- El castellano es oficial en Cataluña no porque alguien haya hecho un acto de «caridad» sociolingüística hacia los castellanohablantes de Cataluña -también debería ser oficial el gallego o el amazigh, si miramos los orígenes de la mayoría de recién llegados-, sino que es una oficialidad que nos viene del franquismo -y de antes- con el único propósito de relegar -y eventualmente exterminar- la lengua catalana. La intención es bilinguizar a los catalanohablantes y proteger los privilegios de los castellanohablantes. Ni durante la «transición» ni estos últimos años nadie ha tenido las narices de ponerlo en duda ni de tratar de cambiarlo, diga lo que diga su ‘Constitución’.
- Tenemos un problema demográfico: somos un 31% de catalanohablantes que teóricamente debemos asimilar desde un punto de vista lingüístico y cultural un 69% de población que no es catalanoparlante ni bailan sardanas. ¿Y en qué condiciones lo hacemos los catalanohablantes? Sin un Estado a favor, hablantes inseguros, abandono constante de la lengua, medios de comunicación mayoritariamente en castellano, mundo socioeconómico en contra del uso de la lengua, etc.: misión imposible.
- Después de casi 40 años de política lingüística el mundo empresarial e industrial de Cataluña vive de espaldas a la lengua, ya no hablo sólo de etiquetado de productos y atención al cliente, sino que de las comunicaciones internas de las empresas, facturas, albaranes, etc. Grandes empresas de Cataluña habrían trabajado más por la lengua que cualquier vídeo simpático de estos que, de vez en cuando se acuerdan, hacen por intentar normalizar el catalán.
- En cuanto a la escuela, hay que saber que la inmersión sí funciona. Es un método efectivo. En la Cataluña Norte funciona con las ‘Bressola’ en un entorno altamente adverso para la lengua catalana. En la ‘Deutsche Schule’ de Esplugues, los alumnos salen hablando alemán, incluso aquellos que no lo hablan en casa. Pero, ¿qué pasa con el catalán en muchos institutos de Cataluña? Pues que la inmersión no se aplica por claudicación de profesores y, de paso, del departamento de Enseñanza. Hay que recordar que la inmersión es de aplicación obligatoria, porque es una ley.
- La escuela sola no puede normalizar la lengua. En muchos barrios y ciudades de Cataluña la escuela es el único lugar donde los alumnos tienen un cierto contacto con el catalán, un contacto que se acaba cuando salen de la escuela. Es necesario que el contacto -la inmersión en este caso- continúe fuera de la escuela en el máximo de ámbitos posibles y esto falla y mucho.
- En zonas de mayoría catalanoparlante los alumnos alófonos (no catalanohablantes), sí que viven en un entorno de inmersión y aprenden no sólo el catalán, sino que lo aprenden a utilizar socialmente en su entorno. En este caso, las escuelas son un refuerzo. Pero hay muchísimas zonas de Cataluña donde pasa a la inversa, los alumnos que vienen con el catalán de casa, en la escuela no sólo aprenden el castellano, sino que aprenden a socializarse en castellano. Alumnos, que además, sufren un alto grado de interferencia lingüística en su catalán, porque están todo el día hablando en castellano. En este caso, la escuela es un gran agente castellanizador para los alumnos que llevan el catalán de casa.
- Que no nos engañen, que la única inmersión lingüística que ha habido en Cataluña es a la que los catalanes hemos estado sometidos estos últimos 300 años y que ha culminado con éxito, porque actualmente todos los catalanohablantes somos bilingües, ya sea en castellano o francés.
- Después de todo se trataría de poder nacer, vivir y morir sólo sabiendo el catalán si así lo elegimos. El derecho a no ser molestado por razón de lengua y de ser feliz en la lengua que nos han transmitido desde generaciones, también se debería poder ejercer.
- Que el hecho de ser catalanoparlante de origen y que también estés obligado a saber el castellano o el francés, es un acto de colonización lingüística que en pleno siglo XXI se sigue perpetuando y que se debería abolir. Los catalanohablantes tenemos derecho a decidir qué 2ª, 3ª, 4ª… lengua queremos aprender, y que no debemos pasar siempre por el tamiz del castellano o el francés. Además, en una Cataluña donde se hablan 300 lenguas, limitarnos al castellano y por fuerza es un concepto totalmente obsoleto y anacrónico, que sólo tiene sentido si pensamos en términos coloniales.
- Hace muchos años que somos lingüísticamente soberanos y no hemos ejercido ni ejercemos esta soberanía. Claudicamos constantemente de nuestra independencia lingüística a la que no le hacen falta procesos ni políticos ineptos y mentirosos para llevarla a cabo. ¿Estamos preparados para declarar la independencia lingüística? pues, vale, ¿la declaramos ahora?
RACÓ CATALÀ