Elisenda Paluzie: El gobierno no está preparado para declarar independencia

Entrevista a la presidenta de la ANC

 

Hace un año que la economista Elisenda Paluzie (Barcelona, ​​1969) fue elegida presidenta de la ANC. Explica que han sido unos meses duros, marcados por la represión y la solidaridad con los presos y los exiliados, en el que han trabajado para ‘centrar’ el papel de la Asamblea: trabajar por la independencia. En esta entrevista, Paluzie critica la supeditación del gobierno catalán al Estado español, defiende la vigencia de la unilateralidad desde las instituciones y propone vías de acción para que el movimiento independentista avance para hacer efectiva la república. Antes de que la ANC apruebe la nueva hoja de ruta en la asamblea general ordinaria del 5 de mayo, admite, sin embargo, que tal vez no habrá unidad y el gobierno no estará preparado para aprobarla después de la sentencia. También lanza un aviso: el juicio en el Tribunal Supremo es una trampa para poner fin al movimiento. Fue en los días en que declararon Jordi Sánchez y Carme Forcadell. Dice que vio la estructura potente de un Estado, su engranaje poderoso.

 

– En las elecciones del 28-A han optado por que haya un frente de bloqueo en Madrid, pero sólo la candidatura del Frente Republicano dice abiertamente que lo hará.

– El frente de bloqueo no deja de ser un titular y la cosa es más compleja. Nosotros decimos que las candidaturas independentistas a las cortes españolas o al parlamento europeo, que son frentes exteriores, deben ser instrumentos al servicio de una estrategia nacional marcada en Cataluña. No se puede ir a hacer política convencional como se había hecho durante toda la época del autonomismo. Somos una minoría nacional y pasa muy pocas veces que tengamos capacidad de influir en la configuración de mayorías en el Estado español y esta capacidad debe estar el servicio de una estrategia para la autodeterminación. La consecuencia de esto puede ser que termines bloqueando una legislatura o que se tengan que repetir unas elecciones, pero el objetivo en sí no es ir a hacer bloqueo; es que los independentistas en el congreso de los diputados sean instrumentos al servicio de una estrategia para hacer la independencia o para aplicar la autodeterminación que ejercimos el 1-O pero que no hemos aplicado.

 

– Los partidos divergen en la estrategia, no hay unidad.

– Sí, pero nuestro rol es ir a la esencia y recordar lo que consideramos que es obvio, aunque no se siga y los partidos puedan tener intereses a corto plazo, o estén insertados en la lucha por la hegemonía electoral.

 

– Si el resultado es un bloqueo a un gobierno del PSOE, un gobierno de derechas, ¿no podría ser más beligerante con el independentismo?

– La alternativa de un tripartito de derechas será si suman. Si no, no lo habrá. Tampoco se entendería que los partidos independentistas no aprobaran el presupuesto de Pedro Sánchez, justamente porque no había este respeto por el pueblo de Cataluña como sujeto político, esta interlocución para avanzar en el camino de la autodeterminación, y que ahora sí fueran a hacer lo que no hicieron entonces. Hay que tener un poco de coherencia, para ser algo creíbles con que realmente se trabaja por el objetivo de la independencia.

 

– ¿Y si la disyuntiva es hacer presidente a Sánchez como mal menor?

– Es que el gobierno de derechas sólo será si suma. Si no, la alternativa es que se repitan las elecciones, lo que los españoles ya hicieron. Hace un año, hice otra entrevista con VilaWeb, antes de ser presidenta de la ANC, poco después de que no se hubiera hecho la investidura del presidente Puigdemont. La revisé y vi que decía que tienes que ser coherente con las apuestas. Que si habías ido con un programa electoral en el que habías dicho que priorizas la restitución del gobierno legítimo, tenías que mantener el pulso aunque significara que se repitieran las elecciones. Anticipaba que, si esto no se hacía, entraríamos en una dinámica en la que tendríamos un gobierno que debería gestionar los márgenes estrechísimos de una autonomía muy intervenida. Al final, es eso que ha acabado pasando en Cataluña.

 

– La ANC también defendió una lista unitaria para las europeas y no la habrá.

