Discurso de Muriel Casals

Discurso de Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural, en el acto de celebración de los 50 años de Omnium Cultural:

«Joan Baptista Cendrós i Carbonell, Lluís Carulla i Canals, Fèlix Millet i Maristany, Pablo Riera i Sala y Joan Vallvé i Creus firmaban hoy hace 50 años el acta de constitución de Òmnium Cultural. Lo hacían en un momento muy complicado, hacía falta valentía, generosidad y un gran sentido de país. Lo tuvieron y hoy se lo queremos agradecer.

Han pasado 50 años y la entidad está viva y fuerte. Somos más de 25.000 socios y estamos implantados en 24 sedes territoriales. Estamos convencidos de que hoy se sentirían orgullosos. Que verían que su deseo de libertad puesto detrás de las palabras Òmnium Cultural se ha cumplido.

Hoy los recordamos, los conocemos mejor y homenajeamos. No tenemos la suerte de que hoy nos puedan acompañar, pero sí contamos día a día con el apoyo y la estima de los suyos. Gracias a las 5 familias por apoyarnos y estar a nuestro lado. Todos nosotros somos conscientes del peso y la responsabilidad que representan estos 50 años de historia.

Gracias también a toda la lista bien larga de nombres que han permitido a Òmnium llegar hasta aquí: mis predecesores al frente de la entidad: Joan Carrera, Josep Millàs, Miguel Bes y Jordi Porta. Muchas gracias.

También a los que han integrado en un momento u otro la Junta Nacional de la entidad, a los que han formado parte de las sedes territoriales y sus juntas. Gracias a todos por dedicarle horas, ilusión y esfuerzo.

Gracias también a todos aquellos y aquellas que habéis colaborado en las tareas de la entidad, velando por nuestra lengua, por nuestra cultura y nuestro país. Gracias a todas las mujeres que durante muchos años hicieron crecer la entidad buscando socios. Gracias a más de 100 trabajadores que ha tenido la asociación y también a la larguísima lista de personas que voluntariamente asumieron el reto de mantener viva nuestra lengua entre el profesorado.

Una lista de profesores y profesoras imposible de reproducir aquí.

Gracias a los miles de activistas, desde las fiestas Fabra al bus de cultura en ruta, desde el Premio de Honor en la campaña Freedom for Catalonia, desde las campañas de cartas en catalán en las Noches de Santa Lucía. Desde las selecciones catalanas en la Fiesta por la Libertad y desde las parejas lingüísticas al fomento de la cohesión social con el programa ¿Quedamos? Gracias a todos vosotros, los que hoy estáis aquí, socios y socias que nos ayudais a demostrar que nuestro trabajo ha valido la pena y tiene hoy todavía mucho sentido. Muchas, muchas gracias.

En 1963, el Abad Escarré inauguraba la sede de Òmnium Cultural, en el Palacio Dalmases y decía: «que sea casa de actividad, de concordia y de paz, hogar de prosperidad, de civismo y de cultura, hogar de pensamiento y de todos los valores del espíritu».

Más tarde, Josep Faulí describía la entidad diciendo: Òmnium es Països Catalans, es herramienta de resistencia pero también de normalidad. Es continuidad, pragmatismo, diversidad, respeto a la tradición y pasión por la modernidad. Òmnium es suplencia, convivencia, dinamización y eficiencia. ¿Por qué no? También un cierto protagonismo, el justo, y por eso es víctima alguna vez de recelos. Òmnium es valentía y prestigio. Òmnium es todo esto y toda su gente.

Òmnium Cultural es nuestra entidad, la que hemos construido todos juntos. Una entidad que ha querido y quiere estar al servicio de Cataluña. Un país que siempre hemos visto y analizado desde la óptica de la sociedad civil desde donde hemos querido aportar nuestras ideas, nuestras acciones y nuestra voluntad transformadora.

Creemos en un país con una sociedad civil fuerte, dinámica y comprometida. Hoy gran parte de esta sociedad civil está aquí, nos acompañéis en esta celebración. Creemos en una sociedad civil cercana a la acción pública, que no vive al margen de nuestros representantes políticos, pero que si hay que enfrentarse se enfrenta.

Queremos formar parte de la sociedad civil que marca la agenda pública, que allana los caminos del progreso y el bienestar y que se compromete a fondo en la construcción de una identidad compleja pero cohesionada. Tenemos que ser capaces de mantener la síntesis lo que es el país: diverso, generoso, plural, abierto, acogedor. Con dificultades y retos pendientes pero con una apuesta clara por un futuro más justo. Debemos seguir lanzando metas, objetivos, puntos de llegada, empujar a nuestros políticos para alcanzar objetivos sociales, culturales y políticos.

Así es como entendemos Òmnium y eso es lo que hemos hecho durante estos 50 años. Hemos ido un paso por delante en la defensa y promoción de la lengua, la cultura y el país. Y hace un año lo volvimos a demostrar.

