Ha sido constante en las ideas judeocristianas. Recuerdo que cuando estudiábamos Historia Sagrada en la escuela sabíamos de memoria los doce hijos de Jacob: Ruben, Simeón… José y Benjamín, ni una sola mujer, no contaban ni en las listas. Curioso que lo mismo sucede en el Nuevo Testamento cuando se habla de los hermanos de Jesucristo, dos veces en Marcos, una en Lucas y dos en Juan solo aparecen hermanos, incluso se dan los nombres de los hermanos de Jesús: Santiago, José, Judas, Simón y se añade y «sus hermanas» pero sin dar los nombres. Desde el Concilio de Nicea en el siglo IV hasta el de Trento en el XVI se llega incluso a discutir si la mujer es un ser humano y si tiene alma. Frecuentes son los testimonios de papas en sentidos machistas, recuerdo solo las palabras de Gregorio XVI: «Las mujeres deben estar sujetas a sus maridos pues es justo que lo inferior sirva a lo superior». ¿Seguimos igual? ¿Sigue la Iglesia siendo la única institución que discrimina a la mujer? Hoy una mujer puede ser taxista, presidenta del Gobierno o abogada pero nunca papisa o sacerdotisa.
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