Escribí el anterior artículo para Guregandik, el año pasado en vísperas del referendum catalán. Tal efeméride coincide con otro aniversario muy importante, el vigésimo del pacto de Lizarra-Garazi que marcó un antes y un después en la historia política reciente de Euskal Herria. Aparentemente poco tiene que ver ambas efemérides y sin embargo las dos tiene una profunda relación. El Acuerdo de Lizarra-Garazi El acuerdo de Lizarra-Garazi firmado por todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales del ámbito abertzale de ambos lados de Pirineo y otras organizaciones de izquierda, llegó en un contexto muy concreto y muy complicado para Euskal Herria. La lucha armada de ETA se había deteriorado de forma extrema. El asesinato de Miguel Angel Blanco (concejal del partido nacionalista español, Partido Popular) marcó un antes y un después.
Se evidenciaba la necesidad de dar por finalizada la trayectoria de un grupo armado. Nacido en la época franquista, éste no representaba allá por 1998 (año de la fima de pacto), no ya a una mayoría de la plural sociedad de Euskal Herria, tampoco coincidía con el pensar y el sentir de la mayoría de los sectores independentistas de izquierda.
Se había conseguido un amplio respaldo a favor del acercamiento de los presos de ETA a cárceles de Euskal Herria y en esos momentos la intervención de la organización armada reclamando la misma petición por medio de un secuestro y una cruel ejecución sumarísima representó un verdadero Rubicón.
El Estado español y las organizaciones nacionalistas españolas esperaba un momento así. Salieron a las calles no solo movidos por un comprensible dolor, sino también con un impulso político muy concreto, criminalizar todo el movimiento independentista bajo el lema «todo es ETA».
En esa tesitura, las fuerzas políticas, sindicales y sociales firmante de Lizarra-Garazi fueron capaces de firmar un acuerdo que reivindicaba atajar las razones originarias del conflicto y el final de toda expresión violenta de éste. ETA entendió la petición y declaró una tregua incondicional y unilateral. Dicha decisión alentó un enorme sentimiento de esperanza y colaboración entre diferentes que fue premiada en la hurnas, dando una victoria espectacular a las fuerzas que habían firmado el acuerdo y castigando a quienes habían querido manipular los sentimientos de la ciudadanía.
El acuerdo de Lizarra-Garazi también tuvo sus efectos en Cataluña. En los meses previos a la tregua de ETA, lideres de a la sazón renovada y reforzada ERC (Esquerra Republicana de Catalunya), se habían esforzado, asumiendo muchos riesgos, en conseguir treguas parciales que aceleraran el proceso. La firma del acuerdo y la tregua, avalaban el esfuerzo realizado que también fue respaldado en las hurnas en nuestro país hermano.
Coincidiendo con esos hitos comienzan un cambio de fondo en el movimiento independentista catalán. CiU (la derecha nacionalista catalana) colapsa; ERC comienza a subir y se declara activamente independentista, con una acción poltica que iba más allá de una posición retórica. Comienzan a formarse grupos locales que con el tiempo cristalizarán en nuevas ofertas como las CUP o en movimientos sociales de amplia base com la ANC. Paralelamente y con una gran relevancia desde ámbitos intelectuales, científicos y académicos numeroso foros empiezan a pensar en clave soberanista, comienzan a delinear las posiblidades prácticas de un Estado soberano catalán.
El proceso catalán.
Las etapas de proceso catalán que trate más exhaustivamente en la publicación anterior de GUREGANDIK, tuvieron como doble colofón el referendum unilateral y la declaración de forma simbólica (por el momento) de la república Catalana.
