Cifras espantosas, asesinato de masas… Muchos son los argumentos que justifican hablar del genocidio de la Guerra Civil en Donostia. Una nueva asociación trabaja por el reconocimiento de todas sus víctimas
Casi 500 fusilados, 470 muertos en el campo de batalla, 776 niños exiliados, 17 fallecidos como consecuencia de los bombardeos sobre la ciudad, 21 gaseados en los posteriores campos de exterminio nazi… Los datos son muchas veces la mejor manera de comprender las cosas. Y, en este caso, al menos ayudan a hacerlo. A comprender la magnitud de la tragedia que vivió Donostia durante y después de la Guerra Civil y a comprender por qué la asociación que desde hace dos meses agrupa a las familias de aquellas víctimas ha escogido para sí el nombre de genocidio. «Puede parecer un término un poco pretencioso, pero creemos que no lo es. En absoluto. Porque estamos hablando de unas cifras realmente escandalosas», subrayó ayer el historiador y miembro de la nueva agrupación Iñaki Egaña, durante su presentación pública en la capital guipuzcoana.
Bajo el nombre completo de Asociación de Víctimas del Genocidio, el colectivo nace de la unión de varios familiares de víctimas del bando republicano-nacionalista y tiene distintos objetivos marcados. Entre ellos, la recuperación de la memoria y de la verdad de los hechos. «Aunque hayan pasado 72 ó 73 años, todavía quedan muchos puntos oscuros, hay obstáculos para recuperar esa verdad», señaló Egaña, que consideró, en ese sentido, que aún queda camino por recorrer.
Citó, además, otros objetivos, como la reparación y, «por supuesto, la justicia». «Después de tanto sufrimiento y de vivir tanto punto oscuro, creemos que a los familiares aún les hace falta el reconocimiento de la sociedad», señaló sobre el primero de ellos el historiador, que igualmente expuso un ejemplo para referirse a la justicia. En concreto, y tomando una referencia cercana en el tiempo y la distancia, recordó que tras la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial se derogaron las leyes nazis y, con ellas, sus sentencias y castigos, algo que no ha terminado de ocurrir aquí. «Aunque se han dado pasos, eso no ha pasado en el Estado. Algunas leyes de aquellos tiempos, si bien no están en vigor, todavía no han sido anuladas», comentó.
La asociación, que lleva dos meses celebrando reuniones -empezaron juntándose familiares de una veintena de fusilados y cuenta con un núcleo más amplio de hasta 60 ó 70 personas- e integra a familiares de víctimas naturales o vecinas de Donostia, pretende ser lo más amplia posible. «Hubo víctimas de muchos colores y condiciones que sufrieron la represión franquista y queremos abarcar al mayor número posible de familiares», indicó Egaña, que recordó que las víctimas no fueron sólo los fusilados, sino también los exiliados, los encarcelados y los despojados de sus bienes, entre otros.
Todos ellos se engloban dentro de un mismo concepto, el de genocidio, completamente justificado en el caso de Donostia, según argumentó el historiador: «Es un término que está ligado al asesinato de masas, lo cual ocurrió en Donostia; que hace mención a un delito internacional, y en este momento hay varias asociaciones que intentan que sea una corte internacional (incluso Naciones Unidas) la que juzgue aquellos hechos; y que se refiere a delitos cometidos por funcionarios del Estado, que es también el caso». «Hablamos de cifras espantosas. Más del 1% de la población que se quedó tras la entrada de las tropas franquistas fue fusilada, lo que nos equipararía a los números del holocausto y genocidio que se produjo en poblaciones de Centroeuropa durante la II Guerra Mundial», insistió.
Próximo sábado Homenaje a las víctimas
Aunque aún restan algunos flecos por concretar, la asociación celebrará el próximo sábado en la capital -en vísperas del aniversario de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad- un homenaje a todas las víctimas del genocidio donostiarra. Un nuevo acto que se suma a otros anteriores y que contribuirá a que se conozca un poco más de esta tragedia escondida. «Es importante que la gente se vaya enterando, porque parece que estamos algo olvidados. Y también somos víctimas, ¿no?», afirmó tras la presentación Teresa Lassalle, hija de uno de los donostiarras fusilados y presidenta de la nueva asociación. «A ver si poco a poco se van apuntando más familiares», añadió. Junto a ella, Ana Saratxaga, sobrina de otra de aquellas víctimas, recordaba la importancia de «reivindicar» la memoria de todas ellas e impedir que sigan relegadas al olvido.
Los datos
Fusilados. El 13 de septiembre de 1936, cuando entraron las tropas franquistas, Donostia tenía cerca de 80.000 habitantes, de los que más de la mitad se marcharon al exilio. Del resto (se quedaron entre 30.000 y 34.000), fue fusilado más de un 1%. En concreto, 385 personas (fundamentalmente en Oiartzun, Hernani y la localidad navarra de Bera).
En el campo de batalla. Algo menos de 6.000 donostiarras se alistaron en el llamado Ejército Vasco -gudaris y milicianos- para defender a la República. 470 de ellos -más de un 8%- murieron en el campo de batalla.
Niños exiliados. Un total de 776 niños donostiarras partieron al exilio con motivo de la Guerra Civil. Muchos nunca volvieron.
Gaseados. Algunos de los adultos exiliados acabaron en los campos de exterminio nazis y, de ellos, 21 fueron gaseados (en Mauthausen, sobre todo, y Dachau).
Bombardeados. Durante el mes y medio de asedio franquista, 17 donostiarras murieron por alcance de las bombas, especialmente lanzadas desde el mar.
Prisión prolongada. 561 donostiarras estuvieron presos hasta 1958.
La Frase
«Son cifras equiparables a las del holocausto en algunas poblaciones en la II Guerra Mundial»