Hace casi un mes, se ha jugado la final del campeonato de fútbol llamada Copa del Rey. Final en la que por experiencia de finales anteriores se preveía la soberbia pitada que se pudo escuchar en toda España y mucha parte del extranjero y nadie se preguntaba el motivo de la archiprevista pitada. Para evitarla, cuando se empezó a hablar de este tema, Simplicius ofreció una alternativa tan simple como, cambiar el nombre del titular de la copa y la música que lo acompaña. Como es habitual en todos los casos en que se ofrecen soluciones de sentido común, no se le ha hecho el menor caso y consecuentemente se ha producido la pitada. Pero a Simplicius, siempre lleno de buena voluntad y afán de ofrecer soluciones, se le ha ocurrido que para evitar que esto vuelva a suceder, lo mejor es que los equipos vascos y catalanes dejen de jugar la copa del rey y se monten otra competición copera, que en un brindis a la causa de su origen podría llamarse Copa Txirulirulí.
Y si en la liga tampoco les gusta nuestra forma de ser, propone Simplicius, que aprovechando las facilidades que dan hoy los medios de transportes, los equipos vascos y catalanes nos pasemos a la liga inglesa, que esos sí que saben de democracia y que seguro que nos reciben encantados. ¿Cuándo nos largamos?
DEIA