– En esta lucha que es tan compleja, en los frentes exteriores debemos hacernos visibles con mucha fuerza, potencia y unidad. Nos da una cierta legitimidad y coherencia a la hora de explicar nuestro caso y conflicto en el mundo. En el Parlamento Europeo se da la circunstancia de que te puedes presentar con una candidatura pero que, después, los diputados pueden ir al grupo parlamentario que quieran e, incluso, los argumentos de mantener la coherencia ideológica en las políticas que no estén ligados a la acción nacional no se dan. En cambio, tendremos esta lucha por la hegemonía electoral visualizada con los máximos dirigentes. Habría sido más potente reforzar con una estrategia unitaria la visualización de la situación anómala del exilio y la prisión, y la posibilidad de que se pueda dar la inmunidad parlamentaria. Se habrían podido hacer unas primarias para las elecciones europeas, y se habría reforzado aún más esta unidad desde abajo.

 

– Sí que han impulsado primarias a las municipales. ¿No es una paradoja que, en lugares como Barcelona, se mantenga la división de los partidos y haya una candidatura independentista más?

– El objetivo de las primarias era doble: intentar construir la unidad, pero de manera diferente a como se había hecho en el pasado. No queríamos una unidad por arriba, a través de las cúpulas, y tener a la gente como invitados de piedra. La candidatura de JxSí se pactó en los despachos y después se abrió una web donde se apuntaron 100.000 personas. Si estas personas se hubieran apuntado primero y, con un proceso abierto y participativo, se hubiera escogido una lista, habría habido una relación de control mucho más directa. Habría ido mejor. El primero de los objetivos, el de la unidad, no se ha conseguido. El segundo sí. Se ha visualizado más el caso de Barcelona, ​​pero ha habido fenómenos interesantes en otros lugares, con candidaturas que han descubierto gente nueva, potente e interesante. Ha habido municipios donde la participación, en relación con la población, ha sido bastante espectacular, como en Sant Just Desvern o Sant Feliu de Codines. Las municipales también son unas elecciones que permiten hacer experimentos. Hemos puesto una semilla y la ANC ha contribuido a ello. Los que han argumentado por activa y por pasiva que se sumaba más por separado no son los más indicados para decir que con cuatro candidaturas se sumará menos que con tres. No habrá cuatro candidaturas en todas partes, porque hay lugares donde el PDECat ha entrado, como L’Hospitalet de Llobregat o Sant Feliu de Codines, y otros donde ha entrado ERC y la CUP, como en las Borges Blanques. En todo caso, la participación de la ANC en las primarias ya se ha terminado. Siempre dijimos que poníamos los instrumentos para favorecer el proceso, el método en sí, pero que luego no habría ningún compromiso de la ANC con estas candidaturas.

 

– ¿El balance final es positivo o negativo?

– Hay una parte positiva. Tuvimos unos primeros meses en los que todo se centraba en la cuestión represiva, en el apoyo a los presos y sus familias, en las cenas amarillas. En los actos de primarias, veía gente que decía que teníamos que seguir apoyando a los presos, y estar preocupados por la represión, pero que esto no nos podía paralizar, que una manera muy directa de aterrizar en la república era desde los municipios y a donde se querían llevar los valores. Volví a ver un poco de ilusión y proyecto concreto. Después, ya se verá qué resultado dan. También es verdad que ha habido mucho apagón informativo. Las primarias han salido poquísimo en los medios. En ellas han participado unas 25.000 personas. No es nada despreciable como fenómeno de base.

 

– ¿Sería una fórmula exportable a las elecciones catalanas?

– El método es exportable. Si consideráramos que debe haber una lista civil, abierta, con participación de los partidos, podría ser una opción. Elegir con participación ciudadana sería la cosa óptima, pero no nos lo hemos propuesto. Cuando llega el momento, la ANC debate en el secretariado qué posicionamiento debe adoptar en cada elección. Se acaba aprobando lo que decide la mayoría, y este tipo de decisiones también se hacen por consulta a los socios.

 

– Los estatutos de la ANC dicen que no puede presentarse a las elecciones.

– Exacto, por eso resalto mucho que, con las primarias, no es la ANC quien se presenta a las elecciones. Favoreció y puso medios materiales para ayudar a configurar candidaturas basadas en este método. Mantenemos al 100% todas las incompatibilidades, de máxima independencia. Para las elecciones municipales, todavía tenemos que hacer el posicionamiento, pero puede que hagamos una lista de compromisos que consideramos que las candidaturas deben cumplir.

 

– ¿La ANC debería repensar el presentarse a las elecciones?

