«!Luchad por vuestros platos. El humus y el tabule son cien por cien libaneses!», rezaban los anuncios. «!Uniros a nosotros, proclamadlo al mundo! Sabesis que estais cargados de razón!», gritaban los lemas de las pancartas. Como si fuese una causa nacional, los beiruties fueron convocados en el centro de su ciudad, para dar fe de que estos entremeses tan populares forman parte de su acervo culinario y conseguir con sus enormes platos, descomunales, de dos toneladas, el reconocimiento inapelable del «Guinnes World Records».
Desde hace años, Israel los reivindica como si fuesen uno de sus distintivos alimenticios, patrimonio de su cocina. La verdad es que muchas comidas y bebidas de Oriente Medio y de los Balcanes tienen raíces en la época del dominio imperial otomano.
Doscientos cincuenta cocineros con sus gorros y uniformes blancos, de
El verdadero tabule libanés esta hecho con trigo machacado o burgol, perejil, hierba buena, cebolla cortada muy fina, tomate, sal y aceite. Verde, verde brillante, es su color para indicar que esta suficientemente condimentado con aceite de oliva. !Excúsenme por estas rudimentarias recetas de cocina! Humus y tabule, son los más destacados platos de entrantes o «mezzes» que tan profusamente se sirven en El Líbano, y en otros países como Siria o Jordania. No hay mesa libanesa que se precie que no este compuesta de diez o, incluso, de treinta platillos entre los que hay pasta de berenjena, hígado de cordero, ensalada de lechuga, tomate, pepino, limón con pan tostado, pasta de hojaldre envolviendo espinacas o queso. El «mezze» es el aperitivo que acostumbra a acompañarse con el «arak», suerte de anís seco de sabor parecido al «uso» de Grecia y al «raki» turco.
El reconocimiento de estos grandes platos de humus y tabule del mundo, permitirá, además, comercializar internacionalmente ambos productos, como Grecia hizo con su queso de cabra o » feta». En defensa de su nacional gastronomía, todos los libaneses, tan divididos, se han unido con convicción.