Si Patxi López fuera francés o viviera en Francia, estaría que trina. Mira por dónde, él que cada día hace más esfuerzos por huir del debate indentitario, que aquí estamos para gobernar la normalidad y no para pensar quién somos, de dónde venimos y a dónde vamos, va y le montan un follón de semejante calibre nada, a algo más de 100 kilómetros de casa. Que estos galos no están bien de la cocorota, que en pleno siglo XXI empezar a pensar qué es ser francés es una locura, que Internet nos ha igualado a todos, que ya no hay fronteras y que somos ciudadanos del mundo, que no se enteran. Que lo de Sarkozy ya son ganas de joder, que se empieza a pensar en estas cosas y no se sabe dónde puede acabar el akelarre. ¿Que Francia está pensando en un contrato, con derechos y deberes? Pues si se lo pusieran de etxekolana a uno que sé yo, a ver por dónde empezaba… Lo de pedir que se sepa la lengua propia, de eso ni hablar; en Catalunya la cosa tiene un pase, pero aquí, de eso nada. ¿Que se cante el himno al menos una vez al año en las escuelas? Una barbaridad oiga, que a dónde iremos a parar, porque mire que muchos no sabría pronunciar ni la primera estrofa. ¿Y lo de reivindicar el orgullo de ser de un país? Uf, menudo follón. Joder el lío en el que se han metido estos gabachos cuando aquí todo es felicidad, normalidad, tranquilidad, serenidad, seguridad, y sin tantos pájaros en la cabeza. Que pensar mucho puede atrofiar la mente y además crea estrés; que no, que por ahí no vamos a pasar porque lo nuestro es fomentar la no identidad. Eso sí, con normalidad.