– Creo que tenemos más fuerza no haciéndolo. Debería ser algo muy excepcional. ¿Y por qué necesariamente lo haríamos mejor? Al final, si tienes que cambiar algo, son los incentivos. Este papel de que podemos hacer recordar las cosas básicas a los partidos, lo podemos hacer desde la distancia, marcando desde fuera.

 

– Ha habido miembros del secretariado que han criticado la politización de la ANC…

– El secretariado y la ANC en su conjunto reflejan la pluralidad del independentismo, y en un momento en que no hay unidad estratégica, al final los debates que hay fuera también los tenemos dentro. Entre aquellos que querrían que la presión y la crítica a los partidos fuera más ácida, más dura y contundente, y aquellos que quieren lo contrario. Esta tensión dentro de la ANC siempre ha existido, pero cuando hay un momento en que los partidos políticos se han puesto de acuerdo y han definido qué deben hacer, como por ejemplo el referéndum del 1-O, todo el mundo se pone a trabajar por el objetivo y esto apacigua. Pero si esta unidad externa no existe, y nosotros lo reflejamos todo, es lógico que tengamos estos debates dentro. Al final, el plan estratégico se aprobó con más del 80% de apoyo, y fuera se ha considerado duro, porque nos reafirmamos en la vía unilateral hacia la independencia.

 

– En la propuesta de hoja de ruta de la asamblea general que harán en mayo se reafirmarán en la vía unilateral. Hay quien dice que es impracticable desde las instituciones porque acabaría en un nuevo 155.

– Quiero precisar varias cosas. En la hoja de ruta y el plan estratégico, decimos que la independencia negociada siempre es mejor porque tiene menos costes. Por lo tanto, si hubiera un referéndum acordado, estaríamos dispuestos a repetir la votación que ya se hizo el 1-O. Sí que recalcamos que debería ser un referéndum con pregunta binaria sobre la independencia. Lo queremos recalcar porque en estos últimos tiempos han surgido voces tanto en JxCat, con Jordi Sánchez, como en ERC, con Joan Tardà, que han propuesto referendos diferentes, con tres alternativas, o la opción de votar más autonomía. Nosotros decimos que es ingenuo creer que, con la configuración de mayorías que hay el Estado español ponga esta opción sobre la mesa. No lo creemos probable. Lo hemos visto con Sánchez, lo vemos todos los días. Iceta ha hecho declaraciones sobre qué pasaría si fuéramos el 65%, y enseguida ha salido el PSOE a contradecirle. Debemos seguir trabajando por nuestra vía, que es la que seguimos el 1-O. Un mecanismo para acceder a la independencia hecho unilateralmente. Se tiende a confundir unilateralidad e insurrección. Es una trampa que al Estado español le va muy bien, y en la que no deberíamos caer. Es lo que intentan hacer con el juicio del Supremo.

 

– ¿Qué quiere decir?

– Intentan igualar el hecho de acceder a la independencia por una vía institucional, con legitimidad democrática por detrás, mayorías parlamentarias y gobiernos reconocidos, y el concepto de rebelión, que han repescado del código penal del siglo XIX porque quieren deslegitimar el acceso a la independencia. No deberíamos caer en ello. Tienes que ver qué fortalezas te faltan para poder hacer una declaración de independencia y ser capaz de llevarla a la práctica, imponerte como autoridad en un territorio. Pero no podemos perder la legitimidad que da tener mayorías parlamentarias y un embrión de institucionalidad detrás.

 

– Pero para llevar a cabo la unilateralidad institucional, ¿no es un límite el 155?

– Evitas el 155 si, antes, ya impones tu autoridad. Y esto es la independencia, imponer tu autoridad. Es evidente que esto no es fácil, que necesitas estar mucho más fuerte de lo que lo estábamos en octubre del 2017.

 

– Ante un Estado con un ejército, ¿cómo se puede hacer esto pacíficamente?

– Un Estado que tiene un ejército integrado en las estructuras comunes de la OTAN, tiene prohibido de enviarlo contra su población. Lo debería aprobar la estructura unitaria que hay en el mando único de la OTAN. Al final la amenaza hace efecto si te la crees.

 

– ¿No se la creen?

