«Los catalanes tenemos que reaccionar para evitar la terapia narcotizante que nos aplican los que gobiernan»
El presidente del Barça reivindica la mayoría de edad de Catalunya para decidir qué quiere ser. Y, ante las agresiones de fuera, que, según Laporta, tienen su mejor ejemplo en el bloqueo del Estatut, el dirigente culé aboga por buscar el «voto útil del independentismo»
Joan Laporta (Barcelona, 1962) entra a la carrera en las oficinas del Fútbol Club Barcelona. Conseguir un hueco en la agenda del presidente culé es misión imposible. DIARIO DE NOTICIAS le ha robado noventa minutos. Hora y media en la que el dirigente blaugrana se muestra como es. Directo en la palabra y cercano en el trato, no regatea ninguna pregunta. Catalanista convencido, el máximo responsable del mejor Barcelona de toda la historia deja el club en un mes. Su salto a la política parece inminente. Aunque advierte de que no se pronunciará hasta que abandone su actual cargo, en sus declaraciones se intuye que lo tiene más que decidido. Será en solitario y como primer punto de su programa electoral figurará la reclamación de un Estado propio para Catalunya.
¿Dará el salto a la política?
Igual sí, lo estoy valorando. Estoy reflexionando sobre este tema. No tengo nada decidido y, además, no pienso pronunciarme mientras sea presidente del Barça, pero quizás sí.
Muchos lo dan por hecho.
Ya lo he dicho muchas veces, Catalunya se está muriendo porque nos la están matando.
¿Reclamará la independencia de Catalunya?
El Estado español no resuelve los problemas que tenemos. Creo que ha llegado el momento de poner muy claro encima de la mesa el debate y desarrollar la actividad política para que Catalunya tenga su propio Estado.
¿Será competencia del president Montilla, Mas y Puigcercós en las próximas elecciones?
Si tomara una decisión al respecto sería con el horizonte más cercano.
¿En solitario o en la lista electoral de algún partido?
Sería a través de un partido político nuevo que tendría que explicar por qué la mejor Catalunya es una con su propio Estado.
¿La irrupción de otro partido nacionalista no fragmentaría aún más el mapa político catalán? ¿Lo idóneo no sería la unidad de acción?
Tenemos una clase política a la que ya se le ha planteado esto, pero ha priorizado sus intereses para tener poder frente a los intereses de hacer país. Y esto ha sucedido con los partidos de obediencia catalana, que es lo más triste.
¿No les ve capaces de remar en la misma dirección?
Ellos son los primeros que no han fomentado y conseguido la unidad cuando ha habido momentos en los que ha hecho falta un frente común del catalanismo.
¿Qué propone?
Tenemos que dar un paso más y desarrollar una acción política para agrupar a todos los que pensamos que para que Catalunya sea plena, sólo hay una vía, y es que tenga su propio Estado.
¿Es consciente de que su discurso no gusta a mucha gente? Desde CiU y ERC ya le han censurado.
Parece que sea su coto privado de caza, que nadie pueda aportar nuevas ideas. Parece que ellos tienen la exclusividad de todo esto, pero sin desarrollarlo.
¿Artur Mas y a Joan Puigcercós creen en ese Estado catalán?
No creen. Unos porque si apuestan por un Estado para Catalunya pierden a sus votantes conservadores, y otros porque han demostrado que, lamentablemente, cuando han tenido la capacidad de condicionar al Gobierno y han entrado en él, han hecho un papel que ha dejado mucho que desear.
¿De quién está más cerca, de CiU o de ERC?
Yo me siento cerca de Catalunya. Soy catalán e intento aportar mis ideas y mi capacidad de acción para que Catalunya pueda administrar libremente sus recursos.
¿Es crítico con el tripartito?
Parecía que tenían la varita mágica de la gestión y de la eficiencia y ha sido un auténtico fracaso.
¿Todo ha sido malo?
Hemos tenido menos capacidad para decidir, no hemos conseguido más autogobierno, hemos tenido que soportar la indignidad que representa para los catalanes que un estatuto votado por el pueblo todavía esté en el Constitucional…
Sus palabras no van a gustar a la clase política catalana.
Los políticos catalanes se han convertido en unos vasallos del Estado español. Tenemos que reaccionar para evitar la terapia narcotizante que nos están aplicando los que gobiernan aquí, que siguen al pie de la letra lo que dicen desde Madrid.
