Un estudio halla restos prehistóricos de hace 3.500 años en las minas de Arritzaga
Pozos, zanjas y una galería conforman el yacimiento, donde también se han encontrado restos romanos y medievales
Se sabía que el valle de Arritzaga, en pleno corazón de la Sierra de Aralar, había albergado una intensa actividad minera hasta hace bien poco (1965). Pero no se conocía la antigüedad exacta de esos vestigios. Hasta que las prospecciones realizadas por los espeleólogos de la sociedad Félix Ugarte y los expertos de la Fundación Arkeolan han hallado «importantes testimonios» de minería de la Edad de Bronce Medio. Es decir, de hace unos 3.500 años, lo que convierte al yacimiento en el más antiguo de cuantos existen en Euskal Herria.
El hallazgo fue calificado ayer de «gran nivel» por la directora del proyecto arqueológico, Mertxe Urteaga, y consta de manifestaciones de «gran complejidad técnica»: pozos, una galería de 50 metros de longitud y enormes zanjas de cientos de metros de desarrollo, entre otros. En estos puntos también se han hallado indicios de actividad de la época romana -cerámica- y de la Edad Media.
En Buruntzusi Los responsables del estudio presentaron en Donostia los resultados de estas primeras exploraciones, realizadas en los últimos tres años, junto con la diputada foral de Cultura, María Jesús Aranburu. También participó en el acto Jesús Iñurrita, alcalde de Amezketa y vicepresidente de la Mancomunidad de Enirio-Aralar. Este último expresó «la enorme alegría» que ha supuesto para los amezketarras encontrar yacimientos prehistóricos en la zona minera perteneciente al municipio.
Txomin Ugalde, presidente de la Fundación Felix Ugarte, relató que las investigaciones comenzaron en el coto minero de Buruntzusi, con la colaboración de Arkeolan y la Diputación. Al principio se centraron en las excavaciones al aire libre que parecían sobresalir en el escarpado terreno. «Pero encontramos más», afirmó. Tras una «intensa» labor de «prospección» y de «sondeos», se toparon con unas estructuras que podrían pasar desapercibidas en un relieve cárstico como el de Aralar. Se trataba de unos «pozos de extracción» de mineral, unas zanjas que alcanzan los 450 metros de longitud y los seis metros de altura, y una galería que podría tener un desarrollo de hasta 100 metros. Asimismo, las mediciones revelaron que el suelo de Arritzaga contenía «nódulos» con «gran riqueza en cobre», según explicó Ugalde.
Los análisis por Carbono 14 realizados en la Universidad de Uppsala, en Suecia, confirmaron las sospechas iniciales: se trataba de minería de la Edad de Bronce, datada hace unos 3.500 años, época en la que se desarrolló la metalurgia de este material.
«Las técnicas utilizadas eran muy depuradas, lo que da a entender que la explotación fue realizada por personas experimentadas y cualificadas. No era una extracción para la autosuficiencia de alguien, sino que se sacaba mucho material». Esta reflexión de Ugalde se confirmó, además, con otro singular hallazgo: la cornamenta de un ciervo. Este utensilio, según mencionó el experto, ha aparecido en otros yacimientos prehistóricos, donde se utilizaba «para extraer el mineral tras calentar la piedra con fuego».
Entorno Mertxe Urteaga contextualizó que en el resto de la Península Ibérica solo existen unos pocos ejemplos, entre los que mencionó los de El Aramo (Asturias) y Huelva. En Europa, según detalló, los yacimientos mineros prehistóricos más importantes se sitúan en Gales, así como en Bulgaria y en Rumanía.
Estos hallazgos, según interpretó la directora del Museo Oiasso, pueden ofrecer nuevos indicios sobre la historia del territorio y sobre la importancia que jugó la actividad minera en su desarrollo.
Sin embargo, antes de seguir con las prospecciones, en su opinión, deberá realizarse una «planificación exhaustiva» de la metodología necesaria y del «peligro» existente en las inestables minas y zanjas de Arri-tzaga. Algo que se antoja dificultoso. «Después de tantos siglos, el yacimiento ha permanecido inalterado, algo que lo hace más interesante», completó Ugalde.