A veces la gente corre más que la historia. Esta es la sensación que tuvimos el 10 de julio. Buena parte del millón y medio de personas que iba detrás de la pancarta «Somos una Nación, nosotros decidimos» entonaban eslóganes y llevaban pancartas que iban mucho más allá de los oficiales. Ha sido una sensación muy similar la que hemos tenido a lo largo del proceso de las consultas populares sobre la independencia. Una sensación que toma sentido cuando vemos encuestas de opinión pública de estos días donde se constata que el 43% de los catalanes y catalanas ven la independencia como la salida política al estado actual.

Con las demostraciones de cambio y de fuerza cívica de los últimos años, es evidente que el país se encuentra en otro momento. Si miramos estos 50 años observamos que como entidad hemos vivido etapas muy diferentes. Desde un inicio, bajo la dictadura franquista cuando a duras penas conseguimos sacar adelante un programa de recuperación lingüística y cultural. Pasando por la transición a la democracia cuando pensábamos que casi toda la responsabilidad era de los partidos políticos.

Ahora mismo, sin embargo, en pleno siglo veintiuno estamos en una segunda transición en la que desde la sociedad civil queremos más protagonismo en la toma de decisiones. Las relaciones con España no funcionan, la crisis aprieta, la lengua tiene que afrontar agresiones que creíamos superadas. En este contexto, los partidos y las instituciones reclaman ayuda e incluso liderazgos de la sociedad civil. Es en estos momentos, cerrado el ciclo de las consultas, habiendo demostrado que el grueso de la gente quiere decidir su propio futuro, habiendo probado la militancia democrática de los ciudadanos, que la pregunta que más escuchamos es «¿Y ahora, qué?».

Òmnium Cultural quiere plantear su respuesta a esta pregunta. La manifestación del 10J marcó el camino, un camino que necesariamente debe ser de consensos, cuanto más amplios mejor, y de ambiciones, cuanto más claras mejor.

Para nosotros, esta respuesta se concreta en tres ejes:

El primero: Alcanzar la independencia cultural. La cultura, hay que recordarlo constantemente, contribuye sobre todo a aumentar el capital social y simbólico de una colectividad. Es un bien público en el que la inversión tiene un retorno muy alto, desde todos los puntos de vista, pero que sobre todo es especialmente importante para la cohesión social y para la emancipación individual y colectiva. La cultura ha sido, es y será nuestro ámbito de trabajo. En esta línea pensamos que el derecho de acceso y de participación en la cultura sólo se puede garantizar, en sociedades avanzadas como la nuestra, a través de la educación y de políticas que permitan el intercambio de experiencias y el impulso de iniciativas de cohesión y de crecimiento, individual y colectivo. La existencia y el mantenimiento de entidades, como Òmnium puede hacer un gran servicio.

Por otra parte, hoy estamos topando con amenazas en ámbitos que parecían intocables, como la inmersión lingüística en las escuelas. En lugar de encallarnos en la queja, ahora tenemos que dar un paso adelante y encontrar una solución digna y definitiva a nuestros derechos culturales.

El modelo educativo y el mecanismo de inmersión no pueden sufrir más ataques ni pueden peligrar por acciones particulares. Nuestra lengua tiene que ser lengua vehicular en la escuela y en todos los espacios sociales. Desde Òmnium nos marcamos como prioridad la defensa ante cualquier ataque a nuestra lengua. La entidad se personará en todas aquellas instancias necesarias, adoptará las medidas necesarias e instará aquellas actuaciones judiciales que estime convenientes para defender nuestro modelo educativo contra los fuertes ataques que desde hace un tiempo está sufriendo.

Por otro lado tenemos que encontrar la estrategia definitiva para fijar el catalán como lengua común. En los últimos 50 años mucha gente anónima ha luchado tenazmente por mantenerla viva. Lo ha dado, como un bien preciado, a todos aquellos que, llegados del norte o del sur, de Andalucía o de Galicia, han querido hacer suya esta tierra. Y hablando la lengua que sea, se han sumado al proyecto colectivo de país. Y lo han hecho grande. Porque han adoptado el catalán como su nueva lengua propia, y la de sus hijos. Y lo han defendido en la calle y la escuela. Y han enriquecido la cultura común con una nueva mirada. Y han salido a la calle, el año 77 o el 10J, porque son parte de esta nación y también quieren decidir.

Hoy miles de personas venidas de todas partes, de Pakistán, de Marruecos, de Ecuador, de la India o de Rumanía han escogido este país como el lugar donde materializar sus sueños y los de sus hijos. Y ahora tenemos la oportunidad, la responsabilidad de construir juntos la Cataluña del siglo XXI; un país que debe seguir siendo abierto, dinámico, generoso, acogedor, una Cataluña donde se hablen cientos de lenguas y donde el catalán, con acentos y matices diversos, debe ser el punto de encuentro. Por todo ello, desde Òmnium impulsaremos un pacto nacional para el fomento del uso social del catalán.

