El Bilbao y la pandemia deportiva, política mediática

Al parecer es de obligado conocimiento para todo el pueblo vasco, no es necesaria una ley, que un día de estos dos equipos de fútbol de las capitales marítimas de Euskadi, el Bilbao y la Real juegan la final de la copa del Rey de España, a la que el presentador de deportes de ETB denomina gran final, como si hubiese diferentes tipos de finales. También es sabido que a los aficionados del Athletic les molesta que al club le llamen el Bilbao, pero utilizo ocasionalmente esta provocación para referirme a otras del mismo tipo que se referirán y también para criticar la manipulación populista de los dirigentes políticos de ambas ciudades.

ETB, en la práctica es el acrónimo de ETBilbao y ETBares que son los temas que permanentemente junto el deporte y el empacho de cocineros constituyen la gramática informativa de este ente, sobre dimensionado, en todos sus conceptos, que emite imitativamente en la banalidad y precariedad cultural sin calidad y estilo. Asimismo, los presentadores y corresponsales de ETB se han contaminado de otro virus que deforma y contamina el lenguaje común. En el largo hartazgo cotidiano sobre los bares, sus insoportables exigencias, las simplezas en las múltiples y absurdas declaraciones de los consumidores, son noticia siempre prioritaria para distraer sobre el fracaso sanitario con su creciente número de afectados, ingresados y fallecidos, y contagiados de la gestión estatal de las normativas, han acuñado la continua y aberrante expresión comunidad autónoma, borrando el termino preciso, nacional, Euskadi, Navarra e incluso en ocasiones Euskal Herria. Quizá sea consecuencia del asalto al ente de Andoni Aldekoa, conocido su talante y la plurifuncional Ibone Bengoetxea una de las personas más capaces, si no rapaces, del país.

Este partido de futbol, si las directivas de ambos clubes tuviesen la conciencia de identidad que el pueblo vasco les suponemos deberían haber negociado que se hubiese celebrado en Iruñea por motivos obvios no solo de cercanía y poca huella ecológica sino por la profunda huella reivindicativa y unitaria para Euskal Herria que hubiese supuesto, pero están dirigidos por provincialistas, bilbainos o sansebastianeros por los cuatro costados. Asimismo, lo mínimo que la sociedad vasca esperamos es que los jugadores, esos millonarios prematuros a la vez que insolidarios en aportaciones contributivas contra el Covid-19, salgan al campo con una ikurriña bien visible, no está prohibido, como cuando lo hicieron Iribar y Kortabarria en 1976 pero entonces los futbolistas eran vascos con unos principios ético identitarios y se manifestaban como tales. Si los actuales se reconocen e identifican como vascos y cuando suene en el inicio del partido el himno de los españoles, que les sorprenda al menos gestualmente, algo distraídos, movidos comentando cosas.

Si el paisaje urbano de pendones futboleros, en definitiva un alienamiento, ya está saturado incluso en edificios culturales, en lo referido a instituciones oficiales y sedes de empresas es inadmisible que en alguna de ámbito nacional como Euskotren y Euskal Trenbide Sarea en la estación de Atxuri, se ponga solo la bandera zurigorri. Pero si alguna imagen resulta patética es la del alcalde Aburto aparecida en la portada del El Correo con una inmensa tira de tela rojiblanca colgada del hombro al más puro estilo hooligan nada extraño en este mandatario sin criterio. También es despreciable la instrumentalización de la infancia que se está haciendo en algunos centros de enseñanza, según testimonios directos de Bilbao, además de colocar banderolas en la entradas y pasillos se inculcando al alumnado que asista a clase con la camiseta, fomentando por supuesto que sea la oficial de precio abusivo, una intoxicación indecente. Este grado de manipulación ha llegado también a las residencias de ancianos creando estados de ánimo obligatorios e innecesarios que alteran la serenidad que requieren personas mayores y que incluso pueden ser contraproducentes generando disgustos innecesarios según el equipo perdedor.

Casualmente el día siguiente Aberri Eguna, asistiremos un año más a una abulia generalizada y en ambas capitales y muchos pueblos no se verá ni la décima parte de ikurriñas frente a este desbordamiento de banderas de los contendientes. Un panorama lamentable, desalentador que denota una carencia de autoestima para exponer un símbolo que caracteriza a nuestra patria.

Este asunto del futbol está muy manejado por el gobierno y el partido, que es lo mismo, la contribución del PsoE, en todas las instituciones donde se ha infiltrado auxiliado por el PNV, es meramente españolizar el país y conseguir puestos de trabajo a la pléyade de afiliados de paupérrimo nivel como se viene demostrando desde hace legislaturas, salvo alguna excepción.

