Entrevista a Cavaco Silva

«Ni Grecia, ni periferia de España; Portugal es un país fuerte»

«España y Portugal se influyen, pero nuestra inversión inmobiliaria no fue tan elevada» | «Portugal es Europa y algo más: la lusofonía reúne a más de 250 millones de personas»  |  «Portugal y España no son Grecia; ha habido error y mala fe en algunas tribunas»  |  «Hablar de integración política entre Portugal y España sería perder el tiempo» | «En su día Portugal rechazó en referéndum crear autonomías, el pueblo no las desea»

 

ENRIC JULIANA

 

El presidente de la República Portuguesa, Aníbal Cavaco Silva, presidirá mañana la sesión inaugural del Fórum Ibérico de Barcelona, plataforma hispano-lusa de cooperación empresarial, impulsada por el Gobierno de Portugal, la Generalitat de Catalunya, la Cambra de Comerç de Barcelona y el grupo bancario portugués Caixa Geral. Esta primera reunión del Fórum se centrará en el mercado de la energía. El presidente Cavaco Silva recibió a La Vanguardia el pasado viernes en el palacio de Belém de Lisboa. La actual crisis económica ocupó muy buena parte de la entrevista.

 

 

 

Aníbal Cavaco Silva (Boliqueime, 1939) es el sexto presidente de la República Portuguesa desde la revolución de 1974. Economista de formación liberal y adscrito al Partido Social Demócrata (centroderecha) fue primer ministro entre 1985 y 1995.

 

El presidente Cavaco inaugura mañana el Fórum Ibérico de Barcelona sin ningún ministro español. La presencia del titular de Industria, Miguel Sebastián, ha sido anulada por «motivos de agenda».

 

Seguramente estamos ante un círculo vicioso. Un círculo vicioso ibérico: la crisis española daña a Portugal, y la crisis en Portugal contribuye a retrasar la recuperación de las exportaciones españolas.

 

España es el principal socio comercial de Portugal. Y Portugal es el tercer cliente de los productos españoles. Por tanto, nada de lo que ocurre en España nos es indiferente, y viceversa. Dicho esto, cada país tiene su especificidad. En Portugal no ha habido inversiones tan fuertes en el sector inmobiliario como en España.

 

La fiesta en España ha acabado abruptamente. Y el punto álgido de la crisis ha coincidido con el turno europeo. La presidencia semestral española se está diluyendo por el agobio de la crisis y por la puesta en marcha de los nuevos mecanismos institucionales de la Unión Europea. ¿Funciona Europa?

 

El tratado de Lisboa fue un paso muy importante para que la atención de la Unión Europea pueda concentrarse en las preocupaciones de la gente y en los desafíos del futuro. Las nuevas figuras institucionales están ahora sometidas a prueba. Este es el reto de la presidencia española.

 

Estados Unidos ha dejado en suspenso la cumbre con la Unión Europea, que la presidencia española ya daba por hecha. Da la impresión de que Europa está tomando conciencia –de golpe– de que ya no ocupa el centro del mundo. Ustedes los portugueses fueron los primeros grandes cartógrafos del planeta. ¿Cómo ve el atlas?

 

Le diría que sin integración europea la situación sería mucho peor para todos nosotros. La integración es hoy el activo más importante del que disponemos los europeos. No tenemos otra alternativa. Y hemos de tener en cuenta que el presidente Obama también está condicionado por sus problemas internos, especialmente por el serio debate que hay en Estados Unidos sobre la reforma del sistema sanitario. Nosotros daremos todo nuestro apoyo a la presidencia española, que, como le decía antes, también está sometida a prueba: es la primera que aplica el tratado de Lisboa.

 

Y la prueba ha consistido en tener que desmentir ante los mercados financieros que la situación económica española no es tan grave como la de Grecia. También Portugal ha pasado por ese duro trance.

 

Algunas agencias de rating, algunos analistas internacionales y algunos diarios económicos han cometido graves errores de análisis estas últimas semanas. Deberían concentrar su atención en los indicadores objetivos de las economías de Portugal y de España, que son muy distintos de los de Grecia. Es un error meter a los tres países en un mismo saco.

 

¿Cree que ha habido maniobras contra España y Portugal?

 

cometido un error intencionado, con el consiguiente perjuicio para Portugal y España. En el momento de su adhesión al euro –lo recuerdo bien–, Grecia ya presentaba una deuda del 100% de su producto interior bruto, deuda que ahora alcanza el 120%. Las estadísticas oficiales de Grecia no son fiables –su propio Gobierno así lo ha reconocido–, de manera que el desequilibrio de sus cuentas públicas es del 12% o el 13%, el doble de lo que se suponía. Nada de eso ocurre en España y en Portugal. La deuda pública española es baja, tan baja como la de Alemania y Francia; y la de Portugal es más baja que la de Bélgica, que la de Italia y, por supuesto, que la de Grecia. Mire, no quisiera utilizar según qué expresiones, pero pienso que ha habido algunas dosis de mala fe.

 

¿Está en riesgo el euro?

El euro es una realidad fuerte. El euro supera al dólar en varios ámbitos, el volumen mundial de transacciones en euros es superior al comercio en dólares. Los bancos centrales del mundo entero tienen más reservas en dólares, pero como moneda de inversión y de transacción financiera, el euro está a la par del dólar. Por lo tanto, el euro es un gran éxito de la integración europea. ¡Hace veinte años parecía un sueño irrealizable! ¿Quién nos lo iba a decir? El Banco Central Europeo está funcionando bien.