También ha apoyado la celebración de consultas. Ya sabe que en Euskadi el lehendakari Ibarretxe fue demonizado por eso.
La piedra angular de todo es que tenemos que actuar políticamente para conseguir una mayoría en el Parlament de Catalunya que proclame el Estado catalán y, a partir de ahí, tenemos que ir a por el referéndum. Y si tenemos mayoría tenemos que actuar ante los organismos internacionales para lograr el reconocimiento de Naciones Unidas.
Las autoridades españolas se lo pondrían más que difícil.
Pero no es España quien nos tiene que decir a nosotros qué tenemos que hacer. El pueblo catalán ya es mayor para decidir qué quiere ser.
Lo que sigue atascado es el Tribunal Constitucional con el Estatut. Montilla advirtió el lunes en el Senado de que peligra la relación entre el Estado y Catalunya.
Me parece ridículo, desde el punto de vista de la defensa de los intereses nacionales, que centren la polémica en la recusación de los magistrados. Para mí, el presidente de
¿Comparte la estrategia del president Montilla?
Para mí el Constitucional no tiene competencias para decidir lo que ha votado el pueblo de Catalunya y esto el president Montilla lo tendría que tener muy claro. Cuatro años para resolver la constitucionalidad del Estatut es una burla y un atentado para la dignidad de los catalanes.
¿Qué sensación hay entre los catalanes sobre el tema del Estatut?
Como es una vergüenza que ha promovido un tribunal español, para nosotros es una cosa que ya no nos interesa. Se les ha visto el plumero y nos tenemos que dedicar a lo nuestro, que es la acción política para conseguir un Estado propio para Catalunya.
¿Cómo tendría que responder la sociedad si se recorta el texto?
La sociedad catalana debe reaccionar porque nos encontramos en un momento que son demasiadas las cosas que nos han venido pasando y las hemos consentido.
¿Cuál es su propuesta?
Sería bueno, manteniendo la idiosincrasia y la manera de ser de cada uno de los grupos que han venido defendiendo la independencia de Catalunya, actuar en un frente que pueda tener una representación parlamentaria. Se ha de buscar el voto útil del independentismo.
¿Lo ha hablado con los otros líderes catalanes? Por el palco del Camp Nou pasan todos.
Y eso que no paran de decir que yo, como presidente del Barça, no puedo hacer política.
¿Entiende esas críticas?
Nunca he utilizado el Barça para hacer política. Como presidente sí que he utilizado el club como instrumento para hacer país y lo voy a seguir haciendo hasta el último día de mi mandato. Presidir el Barça es una forma más de defender los derechos y libertades de Catalunya.
¿Y la afición? ¿Está con usted?
Los barcelonistas aceptan esta filosofía. Igual que las personas de mi forma de pensar aceptamos que el Barça es plural y hay todo tipo de ideologías, que el Barça no es sólo de Catalunya, sino que también es de España, de cualquier país.
Desde la prensa madrileña no piensan lo mismo.
Si yo hubiera actuado de forma sectaria no hubiera crecido tanto el número de aficionados del Barça. Hoy por hoy, tengo el orgullo de decir que el Barça más catalanista de la historia ha sido el más universal y el mejor.
Entre ellos muchos vascos.
Tenemos muchos, afortunadamente, porque son gente con convicciones y noble.
Pero se le ha criticado desde dentro y fuera de Catalunya.
Lo que digo se contrapone con los que dicen que el Barça sólo tiene que ser un club. Perdone, si el Barça únicamente fuera un club no hubiéramos conseguido ser el mejor equipo del mundo.
Zapatero es aficionado del Barça. ¿Es lo único que comparte con él?
Sí, eso es así.
¿Qué le parece el camino que ha tomado?
Ha actuado a destiempo. Tiene que hacer un ejercicio de autocrítica. Cuando tienes las responsabilidades de presidir en un contexto de crisis global y tienes que reaccionar, hay que actuar con valentía.
¿Cree que el presidente español ha pecado de falta de valentía?
Por priorizar cuestiones de poder en lugar de los intereses de los ciudadanos, Zapatero ha tenido que ir retrasando la adopción de estas medidas.
Otra polémica es la prohibición o no de las corridas de toros. ¿En qué bando está?
Nunca he ido a los toros y, desde la perspectiva de lo que es la protección de los animales, el sufrimiento no entra en mi manera de pensar.
Publicado por Noticias de Navarra-k argitaratua