor, bajo cuyo reinado estuvo unificado por última vez el País Vasco o la Vasconia histórica. Por eso rechazo el citado lema en Navarra y/o el País Vasco, divididos hoy en tres entes político-administrativos: Navarra, la CAV y Aquitania. Rechazo, también, el citado lema pseudosabiniano porque perjudica las relaciones entre los pueblos hermanos en historia y cultura, de Navarra, la CAV y Aquitania. Y, aunque deseo que los citados pueblos decidan reunificarse políticamente en el seno de la UE, creo que la única denominación con legitimidad histórica y democrática para el ente político resultante sería la de República de Nafarroa. Mientras tanto, el lema correcto es: Euskadi Nafarroa da.
¿Cómo logró Burillo seducir y engañar a tanta gente? ¿Cómo logró una aplastante mayoría de votos? Yo le voté. Y no sólo lo hice sino que pedí públicamente el voto para él. ¡Jamás me he arrepentido más, ni antes, de un voto! La respuesta es sencilla: astucia y/o maquiavelismo. Cualidades ausentes en Pérez Prados, también contrario al pluralismo, pero que actuaba con franqueza. Burillo se labró una (falsa) imagen de demócrata y pluralista y venció, fácilmente, en las urnas a Patricio Hernández. Falsa imagen que no se corresponde con los hechos, ni con los de su anterior etapa de primer rector.
Conviene recordar que Burillo llegó a Navarra de la mano del corrupto Urralburu que, para ocultar sus actuaciones, protagonizaba estridentes campañas mediáticas contra la identidad vasca de Navarra. Burillo llegó para crear una «universidad no nacionalista vasca» (léase, «universidad monolingüe y nacionalista española»), lo que Urralburu denominó «Proyecto Harvard» y que Burillo cumplió con eficacia, gracias a las listas «blancas» y «negras» de potenciales profesores. Ahora sigue actuando ahora en la misma línea, aunque por propia voluntad y también, según manifestación propia, para responder a presiones y/o satisfacer espurios intereses de grupos de profesores monolingües, constituidos en poderes fácticos o lobbies. Sigue actuando con astucia/maquiavelismo. ¿Cómo explicar si no la buena imagen mediática de que disfruta tras dos largos años de inacción total? ¿Cómo la inmerecida quietud del alumnado bilingüe y/o pluralista? ¿Cómo el silencio cómplice de los representantes de sindicatos pluralistas: CCOO, ELA y LAB? La respuesta: astucia o buenas (y falsas) palabras, exitosas maniobras de división del adversario, vetos personales, compra de voluntades, etcétera. Actuaciones que recuerdan, una vez más, al también originario de Aragón, Fernando el Católico, modelo de Maquiavelo para su obra El Príncipe .
Sobre estas cuestiones pensaba al escuchar los discursos de la apertura oficial. Acto en el que sólo disfruté con una espléndida lección magistral. Burillo nos brindó una cháchara vacía sobre la excelencia del servicio público que brinda la UPNA a sus clientes/alumnos. Objetivo no cumplido en una UPNA más centrada en satisfacer a los lobbies de profesores. Burillo, obviamente, omitió toda referencia a la planificación lingüística, que ni aborda, ni abordará, a pesar de su obligación legal (LFV, Estatutos). Recalcó, sin embargo, que la UPNA es una institución autónoma. Pero parece confundir autonomía con alegalidad en lo referente a las leyes forales, que desprecia totalmente. Actúa como si pudiera hacer lo que quiera en materia lingüística. Sólo se preocupa de cumplir las leyes estatales (Constitución, LOU, etcétera), mientras hace caso omiso de las promulgadas por el Parlamento Foral (LFV, según el TSJN, vigente en la UPNA), institución que ningunea. Visto lo visto, creo, y así se lo dije, hace ya tiempo, a Patricio Hernández, que debiera haberle votado a él y no a Burillo. Porque, al menos, él aprendió euskera y demostró sensibilidad hacia la identidad bilingüe y bicultural de Navarra. En cualquier caso, hubiera garantizado mejor el pluralismo/plurilingüísmo en la UPNA, al que, en el acto de apertura, sólo se refirió Burillo con un vergonzante «eskerrik asko». ¡Actuó peor que el presidente Sanz, quien, al menos, se esforzó en leer un par de líneas en euskera!
Finalizado el acto, quise comentar a Román Felones y Vicente Ripa el escandaloso proceder de Burillo y la esperanza de que influyan en un futuro Gobierno Foral, que exija un funcionamiento democrático, pluralista y cosmopolita o universal en la UPNA. Hablé con Felones pero no con Ripa. También hablé con el consejero de Cultura, Juan Ramón Corpas, hoy en horas bajas, que estaba siendo objeto de burla jocosa en un corrillo de profesionales femeninas, por su desafortunada cita machista en el Parlamento Foral: «Los discursos tienen que ser como las minifaldas: cortos y que enseñen mucho». Finalicé la sesión junto a un grupo de profesores y amigos, entre comentarios y risas y degustando el vino. En fin, deseo que aprendamos de la experiencia y empecemos a preparar un futuro mejor.
(*) Profesora titular de Psicología Social, ex jefe de Euskera y de Política Lingüística del Gobierno de Navarra