Dos mujeres vizcainas, clandestinas de la historia

Una madre e hija del PCE lucharon contra los nazis en la Francia ocupada tras exiliarse de Durango por el primer bombardeo de la villa hace 75 años

 

Foto familiar de 1923.

 

La mujer también fue activista durante la última Guerra Civil a pesar de que se les ha hecho pasar como clandestinas de la historia. La asociación en defensa de la memoria histórica Durango 1936 lo recordó el sábado en San Agustin Kultur Aretoa en su acto anual Agurrik gabeak! Borró el vaho que, por intereses o miedo, ha desfigurado esta realidad con el transcurso de 75 años. La mujer también sufrió violaciones por parte de los carlistas, requetés… Estos afectos al fascismo -aunque se ha intentado ocultar-, además, abusaron sexualmente de niños y hombres, según sacó a la luz la periodista duranguesa María González Gorosarri en su libro No lloréis lo que tenéis que hacer es no olvidarnos. «La violación a hombres es el mayor tabú de la historia y en Durango también se dio», le consta.

Ella misma -licenciada en Derecho y doctora Europea en Comunicación-, presentó en el acto anual de Durango a Marina Fuster Uribarrena, nieta e hija de dos mujeres de la villa vizcaina que lucharon por las libertades y que plantaron cara al franquismo en el Estado y a los nazis en la Francia ocupada.

La abuela se llamaba Benita Bollain Bilbao y su hija Benita Uribarrena Bollain. Emoción fue poco. Y es que hay historias que ni el mejor guionista sería capaz de ingeniar. Se comience por el familiar que se comience todo es para no pestañear. Bosquejemos en parcas líneas la vida de la menor. Marco histórico: días después del bombardeo de los golpistas españoles y fascistas italianos contra la población de Durango del 31 de marzo de 1937. Ella, Benita Uribarrena Bollain. Años, 15. Tras el ataque planificado, la joven es evacuada a Francia. Allí vivió con una familia. Años después pudo reencontrarse con su madre Benita Bollain y hermanas. El padre, Santiago Uribarrena (comunista en una familia carlista de Durango, que contó en su seno con el primer alcalde franquista local, Adolfo Uribarrena) falleció en 1934. Un hermano estaba en el frente. Esta madre e hijas participaron en la resistencia clandestina contra los nazis. Benita hija estuvo un mes encarcelada, justo antes de la liberación de Francia. Ese fue el documento que halló el colectivo Durango 1936. «A partir de ahí, hemos ido descubriendo al resto de la familia Uribarrena Bollain», reveló González Gorosarri.

Antifranquistas y antinazis Marina Fuster Uribarrena relató sus impresiones en San Agustín. Abundando aún más en las tremendas historias de su madre y abuela, incluso la de su abuelo Santiago Uribarrena Munitxa, se puede resumir que son ejemplo de lucha antifascista. Exiliadas no dejaron de combatir contra el monstruo totalitarista, fuera español, fuera alemán. Benita Bollain Bilbao nació en Durango en 1887. Murió en Le Soler, Francia, en 1964. En la villa era conocida como Benita la periodista, por regentar el kiosco de prensa de la plaza Ezkurdi. Era de las pocas mujeres de la época que sabían leer y escribir. Quienes le conocieron le descubren como «con cierta cultura política y mucha personalidad». Fue la primera en anunciar a sus vecinos «¡Mañana se proclama la República!». Este atrevimiento le costó ser encarcelada en una perrera cerca de la estación de Durango. Al fallecer su marido tras una huelga de obreros del ferrocarril, resistió a la insistencia del obispo de la época quien le visitó para convencerle de que «por lo menos, pasara el cuerpo del difunto por el pórtico de la iglesia». Su refuso firme le ocasionó desprecio de caciques del pueblo, de comerciantes y de la familia de su marido, descartándole toda ayuda material. Los únicos que le auxiliaron fueron los obreros: uno, al final del entierro, colocó su chaqueta en el suelo y sobre ella recogieron dinero para la viuda e hijos, lo que les permitió vivir durante dos meses.

Benita tuvo que sacar a sus hijos de la escuela para ponerles a trabajar, eso fue para ellos el segundo revés tras la muerte del padre. «Su espíritu positivo y su optimismo le empujaron hacia adelante» y «a pensar siempre en los demás», valoran desde Durango 1936. Su lema fue: «Haz bien y no mires a quién», divisa que se ha ido transmitiendo a hijos y nietos. Sus convicciones republicanas y demócratas le llevaron a integrar la lucha, igual que sus hijos Santi y Nati, implicados en el PCE.

«Su destino y el de su familia, siguieron escribiéndose de forma dolorosa…», agregan. Una hija de Benita llevó su nombre, aunque de apellidos Uribarrena Bollain. Nació en Durango en 1922. Contaba con 15 años cuando los afectos a Mola bombardearon con odio la villa en 1937. Como curiosidad, esta mujer falleció el año pasado, el 13 de octubre día de San Fausto, patrón local, santo que, como el resto, a ella le daba igual.

Evacuadas Fue evacuada a Francia en el mítico barco Habana el 2 de junio del 37 con su madre y su hermana Mari,y trasladada a Mayenne el día 4. Se quedó sola al lograr trabajo en el hotel Me Jarry. Ante la amenaza de la guerra en Francia, se acercó a su madre y hermana, residentes en Ollioules. Le dieron empleo en el Hotel Trotobas y fue cuando ingresó en el PCE clandestino. En 1944 se incorporó a la Resistencia francesa. Solo había transcurrido un año cuando le detuvieron estando en misión en Pirineos orientales. La encarcelaron tras encontrarle con dinero, y casi con papeles comprometedores guardados en su sostén. Pero pidió ir al aseo y «se los comió». Entre otros trabajos, también fue criada en casa del violoncelista Pau Casals, republicano catalán exiliado. Más adelante, volvió a Perpignan. Contrajo matrimonio con Armando Fuster, guerrillero valenciano y refugiado. Se mudaron a Carpentras y nació su hijo Armand, quien falleció con solo 24 años. En 1956 dieron al mundo una hija, Marina, quien visitó el sábado Durango para relatar sus testimonios. Benita hija, de vuelta a Le Soler, continuó sus actividades en el PCE y en una agrupación de mujeres. Tendría que llegar 1977 para que su marido consiguiera obtener un pasaporte para viajar juntos a su pueblo valenciano, tras 30 años de privación. El 12 de mayo de 1989 fue el único día que Benita pudo visitar su Durango natal, después de 52 años de ausencia. En 2000, recibió condecoraciones por su actuación en la resistencia francesa. Su última salida fue para participar en la celebración del 80 aniversario de la Segunda República española, en 2011.

A estas dos biografías cabe sumar la del padre: Santiago Uribarrena Munitxa. Corría el año 34 de 1900. Él con otros obreros del ferrocaril reunieron armas y municiones para la huelga de octubre y defender sus derechos. La Guardia Civil mató a tres manifestantes. Tras haber escondido las armas en un río, fue denunciado por la mujer de un amigo. Una noche de invierno, la Benemérita fue a su casa y le obligó a sacar las armas. Tuvo que sumergirse en agua helada. Días después le dio un infarto. Falleció en casa, en la calle que se llamaba General Egia, número 8. A pesar de la presiones familiares -argumentaban que no iría nadie a su entierro-, fue sepultado por lo civil, acto al que asistieron muchos obreros del ferrocarril. Consta como el primer entierro civil llevado a cabo en Durango.

http://www.deia.com/2012/10/28/politica/euskadi/dos-mujeres-vizcainas-clandestinas-de-la-historia