Cataluña dió una lección enorme de civismo y de compromiso como país. El Estado español , en cambio, dió muestras de su deficiente sistema democrático. A ciudadanos/as que acudían pacíficamente a las hurnas se les respondió con la violencia policial. Pero eso no fue lo peor, los tics franquistas que ha dejado ver la clase política española y parte de su ciudadanía que jaleaba el uso de la violencia contra los independentistas, ha cetificado lo que siempre hemos pensado muchas personas, que el Estado español y su tan loada «transición a la democracia», fue solo una reforma del regimen nacionalcatolicista de Franco.
Aun con todo, la escrupulosa apuesta por lo métodos pacíficos y noviolentos del movimiento independentista catalán demuestra la eficacia de estos métodos y demuestra que dificulta la tentación del Estado español para usar mayores grados de violencia, que sin duda muchos desean. La encarcelación de los principales lideres independentistas es una de esas expresiones de violencia, un acto tremendamente injusto y la prueba de que el Estado español actua en Cataluña como un regimen colonial. Sin embargo, si comparamos con otros procesos de emancipación nacional y social que se han dado en los últimos tiempos, podemos ver que en Cataluña nos ofrecen un método no traumático de desanexión de las naciones sin Estado respecto al estado uniformizador.
En Euskal Herria.
Mientras todo esto ocurría en Cataluña, la clase política de nuestro país pocas veces ha pasado de mero espectador. Es cierto que las muestras de solidaridad más claras para con Cataluña se han hecho desde Euskal Herria. Pero, en mi opinión, la clase política vasca debiera haberse comprometido mucho más, tanto con la declaración de la República Catalana; como tras la encarcelación o exilio de buena parte del Gobierno catalán, encabezado por Puigdemont. Especialmente bochornosa fue la actuación del lehendakari Urkullu que simulando una mediación entre el Estado español y Cataluña realmente respondió a una petición del gobierno español presidido por Mariano Rajoy que tenía como intención ostaculizar la declaración unilateral de independencia que la mayoría del parlamento catalán había solicitado.
En todo conflicto siempre es preferible una solución negociada y dialogada que intente buscar puntos de interés común para todas las partes. Pero en el caso del referendum catalán, todas las etapas de una posible negociación habían sido ya quemadas y desaprovechadas por parte del gobierno español.
El Estado español heredó en su constitución una de las máximas del regimen franquista: la indivisibildad territorial. Indivisbilidad que niega los sujetos nacionales de decisión diferenciados que hay en Galicia, Euskal Herria y Cataluña , que además constitucionalmente dota al ejército y a su máximo mandatario, el rey Felipe VI como garantes de la unidad territorial. Estos términos parecen referidos a una monarquía medieval y sin embargo es la cruda realidad de una legislación constitucional que nacía directamente de los principios fundacionales del regimen franquista. De hecho, el rey Felipe VI expresamente apoyó el uso de la violencia contra las personas que fueron a votar, y el ahora presidente del Partido Popular, en ese momento en el gobierno, hizo una más que velada amenaza contra el presidente catalán, Puigdemont, recordando como terminó el anterior presidente catalán que quiso declarar la república, Lluís Companys. Companys fue fusilado tras el golpe de Estado de los franquistas.
De estar en un lugar con una verdadera tradición democrática, este señor no estaría ante la duda de dimitir o no por falsificar su curriculum, estaría procesado judicialmente por amenaza de muerte y apología del fascismo.
Choque de trenes y mediación
El choque de trenes que suponía ir a un referendum unilateral se saldó con una victoria del movimiento independentista catalán. En ese contexto, la labor de uno de los más destacados representantes institucionales de Euskal Herria en ese momento no podía ser echar un capote a quien había utilizado la fuerza contra la ciudadanía, sino a quien a riesgo de su propia seguridad estaba ejecutando la orden salida de las urnas.
Un referendum pactado con una participación mayor y un resultado más amplio hubiera sido preferible. Pero ante los hechos concretos, las diferentes instituciones de Euskal Herria deberían haber reconocido de manera oficial e inmediata la proclamación de la República Catalana. Las instituciones europeas dieron la espalda al pueblo catalán, también nuestras instituciones prefirieron «nadar y guardar la ropa».
