Nacido en el seno de una familia de rojos, no pude sino abrazar el ideal comunista como el más natural para la vida humana. Sin embargo, pronto intuí, gracias a las primeras pagas paternas, que así como la muerte de los individuos es positiva para la especie, lo que pueda ser bueno para el conjunto de la sociedad podría ser contrario a mis intereses. En consecuencia, hallé refugio en las doctrinas anarquistas que, por otra parte, justificaban mi incipiente rebeldía juvenil, mis estudios caóticos y el desorden crónico de mi habitación…
Con la antedicha precocidad individualista, no hizo falta que me salieran las muelas del juicio para darme cuenta que lo que yo era en verdad, era un liberal. Bastó con la aparición de las primeras poluciones nocturnas para distinguir lo que mediaba entre las infantiles y frustrantes metas utópicas políticas y los placenteros edonistas sueños eróticos del capitalismo. Y cuando parecía que mi destino estaba marcado por las sabias palabras del preboste Fraga Iribarne «quien de joven no comulga con el comunismo es que no tiene corazón, y quien de adulto no lo abandona es que no tiene cabeza» resulta que ha sido en el México donde Trosky halló la muerte, que yo a los cuarenta he visto resucitar en forma de Todo Incluido, aquel paraíso en la tierra que prometía el PC y toda la izquierda que se precie.
Esta fórmula del TI proveniente como todo modelo político del negocio y el comercio, podría extrapolar sus beneficios contrastados en el ámbito de los hoteles y las vacaciones a todos los órdenes sociales y confines de la Tierra: la pulsera que se coloca al cliente le permite a este gozar de todas las libertades burguesas, pero sin distinción de clases. La inutilidad del dinero evita la presencia de cacos y merodeadores confiriendo a las calles la paz y tranquilidad que cualquier gobernante dice buscar. Lo anterior hace innecesaria la presencia policial y el resto del aparato represor, pues nadie viviría mejor que nadie, ni tendría nada que envidiar al resto, salvo las parejas sexuales, la inteligencia, juventud, belleza, y salud, ventajas naturales que en breve podrán ser equilibradas con la ingeniería genética. Todas las familias disfrutarían de una vida sana en viviendas y entornos agradables, desempeñando tareas colmadas de sentido para el bien común que comparten, con fácil acceso a una alimentación rica en proteínas, con tiempo para el ocio y el descanso… La ciudadanía entregaría la totalidad de su trabajo y a cambio obtendría este Todo Incluido socialista. Pero, hemos de poner cuidado en no dejar en manos de la casta política el ensayo de esta fórmula del TI en el marco social, dado que sería como pedirles que arrojaran piedras sobre su tejado pues en una realidad sin desequilibrios no habría conflictos ni problemas que requiriesen su presencia, y en consecuencia actuarían como el lobo al cuidado de las ovejas. Y ya vimos sus resultados: en lugar de bufet libre nos darían cartillas de racionamiento y en vez de colocarnos una pulserita, nos pondrían esposas.