ESTOS últimos días se han hecho públicas posturas contrarias o reticentes a que Navarra contribuya a sufragar el coste de la recepción en Navarra de las cadenas de ETB. No voy a referirme más que al caso de los dos canales que emiten en euskera. Yo sí pienso que Navarra tiene que participar en su costo y, aunque no constituyen ninguna novedad, voy a explicar los argumentos en que me baso.
Argumento de legalidad
El artículo 27 de
1.»Las Administraciones Públicas promoverán la progresiva presencia del vascuence en los medios de comunicación social públicos y privados. A tal fin, el Gobierno de Navarra elaborará planes de apoyo económico para que los medios de comunicación empleen el vascuence de forma habitual y progresiva.
2. En las emisiones de televisión y radio y en los demás medios de comunicación gestionados por
El Gobierno de Navarra está, pues, obligado a promover el euskera en los medios de comunicación social públicos y privados, y para ello debe elaborar planes económicos.
A tenor del artículo transcrito, resulta evidente que si el Gobierno de Navarra quiere cumplir con su obligación legal, deberá elaborar un plan de apoyo económico a los dos únicos canales que emiten en euskera para todo el territorio foral.
Dicho sea de paso, cuán lejana de la determinación legal están las actuaciones del Gobierno con respecto a los medios de comunicación vascófonos de Navarra: la cicatería en su financiación y, especialmente, la mala sombra en la negación y en la operación de acoso y derribo a Euskalerria Irratia.
La política lingüística
La citada Ley del Vascuence, en su artículo 1º, establece entre sus objetivos «la recuperación y el desarrollo del vascuence en Navarra». Ello exige la puesta en práctica de una política lingüística dirigida a conseguir el objetivo señalado, que es compartido, además, por buena parte de los ciudadanos navarros, e incluso, en su puro enunciado, por la práctica totalidad de los partidos políticos.
La presencia del euskera en los medios de comunicación es absolutamente necesaria para poder poner en práctica una política lingüística que permita no ya el objetivo que la ley marca, sino simplemente para conseguir que lo que ha llegado hasta nuestro tiempo del euskera y de sus hablantes no desaparezca. Para asegurar su pura pervivencia.
Disponer de una programación de televisión adecuada y de calidad es de vital importancia para que los niños vasco parlantes de Navarra desarrollen y enriquezcan su competencia lingüística. Al menos un tercio de los padres de Navarra desean que sus hijos adquieran el conocimiento del euskera y que en el futuro dispongan de una sociedad en la que lo puedan utilizar con normalidad. Por ello es importante poder disponer también del tercer canal de ETB, dejado de lado caprichosamente por el Gobierno de Navarra, antes incluso de sacar a colación los argumentos negacionistas de tipo económico.
Derecho ciudadano
Los ciudadanos vascoparlantes de Navarra están hablando una «lengua propia de Navarra» (art. 2 Ley del Vascuence) cuyo conocimiento y uso está protegido por la citada Ley Foral que, en su art. 1º, establece como objetivo de la norma el de «amparar el derecho de los ciudadanos a conocer y usar el vascuence y definir los instrumentos para hacerlo efectivo».
Los vascoparlantes de Navarra son ciudadanos titulares de derechos y de obligaciones cívicas que contribuyen con su trabajo diario a la creación de riqueza, desarrollo y bienestar en la comunidad, y con sus impuestos a la financiación de los presupuestos de las diversas Administraciones Públicas de Navarra.
Agravio comparativo sangrante
Los gobiernos navarro y vasco han cifrado en 993.000 euros el coste de la recepción en Navarra de ETB por TDT. Pues bien, las tres televisiones privadas que operan en Navarra han recibido del Gobierno de Navarra en el año 2009 la cantidad de 2.998.207 euros (892.335 euros para Televisión Popular de Navarra SA; 1.207.129 euros para Editora Independiente de Medios de Navarra SA (Canal 6) y 898.743 euros para Canal 4 Navarra SL. Fuente: Xabier Letona. Argia. 06.12.2009).
Sin entrar en el tema de la conveniencia o no de estas ayudas, de si son compatibles con la independencia profesional de los medios y el derecho constitucional a la información libre que tienen los ciudadanos, llama poderosamente la atención el contraste entre el revuelo organizado alrededor del coste mucho menor de la recepción de ETB, y el silencio, normalidad y aparente conformidad con que se reparten entre las televisiones privadas esos 3 millones de euros del erario público. De ese erario público al que los vascoparlantes de Navarra también y en forma considerable contribuyen.
No sé qué porcentaje del gasto debería correr por cuenta del Gobierno de Navarra. Lo que queda para mí meridianamente claro es que la pretensión de que