Necesitamos una estrategia conjunta, que una esfuerzos y de largo plazo para que nuestra lengua sea la lengua común de todos los ciudadanos y ciudadanas. Un elemento de cohesión social y nacional.

Segundo: Lograr nuestra independencia fiscal. En los próximos cuatro años Cataluña ha de poder dar un paso adelante en dos aspectos: 1. Debe recaudar y administrar sus impuestos. 2. Debe ejercer el poder que le corresponde como pueblo a la hora de determinar su política económica, se trata de ser económicamente responsables y de gestionar los recursos haciendo un buen uso al servicio de la ciudadania.

Hoy la relación económica con España nos agota. Es imposible avanzar económica y socialmente con un déficit fiscal que, si lo calculamos por persona y año se acerca a los 3.000 €.

Sobre la mesa tenemos propuestas de concierto económico, de pacto fiscal… no queremos entrar en esta discusión, simplemente apostamos por lograr nuestra independencia fiscal en los próximos 4 años. La única manera de superar las lamentaciones, la protesta crónica y la impotencia es asumir los deberes y los derechos que se derivan de nuestra existencia como pueblo. No podemos seguir siendo expoliados. Queremos gestionar nuestros recursos. Con la libertad que ello supone, y con la altísima responsabilidad que conlleva.

Para ello necesitamos unidad política y social. Desde Òmnium trabajaremos a partir de hoy para hacer crecer esta mayoría social necesaria para de construir un futuro nacional emancipado, y al mismo tiempo estaremos absolutamente atentos a cualquier flaqueza que muestren nuestros representantes políticos que impida alcanzar este objetivo. Por otra parte, si el Estado español rechaza un avance inequívoco en esta línea, Òmnium Cultural ha tomado la decisión de estudiar desde hoy acciones coherentes y viables para llevar a cabo acciones de objeción fiscal. Pensemos en actitudes como consignar las cuantías gestionadas, los impuestos, en una cuenta pública abierta con este propósito. Una cuenta que no se liquidaría hasta que no se solucionara el agravio fiscal que sufre Catalunya.

Y finalmente, impulsar radicalmente el derecho a decidir nuestro propio futuro. La fuerza de la democracia representativa es la base de nuestra acción. En los últimos tiempos los catalanes que viven en muchos de nuestros pueblos y nuestras ciudades han podido decidir en consultas populares si quieren que nuestro país sea independiente o si debe mantenerse unido a España. Ha sido una iniciativa de raíz cívica en la que Òmnium ha colaborado de manera decidida y a la que se han sumado cientos de miles de ciudadanos. Esta cadena de consultas culminó con éxito, en la capital del país, donde votaron el 20 por ciento de los barceloneses y se decantaron de forma mayoritaria por el sí. Todo este proceso no ha terminado. Sólo puede acabar cuando se convoque un referéndum de manera oficial y vinculante en todo el país. Esta es la doble intención de Òmninum. Por un lado, fortalecer nacionalmente la sociedad para que cuando llegue ese momento el sí sea mayoritario y decidido. Por otro, impulsar a nuestros representantes democráticos para que se comprometan, en un plazo de tiempo razonable, en el ejercicio irrenunciable y efectivo del derecho a la autodeterminación.

Por todo ello, pedimos a nuestros representantes institucionales que tengan en cuenta estos tres ejes de futuro que señalamos desde Omnium, que se pronuncien desde sus respectivas esferas, y que los tengan presentes a la hora de hablar a los electores, a la hora de convocarnos a las urnas. Nosotros haremos desde Òmnium nuestro trabajo, y llegaremos hasta donde sea necesario para responder a las inquietudes de la gente, prestando el oído a nuestros socios. Este es el triple compromiso de Òmnium. Una lengua viva, incluyente, útil, oficial y irrenunciablemente vehicular en todos los ámbitos, De Salses a Guardamar y de Fraga a Maó. No aceptamos ningún intento, por muy institucional que sea, de rebajar los niveles que hemos conseguido ni de reducirla al folclore. Ni ningún secesionismo suicida. Tenemos una cultura sólida y dinámica. La reivindicamos independiente y proyectada al mundo entero. Los gobiernos de los Países Catalanes deben tener en este ámbito plena soberanía y la tienen que ejercer con decisión.

Trabajaremos cada día por un país más cohesionado, más culto, más próspero y más libre.

Òmnium seguirá siendo un espacio transversal, plural y diverso, donde coincidan y convivan todas las sensibilidades catalanistas. Un espacio aglutinador de anhelos y de sueños. Es nuestro trabajo y nuestro compromiso. Nuestra lucha de antes, de ahora y de siempre.»

Publicado por Tribuna Catalana-k argitaratua