– Hay un nivel de violencia policial que ya vimos y el Estado incluso la puede incrementar un poco. Lo vemos en Francia, con los Chalecos Amarillos. El nivel de violencia policial, incluso, va un grado más allá del que tuvo el Estado español el 1-O. Pero más allá de esto, mientras el Estado español pertenezca a estructuras y organismos multilaterales como la Unión Europea o la OTAN, lo veo complicado. Si nos lo creyéramos, deberíamos renunciar al objetivo de la independencia, ya que nunca acordaremos un acceso negociado. Lo demostramos el 1-O. Si aguantamos, con resistencia activa podemos lograrlo. Pero hay que aguantar con mucha más fuerza detrás, con muchos más elementos de poder que nos permitan imponer una autoridad. Legitimidad democrática y más estructuras de poder. Ahora desarrollamos campañas que trabajen estos elementos de debilidad para prepararnos mejor para una vía unilateral. Evidenciamos la debilidad del movimiento sindicalista nacional, apoyamos las elecciones de sindicatos y cámaras para fortalecernos con estas estructuras. Tenemos la campaña de consumo estratégico para tener una economía que dependa menos de los ‘lobbies’ económicos y políticos que hicieron tanta presión en otoño de 2017.

 

– El Tribunal de Cuentas, por ejemplo, estudia si los dineros invertidos en las acción exterior eran constitucionales. La vigilancia se ha incrementado y pide unilateralidad en las instituciones. Hay quien dice que esto haría que encarcelaran a más dirigentes.

– Estamos en una etapa de transición. La gente tiene que digerir que no se ha aplicado el mandato del 1-O y que lo que no hicimos el 10-O no lo recuperaremos. Tienes que volver a construir una oportunidad. Aquella se perdió. Si tenemos este gobierno que aún no ha propuesto cualquier tipo de pulso, ni siquiera para la restitución de los consejeros, es un gobierno absolutamente tutelado. Puede no haber el 155 de manera formal, pero está absolutamente controlado por el Estado. En este ‘impasse’, es evidente que el gobierno ahora no está preparado para declarar la independencia y hacerla efectiva mañana. Pero esto no quiere decir que algún día no lo esté. Del mismo modo que decimos que podemos preparar mejor a la sociedad civil, que es lo que depende de nosotros, también en la esfera política debemos poner instrumentos de fortaleza para que, con persistencia y sosteniendo mayorías independentistas claras, se vuelva a emmpoderar para volver a intentar un proceso de independencia. En la hoja de ruta decimos que, superando el 50% de los votos en unas elecciones al Parlamento de Cataluña, se tendría una legitimidad democrática reforzada para volver a intentarlo, habiendo preparado y analizado más que de lo que puedes hacer desde la institución, qué hacer desde fuera y cómo vuelves a presentar un pulso de conflicto democrático.

 

– Si se intenta, ¿debe ser para llegar hasta el final?

– Sí, más que nada porque el Estado español no actúa ante la presión para negociar. Actúa para aplastarte. ¿Has intentado negociar conmigo un referéndum? Te acuso de rebelión y encarcelo a todo el gobierno e intento liquidar el movimiento independentista para siempre. Es una trampa, tenemos un riesgo con el juicio: nos intentan convencer de que esto no lo podremos hacer. Si nos lo creemos, psicológicamente estaremos vencidos. Cuando juzgas lo que no se hizo como si se hubiera hecho, quieres conseguir que nadie lo intente.

 

– El Estado, ¿lo consigue?

– Genera un punto de frustración, sí. También es verdad que es algo tan grande por hacer, que también tiene su parte positiva. A escala internacional, vamos consiguiendo, con cuentagotas y poco a poco, pronunciamientos que no habríamos tenido nunca. Tales como el manifiesto de los cuarenta y un senadores franceses o el pronunciamiento de la asamblea de la región de Occitania. Este juicio tiene estos riesgos de minarnos la moral y hacernos creer que la independencia es imposible. Pero al mismo tiempo refuerza la causa de la independencia por la vulneración de derechos y la exageración que representa gestionar un conflicto político de esta manera.

 

– Vayamos a la unidad estratégica. ¿Cómo han ido las conversaciones de los últimos meses?

– Básicamente, hemos tenido reuniones para coordinar movilizaciones unitarias. En enero nos empezamos a reunir con JxCat, ERC y la CUP, con Òmnium y ANC. Hemos coordinado las concentraciones de inicio del juicio, la manifestación en Barcelona, las movilizaciones de la huelga del 21-F, y la manifestación de Madrid. No nos hemos estado reuniendo para hablar de la unidad estratégica. Cerrado el ciclo de movilizaciones, retomaremos probablemente las conversaciones político-estratégicas.

 

– ¿La sentencia puede ser un momento de oportunidad? ¿O el gobierno no estará lo suficientemente preparado?

