He estrenado aeropuerto, el aeropuerto internacional de Erbil. A las cuatro y media de la mañana llegaba a esta flamante estación aérea de anchas columnas piramidales de las se extienden livianas nervaduras del techo y con un suelo tan brillante como el del nuevo aeropuerto del Prat. Abierto hace un par de días aun no ha sido oficialmente inaugurado. Las chicas de la seguridad con sus pantalones azules, blusas y ligeros velos negros, los policías con sus funcionales uniformes y gorritos de visera, con un aire mas civil que marcial, sin hacer ostentación de sus armas, son una buena imagen del Kurdistán autónomo iraki. En su anhelado sueño, tantas veces pregonado de querer convertirse en otro Dubai, ya tienen como servicio de limpieza, cuadrillas de oscuros bengalas.
Desde mi ultimo viaje de hace tres años, la capital de esta región del norte de Irak, Hauler en kurdo, me ha proporcionados sorpresas una y otra vez. La cultura de los «mall» ha invadido la ciudad y en una sola calle, la de Gulan, han abierto varios establecimientos de este estilo, en uno de los cuales Julio, ha instalado su bar de café colombiano, muy exótico en esta población que va adquiriendo un estilo de vida muy moderno. Un publico occidentalizado -familias de aspecto burgués- la juventud dorada de la ciudad, muchachas con tejanos, chicos con erizados cabellos engomados compran en sus tiendas de firmas internacionales, y se exhiben en torno a sus galerías. En estos últimos días del Ramadán, no solo estos centros recién construidos sino las viejas y sucias calles del bazar, al pie de la antigua ciudadela, encumbrada en una colina, rebosan de gente.
Por todas partes surgen centros residenciales con nombres como «American Village» o «Dream Village», edificios de oficinas de compañías petrolíferas extranjeras, hoteles lujosos como el Rotana, a punto de acabar. Hay una docena de universidades privadas, y cada vez se impone mas el ingles en sustitución del árabe, como segunda lengua de esta floreciente región . En el barrio de Ankawa, el barrio llamado católico por sus habitantes sobre todo del rito caldeo, con on sus chalets y casas rodeadas de jardín se expenden bebidas alcohólicas. Los kurdos son de mayoría musulmana suni, y sus principales partidos el PDK Barzani y el UPK de Talaban, mantienen su monopolio del poder, pese al progreso del partido Goran o del Cambio, que acusa a su gobierno de corrupción. El grupo islámico más extremista es el Ansar el Islam que hace unos años había fomentado actividades terroristas. Pero la seguridad, la paz, son la gran riqueza de esta tierra en la que se encuentran en torno a Kirkuk, excluida de la zona autónoma y cuya reivindicación es la reivindicación histórica nacional , que los kurdos la llaman la «Jerusalén del Kurdistán», los primeros yacimientos petrolíferos explotados que convirtieron a Irak en un poderoso estado.
Gara Zirari me acompaña a visitar las zonas industriales de la ciudad. Hijo de un pechmerga o combatiente de las luchas heroícas de Barzani, padre del que es ahora presidente del gobierno autónomo, casado con una iraní con una hija estudiante en París y residiendo en Suecia tras haber vivido en los EE.UU., pertenece a esta generación de kurdos emprendedores y volcados al mundo del progreso. Tiene una pequeña empresa que se dedica a trazar las líneas blancas de las carreteras, instalar su señalizaciones. En el Kurdistán las obras publicas avanzan con rapidez sorprendente y atraen a muchas sociedades extranjeras, sobre todo turcas, y ahora además iraníes. Junto a las fabricas de materiales de construcción, se extiende amplias salas de exposición y venta de automóviles. En el Kurdistán cada día entran ardedor de quinientos vehículos de marcas como Toyota y de modelos como el Land Cruiser. Se pagan pocos impuestos y los negocios son tentadores. Hay muchos árabes iraquies que trabajan como ingenieros, arquitectos, técnicos, médicos , profesores, en este Eldorado del Oriente Medio.
Los miles de extranjeros que han que han decidido arraigarse aquí son turcos, libaneses, iraníes, incluso latinoamericanos. La base de su pirámide laboral extranjera, es como en Dubai, la barata mano de obra asiática mucho mejor tratada en este pequeño país. Este crecimiento espectacular se hace sin embargo, sin el funcionamiento de un eficaz sistema bancario. Los kurdos no confían en sus cuentas y guardan en sus casas como los irakies, su dinero contante y sonante con el que hacen todas sus transacciones. El suministro de electricidad no esta aun asegurado las veinticuatros horas del día.
Las noches festivas del Ramadán de Erbil me dieron otras sorpresas . En los espaciosos parques municipales de Minaret, Zinder, con sus cabinas de teleféricos todavía sin estrena, han florecido surtidores de agua de colores, pequeños estanques. Al pie de su milenaria ciudadela aun sin reconstruir, hay un jardín de altas fuentes iluminadas que atrae a sus confiados habitantes. Antes del petróleo fue el agua, la que dio a vida a esta ciudad que presume ser una de las mas antiguas del mundo. Contemplo desde su colina ocre y gris, como se van vaciando las calles a la hora de la ruptura del ayuno, y me conmueve su sublime silencio con la voz de lo almuecines llamando a oración y el piar clamoroso de los pájaros de Erbil.