“Divide et Impera»: la estrategia de España contra el soberanismo

El proceso soberanista anterior al 11 de septiembre y el posicionamiento posterior del presidente Mas y de CiU a favor del Estado propio cogieron a España a contrapié. No se esperaban que el centro de gravedad de la política y de la sociedad catalana virara tan rápidamente y de forma tan firme hacia el independentismo. Incluso surgieron voces dentro de los poderes mediáticos y políticos españoles que recriminaron al gobierno y a los servicios de inteligencia españoles su falta de previsión y su pobre actuación durante aquellas semanas.

A pesar de esta lentitud de reflejos, los poderes de el Estado reaccionaron durante la campaña electoral catalana, y desplegaron toda una batería de acciones políticas, mediáticas, policiales y intimidatorias para desestabilizar el proceso y provocar un retroceso electoral de los partidos soberanistas, especialmente CiU. El resultado, sin embargo, no fue el que esperaban. El retroceso de CiU se vio más que compensada por un extraordinario crecimiento de ERC, que la ha catapultado como segunda fuerza política, y por una posición muy débil de los dos partidos de ámbito estatal, PSC y PP, que han pasado tercera y cuarta posición.

Pero lo que realmente ha superado todas las líneas rojas admisibles por el Estado español ha sido el pacto CiU-ERC. Con este pacto, el desafío soberanista ya ha traspasado la línea de no retorno. Se trata de una confrontación explícita en toda regla. El Estado español y los poderes mediáticos que le son afines han constatado que la apuesta secesionista va de verdad, y que ya no basta con frenar CiU. Estamos entrando, pues, en una nueva etapa del enfrentamiento. Las tácticas de disuasión empleadas por el Estado hasta ahora darán paso a una batalla en toda regla, en múltiples frentes y utilizando todas las herramientas de Estado disponibles, con un objetivo principal que se puede resumir en una palabra: «dividir». La estrategia de los poderes españoles es dividir los catalanes, el conocido «divide et impera». Saben que sólo podrán detener el proceso si fracturan la sociedad y la clase política catalana. El propio Aznar lo anunció recientemente: «Antes se romperá la unidad de Cataluña que la de España». Esta estrategia de división tiene cinco flancos de ataque.

El primer flanco de ataque es generar división entre la sociedad catalana y el Gobierno de la Generalitat. La herramienta principal para lograrlo es el estrangulamiento financiero y económico de la Generalitat. El Estado español continuará centrifugando el déficit público y la deuda hacia las comunidades autónomas, sabiendo que la más perjudicada será Cataluña, como comunidad más endeudada. Asimismo, bloqueará los intentos de la Generalitat para recaudar nuevos impuestos, como el de las transacciones financieras, bebidas con alto nivel de azúcar y otros. Finalmente, transferirá con cuentagotas los fondos que necesita la Generalitat para pagar las nóminas de los funcionarios, aunque estos fondos han sido pagado anteriormente por los catalanes a través del IVA, IRFP e impuesto de sociedades. La pretensión final es que la Generalitat tenga que aplicar unos recortes tan drásticos que minen el estado del bienestar en Cataluña, y que esto genere un estallido social contra el Gobierno de la Generalitat.

El segundo flanco de ataque es generar división entre CiU y ERC. La herramienta para lograrlo vuelve a ser el ahogo financiero de la Generalitat para obligar a aplicar drásticos recortes. El gobierno español sabe que la principal fuente de conflicto entre CiU y ERC son las políticas sociales. Si CiU se ve obligado a recortar estas políticas, ERC puede reaccionar en contra y abrir así un conflicto entre los dos partidos. La pretensión final es, pues, que ERC no apoye los presupuestos de la Generalitat del 2014, y que esto haga caer el Gobierno de CiU.

El tercer flanco de ataque es generar división entre CDC y la sociedad catalana. La herramienta es en este caso las acusaciones de corrupción, sean reales o falsas. Algunos medios afines al gobierno español ya han comenzado a difundir acusaciones de corrupción contra cargos de CDC, como Artur Mas, Jordi Pujol y Oriol Pujol. Estas acusaciones se multiplicarán a medida que el proceso soberanista avance, y cada vez se harán con más virulencia. El mensaje del Gobierno es claro: si no paran el proceso, arruinaremos su nombre y reputación. La pretensión es doble: chantajear a los propios políticos catalanes, y poner a la opinión pública catalana en contra de sus propios representantes políticos.

El cuarto flanco de ataque es generar división entre CDC y UDC. Las recientes acusaciones de corrupción contra los políticos catalanes se han centrado en Convergencia, pero no en Unión. El motivo no es otro que presionar a los políticos de Unió para que paren a sus compañeros de CDC. Duran i Lledia y los suyos saben que si no paran el proceso, saldrán a la luz trapos sucios de Unió (recordemos el caso Pallerols y el caso Turismo), y que esto manchará sus nombres y su reputación. Este chantaje del Estado persigue dos momentos de ruptura: El primero, cuando el Estado español prohíba la consulta. El Estado presionará a Unió para que sus diputados en el Parlamento voten en contra de continuar con la consulta. El segundo momento de ruptura sería el propio quebrantamiento de la federación CiU. Si después de la negativa del Estado a celebrar la consulta, Convergencia sigue decidido a avanzar hacia la independencia, el Estado presionará y hará chantaje a Unió para que rompa con Convergencia.

El quinto flanco de ataque es generar división entre la propia sociedad catalana. La herramienta para conseguirlo es el conflicto lingüístico.El Gobierno Español, amparándose en las sentencias del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, seguirá adelante en su lucha contra la inmersión lingüística.La nueva ley de educación, impulsada por el ministro Wert, pretende generar división entre la sociedad catalana por motivos lingüísticos y crear dos líneas de enseñanza, una en catalán y otra en castellano, siguiendo la misma estrategia empleada en Valencia y Baleares. Creando dos comunidades lingüísticas diferentes, esperan dividir la sociedad catalana en dos bandos: los catalanohablantes-catalanistas y el castellanoparlantes-españolistas.

Estos cinco flancos de ataque del gobierno español tienen, por tanto, un único objetivo: dividir a los catalanes. ¿Cuál debe ser, pues, la estrategia de los catalanes para contrarrestar y anular estos ataques? Pues la misma que se utiliza en artes marciales: aprovechar la embestida del adversario para hacerle caer. Hay que aprovechar todos estos ataques de España para conseguir el efecto contrario: unir a todos los catalanes más que nunca. Si los catalanes somos conscientes de las pretensiones de España, si los catalanes somos conscientes de quién es realmente nuestro enemigo, si los catalanes nos mantenemos unidos y hacemos piña, la estrategia española caerá como un castillo de naipes, y Cataluña alcanzará la tan ansiada libertad. Si permanecemos unidos, somos un país imparable.
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