Todos conocemos, muchos por propia experiencia,
Algo similar viene pasando con cierta “españolísima» universidad ubicada en territorio comanche, en la capital histórica Vascona, dirigida por la secta que hoy día decide
el futuro de de la monoteísta Iglesia Católica: el Opus Dei. Dicha facultad es conocida como Universidad de Navarra, haciendo abstracción de sus apellidos más característicos: su carácter privado y religioso (un rape camuflado). Por otro lado tenemos a
José Alberto Palma, jienense de 28 años, es licenciado en medicina por dicha universidad religioso-privada y tiene al menos un libro publicado, libro de cuyo título hago referencia en el encabezamiento del presente artículo, y título (auténtica aleta dorsal rapera) que fue el perfecto cebo para que un gubio como yo se lanzara a su captura. ¡A ver que dice éste! Me dije.
Al comenzar su lectura, la pinta engominada del autor y lo de Universidad de Navarra me hizo cruzar los dedos; pero, al fin y al cabo, conozco gente que ha pasado por ahí sin haber sido abducida y además, se supone que el hábito no hace al monje. Pero, tras un tercio de lectura ciertamente prometedora, comenzaron a saltarse en cascada todos los magnetotérmicos de mi instalación neuronal, diferencial y caja ICP incluidos. En la última página la alarma indicadora de avería era tan ensordecedora como la de un camión de bomberos acercándose.
Una vez pasado el efecto doppler, no había dudas sobre la lectura que podía hacer de la publicación: el objetivo de la misma era evidentemente religioso, entre datos y observaciones científicas se colaba el mas absurdo de los intentos de venta de productos pseudo ético-morales de claro corte vaticano: eutanasia, sida, clonación, aborto, sexo… y la guinda del pastel: las conclusiones sobre “el poder de la oración en la curación de enfermedades y enfermos”.
Aparte de determinar que “la validación o no de la oración como terapia curativa no le corresponde a la ciencia” (pero si lo valida siempre se apuntaran al carro, como de hecho lo hace) resumía:
“Existe evidencia científica suficiente que demuestra una asociación positiva entre una relación personal con Dios y un mejor estado de salud”. “La evidencia disponible no es suficiente para confirmar ni desmentir que la oración intercesora sea inútil, si bien varios estudios concluyen que podría ser positiva como ayuda en el tratamiento”.
Alude en primer lugar a los primeros estudios científicos realizados por Francis Galton (primo de Darwin) ya en 1872 y, que intenta deslegitimar (adivinen el por qué).
Otros realizados en la década de los 80 del pasado siglo con resultados (según él) sorprendentes (y sin más especificaciones).
Y un estudio sobre 990 pacientes de corazón publicado por la revista “Archives of Internal Medicine” del cual, comenta, se comprobó cómo los hospitalizados por los que se rezaba tuvieron una estancia mas corta en la unidad coronaria.
También menciona otro estudio israelí con 2000 enfermos que produjo los mismos resultados.
Sin embargo pasa por alto el proyecto mas ambicioso realizado hasta el momento sobre el tema publicado en 2006 sobre 1802 personas con cirugía cardiaca (bypass) y en donde el físico Russel Standard (uno de los científicos religiosos mas conocidos) hizo sentir su autoridad (en palabras de Richard Dawkins).
Este estudio, financiado por la fundación Templeton (conocida por patrocinar y premiar a aquel científico que hable algo bueno sobre religión) y donde se invirtieron cerca de dos millones y medio de dólares yankis, sí que tuvo un resultado realmente sorprendente: Había diferencia entre los que sabían que habían rezado por ellos y entre los que no lo sabían, solo que sanaron antes los que no lo sabían.
Sorpresa. ¿Castigo divino?
Por supuesto, tras el bluff, faltó tiempo para que el teólogo de Oxford Richard Swinburne se opusiera a estos experimentos pues: “Dios responde solo a plegarias que se ofrezcan solo por buenas razones”. ¡Aaahhh! ¡Ya!
En definitiva, un interesante libro desde el punto de vista del apuntalamiento moral cristiano y sus múltiples prejuicios, a mi entender ultimo y principal objetivo de la obra.
¿Quién dijo Obra?
El rape saca partido de la credulidad del gobio, los ojos de este ultimo están preparados para fijarse en cosas retorciéndose, posible comida, posibles gusanos. El rape explota esta tendencia con su larga caña de pescar, espina de su aleta dorsal muy desarrollada cuya punta final simula un gusano. El rape juega con su potencial presa hasta que es atraída cerca de su inmensa boca escondida en la arena la cual, mediante una potente succión, deja sin opciones al gobio.
¡Gobios!, ¡cuidado con los rapes!