Este escrito obviamente no es una falta de respeto ni crítica a los aficionados vascos de ambos clubes en los diferentes herrialdes de Euskal Herria, es una acción defensiva frente a la contaminación oportunista de una estirpe política de muy baja calidad, sin clase. Mercenarios de los acontecimientos deportivos, mucho más dañinos que en la dictadura franquista, despilfarrando dinero público comprando festejos Eurocopa, Tour, y otros festivales, cualquier cosa que atraiga manadas de gente ansiosas de gastar. Con el demagógico supuesto beneficio de económico, básicamente para sus aliados la hostelería, actos que suponen disimuladamente manipulado e incluido una secreta prima de retorno para el conseguidor y el supremo hacedor, el Partido. En este contexto de frivolidad resulta decepcionante la reciente pose del lehendakari delante del Guggenheim promocionado el coche oficial de la carrera ciclista francesa, similar banalidad a la fotografía con un populista presidente de la región española de Cantabria en el punto limítrofe, invitando al pueblo vasco a ir allí aprovechando que la autopista es gratuita, pero las comunicaciones internas de nuestro país son de alto peaje, otro modo de desintegrar Euskal Herria.

Vista la agobiante atmósfera interesadamente creada previa a la disputa de un partido y presumiendo lo que puede suceder posteriormente en el supuesto del triunfo, sinceramente prefiero que el equipo de la ciudad donde resido, no gane, que semánticamente es más elegante decir que pierda, pero si viviera en la ciudad del otro equipo desearía lo mismo. El bullicio desproporcionado, el alboroto ambiental, el riesgo sanitario y otras secuelas cuanto más lejos mejor.

Toda esta situación de populismo deportivo está siendo perversamente utilizada para distraer del gravísimo problema generado con la más que lamentable gestión sanitaria, claudicación de Eusko Jaurlaritza mediante su consejera Gotzone Sagardui, el rostro de la falsedad. Lo mismo que con la catástrofe por incomprensible dejadez industrial, económica y laboral, con la histórica derrota de la Naval en Sestao y el abandono absoluto a manos de mercenarios internacionales de Euskaltel, ambos responsabilidad de la enérgica para ciertas cosas, la neoliberal consejera Arantxa Tapia. Una empresa que ha traicionado y engañado sino estafado a la confianza de un pueblo que se abonó masivamente creyendo poseer una compañía telefónica propia no solo como servicio sino incluso como imagen de país.

Denominaciones. Ya que las alusiones triunfalistas bilbainas a la gabarra son la panacea para aludir a la identidad navegable de la Ría del Ibaizabal, molesta mucho culturalmente, tanto como llamar el Bilbao al Athletic, que demasiados medios y personas responsables se sigan confundiendo con el hidrónimo Nervión, que a su vez es la forma castellanizada del Nerbioi.

En este periodo actual y en pleno XXI se continúan utilizando conceptos del nacional catolicismo ya superados con la demoníaca expresión Semana Santa, con sus días sagrados Jueves y Viernes Santos. Salvo en conventos, sacristías y beaterías ni en el foco del cristianismo católico, Italia, ni Francia o Portugal y otros de lenguas de origen no latino se usa esta piadosa palabra sino vacanze di Pasqua, vacances de Pâques, férias de Páscoa. Y en euskera desafortunadamente no solo se ha tomado del español Aste Santua, sino que persiste su uso social y por supuesto en los medios públicos. Por tanto sugiero que en este medio GARA-NAIZ esta expresión se borre del libro de estilo.

También ofende que periodistas españoles pretendidamente graciosos que escriben en un periódico español y otro vasco editados en Bilbao al aeropuerto de Bilbao aunque situado en Loiu le laman con el inculto, ridículo y españolizante mote de «la paloma», intoxicando a la sociedad para expresarse de modo tan absurdo como chabacano.

Asimismo, resultan molestas otras circunstancias que la rutina ha consolidado en las denominaciones de lugares urbanos, como además de Iruñea actualmente gobernada por el neofascismo de UPN+PP, principalmente en el callejero de Donostia el abundante repertorio monárquico borbónico, impropio de una ciudad vasca. Lo mismo que la habitual expresión provincia para definir el territorio o herrialde de Gipuzkoa, sin valorar que dicho término supone admitir la distribución administrativa española al igual que departamento, es un concepto juridisdicional, político de la república francesa

Algo positivo se ha conseguido últimamente, la denominación única y oficial de Itzulia, durante años soportando el largo y decadente «Vuelta Ciclista al País Vasco» (español) pesar de que transcurriera ocasionalmente por Nafarroa o Ipar Eskual Herria (Pays Basque). Más recientemente una de las orquestas nacionales (existen la Orquesta Sinfónica de Navarra y la Orquesta regional Bayonne-Côte Basque). también ha adoptado de forma oficial Euskadiko Orkestra. Se han consolidado logros en expresiones casi únicas y unánimes, Ararteko, Osakidetza, Euskaltzaindia, Ertzaintza pero todavía queda muchísimo en este aspecto denominativo un modo de inmersión lingüística y que en casi todos los casos no requiere duplicidad traducida por su evidencia.

Naiz