FELICITACIONES, mujer, por serlo, por tu coherencia, tus palabras y por la frescura y belleza de una actuación, tan aparentemente sencilla como es el pacífico y respetuoso intercambio de pareceres entre dos personas, sencillez que se enturbia hasta desaparecer, y su lugar se ve invadido por la locura de los medios, la insensatez de este enfermizo sistema pseudodemocrático, y todos sus mecanismos defensivos. Y, además y sobre todo, por la rotunda falsedad de las premisas iniciales, ya que me temo que no hubo, como dices en tus declaraciones, conversación entre dos personas, sino algo tan diferente a eso como es el mero intercambio de palabras entre una persona y un rey no investido por el pueblo, que tiene previsto, ensayado y repetido el protocolo de actuaciones y respuestas ante ésa y otros cientos de situaciones previsibles en su multimillonario oficio.
Aunque te conozco a ti y tus padres como vecinos, no sé si sois navarros o si tus padres llegaron a esta tierra proveniente de otra. En todo caso, hablando de premisas, me pregunto si en tu actuación ese día con el príncipe de España, y en tu condición de asociada a la hasta ahora desconocida UCNR (unidad cívica Navarra por la república), tanto tú como los demás componentes de esa asociación os habéis planteado que esta tierra, antiguo reino, tiene derecho a su propia forma de gobierno, a recuperar su propio estado, destruido por la fuerza de las armas precisamente por el imperio español representado por esa misma monarquía en la que quieres dejar súbdita para pasar a ser ciudadana. Yo no deseo ver negado mi derecho a decidir por monarquía ni república alguna.
Por ello me pregunto si habéis reflexionado acerca de que la república que Euskal Herria merece, necesita y a la que tiene derecho es la República de Euskal Herria, y que no tenemos más derecho a decidir sobre la forma de gobierno de España que el que los españoles tienen a decidir sobre la nuestra, es decir, ninguno.
Os invito pues a reflexionar sobre esta realidad y trabajar por la soberanía y capacidad de decidir de nuestro pueblo, para recuperar nuestra capacidad de decidir qué forma de gobierno queremos y cómo relacionarnos con el resto de pueblos y estados del mundo, y a defender y respetar que tanto nosotros como todos los pueblos del mundo sean soberanos en las decisiones sobre sus propias formas de Gobierno.
Entiendo y respeto Laura republicana que puedas sentirte navarra y española, tanto como deberías entender y respetar a la luz de los resultados de las recientes elecciones municipales en nuestra tierra, que aquí, una amplia mayoría de ciudadanas y ciudadanos lo somos de este país y no, como tú te manifiestas, súbditos de la Corona española con deseo de pasar a la condición de ciudadanos de la República española, por lo que no nos corresponde ni sería de recibo participar en poner o quitar reyes ni principitos en tierras ajenas, como no lo es que nadie nos lo imponga a nosotros.
