Dilatación o purificación de la identidad

 

 

La cuestión de la inmigración (proletarios/as nómadas) no debe tratarse con políticas que imponen su integración-asimilación en las lenguas y culturas de las naciones a las que llegan, tal y como están haciendo los estados en el mundo capitalista globalizado.

En muchos de esos estados existen naciones oprimidas, como es el caso de España (Galicia, Catalunya y Euskal Herria). Y esas naciones, especialmente Euskal Herria y Catalunya, cuentan con un elevado número de proletarios/as nómadas. En todas ellas, falta una política propia respecto a esta cuestión. Y, si no se tiene, se termina poniendo en práctica, con las personas venidas de otros países, la misma que ha llevado a cabo y sigue practicando el Estado español en Catalunya, Galicia y Euskal Herria con nosotros/as para integrarnos y asimilarnos. Para que renunciemos a nuestra identidad y nos sintamos españoles.

Al respecto, debemos tener muy claro que, aunque quisiéramos, carecemos del poder necesario para integrarlos/as a la fuerza: hacerles renunciar a su identidad y obligarles a que adopten la nuestra.

Está claro que quien sí lo tiene es el Estado español. Y el/la proletario/a nómada lo percibe. De ahí que, ante la disyuntiva de verse forzado/a a la integración, es evidente que lo hará en la lengua y cultura de la nación española y no en la catalana, gallega o vasca. Y, además, se convertirá en un/a aliado/a del Estado español contra los pueblos gallego, vasco y catalán, incapaces de ofrecerles una alternativa propia y diferente.

Es por eso que tenemos que evitar a toda costa que el/la proletario/a nómada sea utilizado/a para construir España en las naciones que esta oprime.

¿Por qué es un tema tan importante y delicado? Porque lo que está en juego es algo esencial al ser humano: la cuestión de la identidad, ni más ni menos. Y la identidad la conforman, en esencia, la lengua y la cultura.

El único modo para que el/la proletario/a nómada participe de nuestra identidad consiste en favorecer la dilatación de la suya, la identidad dinámica. Por el contrario, con la integración forzada, los/as empujamos a la purificación de la suya (integrismo); convirtiéndonos, así, en unos/as xenófobos/as, similares a los/las racistas que hacen el juego sucio al capitalismo globalizado, echando a los proletarios nómadas que este no necesita, a los que acusa de delincuentes.

Y hablamos de dilatación de la identidad no desde un punto de vista puramente teórico, sino desde las experiencias personales que hemos vivido en el movimiento de las ikastolas. Y nosotros, concretamente, en el de Toki Eder. Allí, padres y madres venidos de otras nacionalidades y regiones del Estado español y padres y madres de Euskal Herria, confluimos en la lucha por la euskaldunización de nuestros hijos e hijas, ampliando, de este modo, nuestras identidades: aprendiendo euskera, conociendo la cultura vasca; dando a conocer las nuestras y compartiéndolas con las gentes de Euskal Herria. Es decir, desarrollando la dimensión dinámica de nuestras identidades. Los pueblos oprimidos tenemos que hacer una política nueva, diferente y revolucionaria, basada en el respeto y la justicia.

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