Se debe reconocer, por otra parte, que tampoco es de extrañar un cierto desconcierto ante un escenario tan confuso. Por ejemplo, es bastante difícil de entender que dos de las fuerzas políticas catalanas que respaldaron la declaración unilateral de independencia sigan acudiendo con normalidad al parlamento del reino de España.
Lo acontecido en Cataluña da fe de los complicado de la situación de las naciones sin Estado en el contexto europeo. El Estado uniformizador no reconoce la diferencia de los sujetos nacionales de decisión, por lo que niega cualquier posibilidad de negociación entre iguales. La vía unilateral también está plagada de obstáculos difíciles de salvar, si no se cuenta una mayoría suficiente. Por tanto, ninguna de las vías es fácil y parece que lo único viable es el comienzo de una vía unilateral con perspectiva de varios años de desarrollo antes de tener la posibilidad de activar en su totalidad todas las instituciones de una república soberana.
Esa vía unilateral presenta contenidos más interesantes si se perfila como un proceso constituyente. La composición plural y compleja de la Cataluña actual como la de Euskal Herria, precisan de sendos procesos constituyentes participativos, autocentrados y sin limites externos que consigan un consenso interno suficiente.
20años de Lizarra-Garazi
Como mencionaba más arriba, son ya dos las décadas que han transcurrido desde la firma de aquel acuerdo. Un periodo que ha resultado muy azaroso y complicado, pero que se ha simplificado con la desaparición definitiva de ETA. Como comentaba, la existencia de ETA condicionaba tanto al independentismo catalán como al de Euskal Herria. La organización armada se vea así misma como vanguardia del movimiento de oposición al regimen del 78 y se atribuía el monopolio de la lucha radical. El Estado español, en cambio, hace mucho tiempo que tenía controlada la situación. Una derrota total del grupo armado por vía policial era imposible, también era imposible que ETA tuviera la mínima oportunidad de negociar el fin de su actividad en una negociación con contenidos políticos.
Con la excusa de la lucha contra ETA el Estado español en todos estos años se ha ido dotando de un sistema penal de excepción que limita la libertades políticas. Dicho sistema penal se está utilizando de facto contra el independentismo catalán en este momento. Aun así, y a pesar de que la llamada «amenaza global» que quieren atribuir al islamismo radical queriendo justificar así la prolongación de ese régimen excepcional. El hecho de que la oposición al régimen de Madrid sea ahora protagonizado por la acción no violenta ha abierto la puerta a nuevas radicalidades democráticas.
El fin de la lucha armada ha sido clave para cambiar la relación de fuerzas entre la derecha y la izquierda dentro del movimiento abertzale. Más tarde o más temprano, la izquierda soberanista, si de verdad se lo propone, adelantará al PNV en todos los ámbitos y el escenario político cambiará.
ETA no podía ni debía representar al independentismo en una hipotética negociación con contenidos políticos. Mucho menos a Euskal Herria en su conjunto . El estatus jurídico-político que Euskal Herria debe tener es una decisión que corresponde solo a la ciudadanía. El hecho de que la disolución de eta haya sido una decisión unilateral e incondicional nos ha liberado. Nos hace reforzarnos en razones y motivos. Posibilita ganar en coherencia y radicalidad, porque desde la reclamación radical de todos los derechos para todas las personas y todos los pueblos es desde donde se abre la puerta a una ruptura pacífica y democrática con los Estados español y francés. La misma puerta que ha abierto Cataluña.
Sin embargo, considero que lo anteriormente citado no son los únicos ni los principales factores cara a un futuro inmediato. En estos 20 años, la sociedad de Euskal Herria ha cambiado de forma significativa. La pirámide demográfica ha cambiado radicalmente y la composición de nuestra sociedad ha crecido en complejidad y pluralidad. El fin agónico de ETA se retrasó demasiado y nos ha hecho perder unos años clave.