 

¿África y Brasil son el pulmón alternativo de Portugal en el actual momento de dificultad económica?

 

No. No son un pulmón alternativo. Los portugueses no consideramos África ni el espacio lusófono como una alternativa a Europa. Portugal es Europa y esa pertenencia refuerza nuestro diálogo privilegiado con los países africanos. La relación con Angola, con Mozambique y con otros países africanos de lengua oficial portuguesa es excelente; excelente. Tenemos intensas relaciones comerciales con esos países, especialmente con Angola, que es una potencia emergente en el África austral. Y la relación con Brasil también es buena.

 

Un español dogmático interpretaría que la comunidad lusófona es una inquietante competencia para la hispanidad

 

No creo que deba verse así. Doscientos cincuenta millones de personas de todo el mundo hablan la lengua portuguesa. Ocho países integran esa comunidad. Cinco en África (Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe); Portugal, en Europa; Brasil, en América, y Timor, en Asia. Bajo el impulso de Portugal y Brasil esa comunidad se ha fortalecido. Y quisiera subrayar aquí el importante papel que desempeñó en su momento el presidente brasileño José Sarney. Estamos trabajando fuerte en la proyección internacional de la lengua portuguesa.

 

Ambiciona Portugal que su idioma se enseñe en las escuelas españolas?

 

Nos gustaría que el portugués formase parte del currículo escolar español, al menos como lengua optativa. En este aspecto recibimos señales positivas desde España, también desde Catalunya. La comunidad portuguesa en España es muy importante y en Catalunya es una comunidad joven, entre cuyos miembros figuran muchos directivos de empresa e investigadores. Los portugueses sentimos una gran admiración por Catalunya, por su historia, por su cultura y por el dinamismo de su sociedad civil.

 

Catalunya también siente simpatía por Portugal. 1640 no es una fecha del todo olvidada…

 

De entre todas las comunidades españolas, la que tiene unas relaciones económicas más fuertes con Portugal es Catalunya. La segunda mayor comunidad portuguesa en España está en Catalunya. Por tanto, el Foro Ibérico de Barcelona tiene mucho sentido. Es importante que los empresarios portugueses y que los empresarios españoles –y los empresarios catalanes– entren en contacto y puedan tejer proyectos en común.

 

La península Ibérica ya funciona, en muy buena medida, como un sistema integrado: dos estados, tres –o cuatro– naciones; una ciudad que quisiera ser el centro de todo, y otra mucha gente que piensa en una península policéntrica.

 

¿Me está usted hablando de integración política? La historia de Portugal es más antigua que la historia de España; somos una nación milenaria con fronteras muy bien definidas desde el siglo XIII; tenemos una cultura propia, con una lengua propia, con una identidad muy fuerte. Pienso que hablar ahora de integración política es perder el tiempo.

 

Perdone, presidente, quizá me he expresado mal…

 

Creí entender…

 

Me refería a la tensión entre centro y periferia en todo el sistema peninsular.

 

Mire, la noción de periferia está muy alterada en el mundo actual. Portugal no es periferia. Lisboa no es periferia. Portugal tiene una estrecha relación con África, con América Latina, especialmente con Brasil, una de las grandes potencias económicas y políticas del futuro. Portugal mira a Asia. Por tanto, Portugal no es periferia. Portugal tiene su centralidad. Tenemos un gran vecino que es España, pero también nos consideramos vecinos de Francia y de Alemania. Y tenemos nuestra vocación atlántica, nuestra fuerte vocación por el Atlántico. Por tanto, creo que debe ser valorada la centralidad de Portugal.

 

España está ahí y es el principal proveedor de Portugal.

 

No ignoramos la fuerza de España. España tiene una población cuatro veces superior a la de Portugal. Lo sabemos. Queremos aprovechar todas las potencialidades de un mercado único ibérico en el mercado único europeo. ¿Sabe? Como primer ministro tuve el honor de abrir con Felipe González una nueva etapa de las relaciones entre Portugal y España, dos países que habían vivido mucho tiempo dándose la espalda. Una nueva etapa basada en la cooperación, pero también en el mutuo respeto de la soberanía de cada país. España tiene sus comunidades autónomas y Portugal rechazó esa posibilidad en referéndum, lo cual es una señal muy clara sobre la fortaleza de nuestra identidad étnica, lingüística y cultural. El 60% de los portugueses rechazó la regionalización de Portugal porque la consideraba un invento de los políticos. Madeira y Azores son la única excepción.

 

No le he preguntado sobre la política portuguesa…

 

… Y ha hecho bien, porque no le habría respondido…

 

Pero debo preguntarle si se presentará a la reelección.

 

Varios colegas suyos portugueses me han hecho la misma pregunta. Le voy a responder de la misma manera que a ellos. Mis principales preocupaciones son hoy el desempleo en Portugal, la deuda externa y las finanzas públicas; me preocupan los brotes de pobreza; me preocupa la competitividad de mi país…, asunto que me parece que también preocupa en España. Y falta más de un año para que termine el mandato presidencial. Ha sido un placer conversar con usted. Tive muito gosto.

 

Publicado por La Vanguardia-k argitaratua