– El problema de la sentencia es que la agenda te la marca el otro. Puede generar una reacción muy potente de la sociedad catalana, pero estar marcados por una fecha y un momento que te impone el otro es un riesgo si no se está preparado con todo lo demás.

 

– ¿Podría ser que hubiese condenas y no pasara nada?

– Habrá movilizaciones, por supuesto. Pero la cuestión es que ahora no puedo garantizar que, cuando llegue, estemos todos de acuerdo en que la reacción a la sentencia sea hacer la independencia y cuándo hacerla.

 

– La ANC, ¿qué defenderá?

– Lo primero que tenemos que hacer es debatirlo internamente. No hemos aprobado la hoja de ruta, la aprobará la asamblea general ordinaria. Pero hay alguna idea que circula y que no veo realista; la de repetir la desobediencia porque así conseguiremos presionar. Por ejemplo, volviendo a hacer un referéndum no autorizado. Lo veo un error. El referéndum lo hicimos el 1-O. Entonces ya no pudimos comprar las urnas desde el gobierno, lo que sí se pudo hacer el 9-N. Por lo tanto, si se vuelve a hacer un referéndum, ¿se podrá hacer en los colegios electorales? ¿Habrá un consejero dispuesto a abrirlos? Y si existe, ¿qué necesidad hay de repetir algo que ya hicimos? Si existe esta capacidad, tal vez convenga aplicarla para recaudar los impuestos y demostrar que somos suficientes económicamente, que esto es un elemento clave para demostrar que eres un gobierno efectivo sobre el territorio. Quemar los instrumentos siguiendo repitiéndolos es un error muy grande. Ya se ha deslegitimado bastante el 1-O en los últimos meses.

 

– ¿Cómo ve que el gobierno haya retirado los lazos amarillos de los edificios públicos?

– En dste asunto veía el riesgo de que quedáramos atrapados en una lucha simbólica. Tengo la impresión de que nos lo han querido meter. Ciudadanos ha forzado mucho el conflicto de símbolos. Por otra parte, también es verdad que la línea de la libertad es muy fina y lo hemos acabado de ver con las instrucciones de la Junta Electoral española en los medios de la CCMA para no utilizar ‘exilio’ o ‘presos políticos’. Hay cosas con las que te has de plantar.

 

– ¿El govern se debería haber plantado?

– No digo esto, no es fácil la respuesta. Porque plantar una batalla por algo que serán quince días… Puedes decir que no hay que quemar los barcos por ello, si no los has quemado por cosas mucho más importantes, como lo es que no te dejaran investir al president Puigdemont o que te suspendieran los diputados. Pero al mismo tiempo, cuenta, porque se van traspasando barreras. Como mínimo, creo que los periodistas de TV3 deberían protestar, como lo hacen ante la imposición de los bloques electorales. ¿No es político decir ‘político preso’ o no hablar de exilio? O decir de alguien que se ha exiliado y que es libre por toda Europa que es un ‘fugado’? ¿Esto es neutral?

 

– ¿Por qué está parado el Consejo de la República?

– No es que esté parado. Se organizando internamente, se ha constituido un consejo de gobierno, se incorporan más personas progresivamente, y se va poniendo orden y organización. Pronto se empezarán a ver acciones.

 

– ¿Qué deben ser los Consejos Locales de la República Catalana?

– Hay determinadas acciones que pueden tener más fuerza a escala municipal, con muchas entidades, no sólo la ANC, que estén coordinadas. Que den más potencia a acciones de empoderamiento ciudadano que favorezcan la independencia.

 

– Habla de lucha no violenta y ocupó la sede de la comisión europea en Barcelona. ¿Se preparan para más acciones de este tipo?

– La campaña de consumo estratégico es una campaña de no cooperación característica de la estrategia de lucha no-violenta. Sí, pensamos en diferentes acciones en esta línea.

 

– Se ven divergencias estratégicas entre Òmnium y la ANC. ¿Cómo afectan a la relación entre las dos entidades y a las acciones conjuntas como la manifestación de la Diada?

– La Diada siempre la organiza la ANC, y Òmnium es colaborador. No hemos empezado a hablar todavía de eso. Estará muy marcado por el hecho de si habrá sentencia antes del 11-S o no. No es tan sencillo definirlo. Es más complicado. Hemos empezado a hablar internamente en la ANC. Normalmente es cuando lo tenemos definido cuando lo acabamos de hablar con Òmnium.

VILAWEB