Hace 20 años el bloque demográfico principal estaba formado por personas jóvenes muchas de ellas acostumbradas a la militancia social y política con alto grado de compromiso. Personas que habían conocido condiciones económicas desfavorables y problemas sociales muy duros a los que se supo atajar con la organización colectiva.
Hoy en día, en cambio, las columnas más jóvenes de nuestra piramide demográfica se han reducido a la mitad. Los tramos más dinamicos de la sociedad son numericamente mucho más reducidos y han sido afectados por las corrientes de pensamiento del paradigma neoliberal que han fragmentado las identidades colectivas. Cambios socioculturales muy profundos también han cambiado de raíz la concepción sobre el mundo y la vida que se tenía en los pueblos del sur y oeste de Europa. Evidentemente que con este comentario no pretendo afirmar que generaciones anteriores fueron mejores a las nuevas. Muy al contrario, estoy convencido que son estas nuevas generaciones las que deben tomar las riendas de nuestro propio proceso constituyente, puesto que ellas son las que realmente están mejor adaptadas a la nuevas realidades surgidas en nuestro contexto tras la entrada de pleno en el mundo globalizado. Son ellas las que deben indicarnos como podemos ayudarles a crear y activar socipolíticamente las nuevas identidades colectivas que dinamizarán el proceso soberanista de Euskal Herria.
A muchas/os «agerridos/as» militantes de tantas causas ganadas y perdidas seguramente puede sorprendernos que en Cataluña, con el grado de que ha adquirido el enfrentamiento, la vida cotidiana siga igual. Se vaya al trabajo con normalidad, se planifiquen las próximas vacaciones, la siguiente salida con los amigo/as…Sin embargo, tengo la impresión que en eso también tenemos mucho que aprender. Los conflictos políticos y sociales se viven por la mayoría de la población, en sociedades como la nuestra, de forma muy diferente a la visión «épica» que tuvimos los nacidos el siglo pasado.
Adecuarnos a los nuevos tiempos es clave para conseguir movilizar mayor número de personas. Esa adecuación tiene muchas facetas: cambios en el las formas de militancia, cambio radical en los procesos de toma de decisiones, cambio en la forma de entender el cambios históricos, cambio en muchas de las referencias de nuestras identidades colectivas.
La construcción de la identidad nacional de Euskal Herria respondió en un primer momento a la realidad y necesidades del finales del siglo XIX. Dicha identidad ha ido variando de forma similar, pero con retraso respecto a los cambios que se iban produciendo. En un momento donde los cambios se han acelerado vertiginosamente se necesita mucho más dinamismo por parte del movimiento independentista. Sin identidades colectivas activas, sin identidad nacional y cultural propias no se puede dar un proceso de emancipación y desanexión de los Estados español y francés; pero a su vez, también, sin entender la complejidad y volubilidad de las identidades del mundo actual, y sobre todo, sin dotar al movimiento independentista de reivindicaciones socioeconómicas concretas, tampoco podremos movilizar mayorías sociales alternativas. La reivindicación de un sistema democrático real, de la democracia radical y de la democratización de la economía, junto al blindaje constitucional de los derechos sociales universales, son el plus imprescindible a añadir a las reivindicaciones clásicas.
El éxito del proceso catalán necesita del apoyo de un proceso paralelo, pero diferente, en Euskal Herria. La posibilidad de éxito de un proceso que lleve a la Euskal Errepublika depende del éxito de la República Catalana. Se precisa acelerar el reloj del cambio político. Poner en paralelo ambos procesos no es pedir a las/os catalanas que ralenticen el suyo, nos exige, en cambio, acelerar el nuestro. Correr con los mismos riesgos que nuestras amigas/os de la costa mediterránea. Esa es la mejor forma de solidaridad y esa es la mayor garantía del éxito para ambos pueblos.